Historias en Terricolandia: "Futuro imperfecto ".

Nunca llegué a imaginar cuando iba al colegio, la dirección por la que me iba a llevar la vida. Así que después de aplicarme muy a fondo en la tarea, poniendo en ella mis cinco sentidos y a base de interminables horas de estudio, además de mucho esfuerzo y una gran dedicación, me he convertido en un auténtico Licenciado en derrotas, en un verdadero Especialista en fracasos y en un reputado Experto en frustraciones.
¿Curioso, verdad?
"Las crónicas del SUPERVIVIENTE" (9).

Imagen: PIXABAY CDD20
"Muchas veces la solución de nuestro problema en la vida no consiste solo en buscar agua en el desierto para no morir de sed existencial, lo verdaderamente grave es estar atrapado y que la jaula de la ofuscación nos impida ni tan siquiera movernos".
Historias en Terricolandia: "La vida real".
La cruda realidad en forma de poderosa Señora del presente, dueña de vidas y destinos, e implacable a la hora de desarrollar una exigente y muchas veces, opresiva existencia, me obligó a subir al territorio fértil donde habita el pájaro libre de la creatividad, para que sus alas me guiaran al mundo de la fantasía, ese en el que los sueños dulces (y a veces, no tanto, incluso agrios, algo sin duda inevitable) son siempre posibles y uno tan solo ve, lo que quiere ver.
Sin tiempo para la duda, volé decidido sin parar y me pregunté:
¿Qué dirección seguir? Y yo mismo me respondí: ¡Hacía el lugar al que la imaginación me lleve!
Y las alas que me trasladaban a un nuevo Universo, se agitaron poco a poco, con más fuerza, haciéndome volar cada vez más rápido, y ahí sigo, aunque soy plenamente consciente que tarde o temprano tendré que volver a la realidad y poner los pies en el suelo de nuevo. La tierra firme es dura, pero segura, aunque a veces el aterrizaje sea forzoso y a pesar de que el suelo de la entelequia es blando y acogedor como un colchón, también existe la posibilidad de que me pueda hundir en él y me devore sin piedad.
De sobra sé, que subir a la Luna y pasar una temporada allí arriba, es estupendo, estimulante y a la vez tranquilo, pues en lo fantástico encuentro casi siempre la paz interior para flotar en el mundo de la ficción. Pero el regreso a la Tierra, se hace inevitable. Esa es la diferencia entre el cuerdo y el loco, ya que quien mezcla fantasía con realidad, sin saber distinguirlas, entra de lleno en el territorio de la enajenación mental (transitoria o permanente, en función del sujeto practicante) de la desmesurada creatividad (en el equilibrio, siempre está la virtud), por eso el loco, nunca regresa y se queda para siempre en la Luna.
"El humor me salva del abismo" (Capítulo XXXVII).
"Las crónicas del SUPERVIVIENTE" (8).

"Cuando todo está en calma la bondadosa paz del silencio te envuelve y en medio de la oscuridad una diminuta luz es suficiente para no perderse en el inmenso camino de la existencia".
Historias en Terricolandia: "Agotamiento existencial".


Fue un día muy duro de trabajo en mi restaurante de comida rápida, aunque siendo sincero, mejor sería decir basura, no quiero utilizar eufemismos baratos para justificar mi actividad laboral. Doce horas sin parar y a un ritmo frenético, y tan solo unos minutos para un tentempié, aunque eso sí, el negocio iba fenomenal, era una auténtica máquina de hacer dinero.
El esfuerzo había merecido la pena, la caja estaba a rebosar, repleta de billetes apelotonados como sardinas en lata, parecía que iban a cobrar vida y salir disparados de su habitáculo, formando un confeti de euros desparramados por todo el local como una lluvia torrencial de gotas transformadas en dinero. Sin embargo, en medio de aquel agotamiento, pensé convencido, que la pasta no era el principal objetivo de mi vida, pues me faltaban cosas mucho más importantes y en ese momento fui consciente de que mi vacío existencial, era lo que cada día me dejaba exhausto, y no mi jornada laboral, por muy larga y exigente que fuera.
Decidí cambiar de vida, y salir de la asfixiante rutina diaria, así que mandé el restaurante al carajo, y ahora voy de un lado para otro en una destartalada furgoneta, con mi puesto ambulante de perritos calientes y hamburguesas, que me permite estar cada día en un sitio diferente y trabajar el tiempo que me apetece, eso sí, sigo vendiendo comida basura, porque de algo he de vivir.
"El humor me salva del abismo" (Capítulo XXXVI).
"Leer y escuchar".

"El humor me salva del abismo" (Capítulo XXXV).
Leer y escuchar.
"Las crónicas del SUPERVIVIENTE" (7).

"Quizá el conocimiento del prójimo sea un asunto de ubicación y si lo ves todo desde arriba tú percepción de la realidad puede ser más acertada, aunque el problema de volar sin alas tiene menos que ver con el despegue y más con el aterrizaje, ahí está siempre el verdadero peligro".