"Historias en Terrícolandia: El asfixiante globo terráqueo (II)".
El contenido publicado a continuación pertenece al libro titulado “El asfixiante globo terráqueo” que forma parta la Trilogía Terrícola publicada en Amazon en el siguiente enlace:
Iremos publicando diariamente los diversos capítulos (o partes) de todos los libros que componen la Trilogía para que los lectores que nos sigan los puedan leer de forma gratuita. Para aquellos que les guste el contenido de lo que publicamos y prefieran adquirir el libro para no tener que esperar a leerlo por capítulos (o partes) pueden hacerlo en los siguientes enlaces:
https://amzn.to/3OSKC5H (Versión digital)
https://amzn.to/3NTfJg8 (Versión papel)
Video:
Imágenes: Pixabay.
© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 2
No pasa nada por ser políticamente incorrecto. Peor es, ser políticamente idiota.
No pasa nada por ser un permanente ingenuo soñador. Peor es, ser un continuo e insaciable imbécil.
No pasa nada por querer viajar a las estrellas. Peor es, hacerlo con rumbo a ninguna parte.
No pasa nada por mirar de frente. Peor es, dejar que la cabeza cuelgue del cuello, continuamente inclinada hacia el suelo en señal de sumisión.
No pasa nada por soñar despierto y dejar volar la imaginación a su libre albedrío. Peor es, refugiarse en el espacio asfixiante de los propios fracasos y limitaciones.
No pasa nada por hablar, e incluso discutir con uno mismo. Peor es, desconocer por completo a tu “otro yo”.
No pasa nada por no esconder tus pensamientos detrás de palabras falsas y huecas, disfrazadas con la careta de la hipocresía. Peor es, decir siempre “amén” a todo, cuando en realidad estás pensando lo contrario.
No pasa nada por ir en la dirección contraria de la que se supone que debe ser la correcta. Peor es, seguir de forma mecánica y absurda el camino de los borregos. No pasa nada por pasear descalzo por la playa y que las olas te sorprendan mojando tus pies. Peor es, ir siempre calzado con unos opresivos zapatos que nunca te atreves a quitar por mucho que te aprieten.
No pasa nada por no ser perfecto. Peor es (mucho peor), pretender serlo.
No pasa nada por equivocarse, lo que verdaderamente cuenta, es ser uno mismo, con virtudes y defectos, y quien nos los tenga, es que no pertenece a este planeta, es decir, que se puede ir largando ya.
¡No pasa nada, así que tú tranquilo!
Capítulo 3
Si hacemos un pequeño ejercicio de creatividad mental, y nos imaginamos que en el interior de nuestro cerebro, tenemos un reproductor de música (formato a libre elección), con un ligero esfuerzo, podremos escuchar la melodía que suene en su interior, solo hace falta tener el suficiente sentimiento, la sensibilidad imprescindible y una mínima capacidad para emocionarse. En definitiva, simplemente es necesario, que la zona correspondiente al hemisferio cerebral derecho, no sea una tierra árida y se encuentre lo suficientemente regada, para que brote la vida en ella.
El sonido de la música, siempre nos recuerda, si le prestamos un poco de atención, que la existencia del ser humano no es excesivamente larga, y que hemos de aprovechar el tiempo, para hacerlo los más productivo posible, exprimiendo todo el jugo a cada día vivido, como si fuese el último de nuestro paso (fugaz) por la tierra.
En resumidas cuentas, no hay que perder ni un segundo, en aquellos asun- tos que generalmente no nos llevan a ninguna parte, y que al final, van en contra de nuestros propios intereses, porque atienden más a los deseos de otras personas, que muchas veces, ¡y eso es lo verdaderamente lamentable e inadmisible!, quieren imponernos a toda costa sus opiniones, deseos e incluso (¡manda huevos!) sus caprichos.
Siempre hay que seguir el sonido de nuestra propia música, y nunca escuchar la que nos quieren tocar los demás, ni tan siquiera el estribillo, que es un preámbulo con trampa que finamente y con astucia calculada, nos lleva al engaño, si nos dejamos engatusar.
Y si para ir a nuestro propio ritmo, hemos de llevar el paso cambiado, se va, ¡y no pasa nada, faltaría más! Si al resto de la gente no le gusta, no es nuestro problema.
Si uno sigue una marcha musical que no es la suya, y lo hace por complacer a los demás, o por miedo, e incluso por educación, que de todo hay, lo único que se consigue, es traicionarse a uno mismo, y eso sin duda alguna, es de la amplia gama de errores que un ser humano puede cometer, uno de los peores.
