"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (VII).
El contenido publicado a continuación pertenece al libro titulado “Superviviente en un planeta llamado Tierra” que forma parta la Trilogía Terrícola publicada en Amazon en el siguiente enlace:
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Imágenes: Pixabay.
© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 31
Muchas veces, quizá demasiadas, las personas nos colgamos etiquetas que no nos corresponden. Unas dan como resultado, una valoración excesiva de nuestras cualidades, y en otras se manifiesta una clara tendencia a lo contrario, es decir, a infravalorarse. En ambos casos, los resultados del etiquetado, pueden dar paso a consecuencias negativas, por lo tanto, habrá que estar atentos a pegar la etiqueta, siempre en el sitio que le corresponda.
Capítulo 32
No es asunto de nadie meterse a juzgar la forma de vida de los demás, de la misma manera, que a nadie le gusta, que otros metan las narices en su vida. Por lo tanto, que cada cual procure tener en orden sus asuntos, y su casa limpia, porque resulta bastante incongruente, que algunos vean suciedad donde vive su vecino, pero no se den cuenta de que tienen su suelo lleno de porquería, incluso, en algunos casos concretos, los hay que nadan en basura (literalmente hablando).
Capítulo 33
Si la historia de tu vida, es inventada (aunque no lo sepa nadie), siempre corres el riesgo, de que a fuerza de repetir una y otra vez las mismas mentiras, tú mismo, te las acabes creyendo (hay que ser tonto con avaricia para que eso suceda), y eso hace que corras el riesgo, de que no sepas quien eres, ni donde te encuentras, y desconozcas por completo la dirección en la que vas, algo demasiado peligroso, para que puedas salir indemne de tus delirios.
Otra cosa muy diferente, es que de vez en cuando le des cuerda a tu imaginación para inventar cierto tipo de fantasías que en un momento dado te permitan huir de una realidad que te agobia.
Capítulo 34
Hay que mirar muchas veces con detenimiento, si merece la pena el porcentaje de euforia que logramos, al conseguir determinados objetivos que nos proponemos en nuestra vida, a cambio del tanto por ciento de decepción, igual o superior, que los daños colaterales del logro obtenido, pueden traer consigo. Y esto podemos aplicarlo a muchos apartados de nuestra vida, tanto en lo que se refiere al aspecto sentimental, como el económico o el profesional.
Hay ejemplos claros, que lo demuestran, sin ir más lejos, en la vida laboral. Cuántas veces hay personas que son capaces de cualquier cosa incluso pegarse, pasando por otro tipo de acciones también lamentables, como hacer chantaje, amenazar, o vender a su propia madre, si hace falta, y todo, para ascender en la empresa, y conseguir ese puesto soñado con despacho incluido y placa dorada en la puerta (con el nombre y el Don delante, y el cargo de Director y lo que siga, más una secretaria, o dos mejor, y que estén buenas, si puede ser y no es mucho pedir), aunque a cambio, haya que soportar a un Jefe (siempre hay uno, que está por encima, aunque se ocupe un cargo importante) prepotente, tirano y en muchas ocasiones, incompetente, tanto, que incluso necesita apropiarse de las buenas ideas de sus subordinados para demostrar su valía y justificar la posición (inmerecida) que ocupa.
Capítulo 35
La diferencia que existe entre el ingenio que poseen los seres humanos, queda de manifiesto cuando se establece la comparación entre unos y otros, y vemos a esos (pocos) que en cualquier momento, pueden sacarse de la manga fuegos artificiales y a los (demasiados) que sin embargo, aunque lo intenten con un esfuerzo admirable, son casi incapaces de encender una cerilla, incluso cuando disponen de tiempo ilimitado para ello y una cantidad enorme de fósforos a su disposición.
Capítulo 36
La mejor forma de no verse condicionado por los propios defectos (físicos o psíquicos), es no estar continuamente describiéndolos a los demás, y muchos menos entrando en detalles muy específicos de los mismos.
Por una parte, si los repetimos en exceso, lo único que conseguimos, es agrandarlos y por otro lado, hay personas que abusando de nuestra confianza y no respetando para nada la confidencialidad, usarán lo que les hemos contado en secreto, para su propio beneficio o incluso para ridiculizarnos.
¡En boca cerrada no entran moscas!, y como mucho algún mosquito que se cuela, cuando bostezamos de aburrimiento, algo que es inevitable cuando vemos todos los días en televisión a los políticos contar lo mismo de siempre, prometiendo lo que casi nunca van a cumplir e insistiendo en que van a limpiar la corrupción que hay en el país, cuando en realidad lo que hacen la mayoría de las veces, es esconder la basura debajo de la alfombra, que en muchas ocasiones, resulta ser la suya.
Capítulo 37
La felicidad es algo que unos creen tener, pero su concepto de felicidad, se viene abajo con facilidad, incluso con esos pequeños temblores de la vida, que tumba los débiles cimientos cuando están construidos tan solo con cosas materiales. Y cuando el temblor, deja paso al terremoto existencial, entonces, la felicidad desaparece por completo, y sin margen para la asimilación, se pasa de inmediato de ser feliz a ser desgraciado.
Capítulo 38
La empatía, es una cualidad muy valorada en el ser humano. Eso de ponerse siempre en el lugar de la persona que tienes enfrente para poder entender mejor sus problemas e intentar ayudarla, es muy loable. Sin embargo, muchas veces, eso lleva al empático a pillarse disgustos (enormes, incluso) por acontecimientos negativos que han sufrido otros, que pueden ser a su vez, personas carentes de empatía, y que no van a reaccionar de la misma forma, si la situación se produce a la inversa.
Capítulo 39
Lo que uno vale, lo determina uno mismo. No eres tú el que tienes que demostrarlo a los demás, son ellos los que tienen que valorarlo si quieren. Si las relaciones humanas fueran como la fruta madura, sé árbol y deja que esta cuelgue de tus ramas, alguien la arrancará o no, pero no vayas ofrecerla como un vendedor de fruta que pretende colocar su mercancía, porque unos no la quieren, a otros nos les gusta, y otros no la necesitan y muy probablemente muchos tengan un concepto equivocado de como sabe, pero ese es su problema y no el tuyo.
Capítulo 40
La vida del ser humano es como el cine y cada persona debe de ejercer de guionista, intérprete y director de su propia película, aunque eso, lleva a algunos a la confusión, ya que su exceso de ambición hace que quieran abarcar demasiado y meten en la boca más cantidad de lo que pueden llegar a masticar, y esto sucede cuando algunos pretenden interpretar varios papeles al mismo tiempo e incluso, quieren ser siempre los protagonistas de la historia, sin dejar sitio para los demás.
Fran Laviada