“Si un hombre no va al mismo paso que sus compañeros, quizás sea porque oye un timbal distinto. Dejémosle seguir el paso de la música que oye, sea acompasado o irregular”.
(Thoren).
Capítulo 4
Los pensamientos te permiten llegar a conclusiones, en las que puedes estar acertado o equivocado, a continuación expongo algunas de ellas, y aunque al final, el pelo se me ha caído, nada tiene que ver con el hecho de pensar.
A veces se nos presentan en la vida, grandes problemas, que en ocasiones se convierten (o los convertimos) en obstáculos difíciles de superar. Son como grandes muros de hormigón que obstinadamente nos empeñamos en derribar, sin pararnos a pensar, que lo más fácil en vez de destruirlos, es rodearlos. La rocosa mezcla de cemento y áridos va a resultar demasiado dura, y por estrellarnos una y otra vez contra ella, no vamos a conseguir destrozarla nunca.
Mal asunto es esperar que el mal de unos suponga la felicidad de otros. Si por desgracia alguien tiene que utilizar una silla de ruedas para desplazarse, podrá sentirse más identificado con su entorno, si el resto de la gente con quien convive tiene la misma limitación, pero no por ello la persona en cuestión va a ser más feliz. Eso solo lo logrará el día que pueda llegar a caminar por sus propios medios.
Desde tiempos remotos el ser humano pretende sin cesar, escalar la montaña de la sabiduría, y lucha sin descanso por llegar a la cima, pero eso solo sucederá, cuando el hombre tenga respuestas para todas las preguntas que se pueda plantear dentro de su cabeza. Hasta que llegue ese momento, el verdadero sabio, es el que de forma permanente y con la curiosidad de un aprendiz, busca sin cesar, la solución para resolver todas las dudas que tiene.
Hay ocasiones en la vida que la fortuna cae de tu lado, y te encuentras cosas buenas, incluso excelentes, sin buscarlas. Por desgracia, esto no es lo habitual, y el que quiere encontrar algo que merezca la pena, tiene que buscar con insistencia, con fe y sin desanimarse nunca, pero siempre con lógica. No hay que caer en la paranoia, de aquel que deja su jardín como un auténtico queso “gruyere”, de tantos agujeros que le hace excavando de forma compulsiva, buscando un cofre lleno de monedas de oro, que nunca aparece, ni lo hará en el futuro (salvo que el jardín destrozado sea el del Pirata Barbarroja). Sigamos pues buscando, pero con los pies en el suelo.
El mal llamado hombre primitivo (o cavernícola, para entendernos mejor), ese que pintaba las paredes de las Cuevas de Altamira, era mucho menos bruto que algunos Gurús modernos del Siglo XXI, que manejan el mundo a su antojo con un cerebro de piedra (¡estos sí que son prehistóricos, y de qué manera!).
Vivir enganchado de forma permanente a los buenos tiempos disfrutados en el pasado y compararlos con el presente, no resulta muy rentable, sobre todo si el momento actual, ya sea a nivel personal y/o profesional, aun siendo aceptablemente bueno, no es tan exitoso como el vivido en otras épocas.
El comportamiento autodestructivo te permite obtener rendimiento a corto plazo, tan solo hace falta alimentar bien la hoguera de la negatividad, que no falte nunca madera que a modo de combustible sirva para quemar la autoestima, la motivación y la autoconfianza, seguro que en breve, el éxito estará asegurado.
Es evidente que el ser humano tropieza una y otra vez contra la misma piedra. Cuántas veces dejamos que los pensamientos negativos se apoderen de nosotros y nos pasamos horas, días, incluso mucho más tiempo atormentándonos por situaciones que todavía no han sucedido. Sin embargo, nosotros con nuestra actitud equivocada, damos por hecho que sucederán, y cuando esto no es así, solo en ese momento, nos damos cuenta de que hemos sufrido sin motivo alguno. A pesar de eso, volverá a suceder lo mismo, al día siguiente, dentro de un mes o al año, y de nuevo seremos víctimas de un sufrimiento autoprovocado. No olvidemos que los seres humanos somos los únicos “animales”, que tropezamos siempre en la misma piedra, que nos damos cabezazos contra el mismo muro, y que metemos el pie en el mismo charco.
Capítulo 5
No quiero ser como tú. Quiero ser como yo. No quiero tu perfección. Quiero mis defectos. Son solo míos. Me pertenecen, además les he cogido cariño. Prefiero equivocarme. Aprender de mis errores y rectificar, antes que pasarme de listo. No quiero ser tan sabio, pero desde luego, que tonto no soy. No quiero ser tan guapo. No quiero ser tan alto. Simplemente prefiero ser como yo. Con mis fallos. Con mis temores. Con mis inseguridades. Con mis meteduras de pata, pero ante todo, quiero ser humano. Tan solo una persona. Imperfecto. Como todo el mundo, ¡excepto tú!, que eres perfecto. Más que eso. Eres “pluscuamperfecto”, pero a pesar de ello:
¡YO NO QUIERO SER COMO TÚ!
Así que, mete tu perfección donde te quepa. Y de paso haces lo mismo con tu prepotencia. Guarda tus consejos para el que te los pida. Pero no vayas de perdonavidas. Ni de salvador. No estás para salvar a nadie. Más bien todo lo contrario, ya que lo que necesitas con urgencia, es que alguien te rescate, ¡pero de ti mismo!
¡Y después de todo lo dicho, desperté, y me levanté como nuevo! ¡Y además, mano de santo cuando lo llevé a la práctica!
Quizá haya muchos, que tengan alguien cercano (hombre o mujer), pareja, compañeros de trabajo, amigos, vecinos o parientes más o menos lejanos, que les hagan pensar en lo que dice este texto, pero trasladando la conversación, del sueño a la realidad. Pues nada, el que necesite desahogarse y sacar todo lo que le corroe por dentro, ya sabe... ¡o qué se calle para siempre, y siga tragando!
Capítulo 6
Mírate al espejo y pregúntale a la persona que tienes enfrente lo siguiente:
¿Soy esclavo de mi mente y necesito liberarme definitivamente de esa esclavitud?
¿Escucho con frecuencia esas voces que salen de mi interior solicitando mi atención, o por el contrario, permanezco completamente ajeno a ellas?
¿Por qué me torturo con un pasado desastroso, cuando es algo que ya no existe?
¿Busco a veces con insistencia a personas que tienen en común conmigo, su visión negativa de la vida?
¿Puedo llegar a ser tan masoquista como para sentirme cómodo cuando en determinados momentos, vivo en un estado de total insatisfacción?
¿Prefiero llevar una vida rutinaria y aburrida, y en ocasiones desgraciada, por temor a lo desconocido cuando no me atrevo a realizar un cambio drástico en ella?
¿Por qué en determinados momentos me indigesto intencionadamente con raciones extras de negatividad?
¿Soy capaz de descubrir siempre, esa especie de tortura mental que se esconde en mi cerebro, y que me provoca un continuo dolor, hasta que encuentro su escondite y hago todo lo posible para que desaparezca?
¿Me doy siempre cuenta de que si hoy es un día especialmente desagradable para mí, tan solo he de esperar con un poco de paciencia a que llegue mañana, y que las cosas sean completamente diferentes?
Capítulo 7
Siempre hay charcos en los que uno suele meter el pie con frecuencia:
Problemas: Los únicos problemas reales son los que existen hoy, los que se vislumbran en el futuro, todavía no se han producido, por lo tanto es inútil tratar de solucionarlos antes de tiempo, ya que muchas veces ni llegan a suceder y en otras ocasiones se resuelven por sí solos. Otra cosa bien distinta, es ser previsor ante determinadas situaciones problemáticas, que tienen visos de llegar a ocurrir en un tanto por ciento de probabilidades bastante alto.
Sufrimiento: Si te dicen que la grasa saturada, eleva de manera peligrosa los niveles de colesterol, la decisión de tomar alimentos que la contengan, es solo tuya. Con el sufrimiento ocurre lo mismo, ya que son muchas las personas que de forma permanente se nutren de pensamientos negativos, que las llevan a pasarlo mal innecesariamente, aunque desde luego, están en su pleno derecho de hacerlo. Pero han de ser siempre consecuentes con su forma de actuar, ya que luego, lo que no pueden hacer es quejarse de las consecuencias adversas de seguir el camino por el que han decidido desplazarse. En lo físico, por la ingesta nada saludable de la grasa anteriormente indicada, que pone en riesgo la salud del corazón, y en lo mental, por esa forma de pensar en negativo que arremete con gran saña contra el cerebro.
Errores: En gran número de ocasiones, cometer errores, se convierte en un hecho habitual en la vida de las personas, y muchas veces, esa repetición continuada de equivocaciones, tiene su origen en algo que atenaza con excesiva frecuencia, la existencia del ser humano, no estamos refiriendo al miedo. En infinidad de ocasiones, las personas a lo largo de su vida, son víctimas de una especie de pánico paralizante, que hace que se les nuble la razón y no sepan acertar, en todas aquellas decisiones que en un momento determinado han de tomar. Y quizás, el auténtico error radica más en el hecho de no hacer nada, que en actuar y equivocarse.