"Historias en Terrícolandia: El asfixiante globo terráqueo (y III)".


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© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 8
Son muchos los momentos en los que el ser humano experimenta a lo largo de su vida, una sensación que le hace sentirse completamente vacío, como si en su interior, tan solo existiera la nada más absoluta. Y el intento de llenar esa especie de hueco desierto y a la vez desaprovechado, resulta inútil, a pesar de emplear en ello la mejor de las voluntades y el mayor de los esfuerzos.
Quizá ante esto, puede resultar acertado hacer caso a las enseñanzas budistas, que nos permiten encontrar la explicación más adecuada al problema, y al mismo tiempo conseguir la tranquilidad necesaria para poder asimilar de manera natural, las circunstancias existenciales que nos afectan.
“El Sutra del Corazón”, que es uno de los textos más conocidos del Budismo, y a la vez de los más antiguos, dicen que “vacío es forma, y forma es vacío”, que viene a ser algo parecido a que la esencia de todas las cosas es el vacío, o al menos así se puede interpretar por los que admiramos la Filosofía Budista, aunque seamos unos grandes desconocedores de la misma, sobre todo en cuanto a la profundidad de sus contenidos.
Quedamos pues, algo más tranquilos en nuestra infructuosa labor de llenado.
Capítulo 9
Decía el conocido psicólogo y pedagogo Bernabé Tierno en su estupendo libro “Optimismo Vital”, que existen dos clases de personas, por un lado aquellas que transmiten energía positiva y que él llama Personas Medicina y las que son todo lo contrario, a las que el autor se refiere como Personas Tóxicas.
La denominación nos parece perfecta para calificar a los individuos que se encuentran en un grupo o en el otro.
Hay personas que están continuamente al Sol, que cargan la pila de su existencia con positividad permanente, con energía constructiva, están siempre al lado de la luz y su mente rebosa optimismo por todos los poros de su piel. Viven siempre en el HOY, y no se dejan atormentar por los descalabros que han tenido en un pasado que ya no existe.
Tampoco se preocupan en exceso de un incierto futuro que todavía no ha llegado y saben disfrutar del momento con lo poco o mucho que cada nuevo día les trae.
Las personas Soleadas, son las que saben tomar las riendas de su vida, se construyen a sí mismas, es decir, son los auténticos arquitectos de su existencia. Como vulgarmente se dice, transmiten buen rollo. Son amigables y saben animar a su entorno cuando la situación lo requiere, procurando mejorar el bienestar de aquellos que les rodean. Saben transformar sus experiencias desfavorables en lecciones provechosas para que les sirvan de permanente aprendizaje, y de esa forma no tropezar dos veces con la misma piedra, aunque es bien cierto, que este es un objetivo complicado que no siempre se consigue alcanzar, pues de sobra es conocido que el ser humano se golpea muchas veces con el mismo obstáculo, quizá demasiadas, antes de darse cuenta y asumir sus errores y torpezas, para tratar de evitarlos en la medida de lo posible. Y eso en el mejor de los casos, ya que hay personas que viven en la equivocación permanente, e incluso la han adoptado como forma de vida.
La gente que vive al Sol, siempre está dispuesta a sumar, animar, crear y crecer.
Del otro lado tenemos a las personas que viven siempre debajo de la Nube, en esa especie de semi-oscuridad permanente, que solo ven el color gris, y eso, en el mejor de los casos, pues hay gente que desarrolla su vida casi de forma continua, envuelta en una especie de manto cuyo principal protagonista es el negro, para su desgracia y la de quienes conviven con ellos.
Los Nubosos a diferencia de los Soleados, transmiten de forma continua energía negativa. Viven anclados en el NO más inflexible, y su existencia es un estado de frecuente malestar ya que se sienten desgraciados, se quejan continuamente de todo y se desenvuelven en una situación que se caracteriza la mayoría de las veces por la angustia y la frustración.
Los que tienen a las Nubes (mejor sería decir “nubarrones”) por techo, son personas que probablemente han dejado de controlar sus vidas, ya que la han puesto en manos de otros, ya sea por falta de personalidad, de iniciativa o de capacidad, e incluso por ser en exceso cómodos. Lo que sí está claro, es que no ejercen de albañiles a la hora de ir poco a poco, día tras día, colocando los ladrillos del edificio de su vida.
Si se vive envuelto en lo negativo es más fácil que las tendencias de tipo destructivo aparezcan y quienes han hecho de su vida un terreno abonado al signo menos, tienen todas las papeletas para desarrollar situaciones conflictivas con las demás personas, en especial con las más cercanas a ellos e incluso consigo mismos.
La vida del lado de la Nube, es un ejercicio continuo de quitar y no añadir nunca. Siempre de restar sin descanso. Los pensamientos se vuelven oscuros como la propia existencia de quienes viven así.
Y al final nos damos cuenta de que tanto los unos como los otros, ya sean los que viven al lado de la claridad cobijados por el acogedor calor del Sol, como los que se refugian bajo la tristeza de tener siempre las Nubes por sombrero, solamente se diferencian en una cosa, que es su forma de pensar.
Nota.- Cuando hablamos de personas, las verdades absolutas no existen, y por eso hay también individuos que viven pasando continuamente de un lado a otro, unas veces están al Sol y otras debajo de las Nubes. Lo importante es que se den cuenta de qué lugar les beneficia más, en qué sitio son más felices y a partir de ahí sepan elegir con sabiduría, que en estos casos es una virtud fundamental para saber huir de lo que en verdad nos amarga la existencia y nos hace ser desgraciados.
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado”
(BUDA)
Capítulo 10
La anestesia ante el dolor (más espiritual que físico), debe de salir siempre de nuestro interior, ya que, caer en el uso (y abuso) habitual de diversos elementos calmantes, a la vez que artificiales, acabará creando, sobre todo en aquellos mentalmente más débiles (o especialmente sensibles a los reveses implacables de la adversidad), una adicción profunda, que terminará convirtiendo a la persona en esclavo de su (supuesta) medicina.
Lo que en principio parecía ser el remedio mágico e infalible, se convierte irremediablemente en el problema, una vez transcurrido el tiempo, y en muchas ocasiones se transforma por desgracia, en un asunto complicado y de muy difícil solución.
Capítulo 11
No cabe duda alguna, que lo único real que existe en la vida del ser humano, es el presente, el hoy, ayer ya pasó, y mañana no llegó. No obstante, siempre que nuestras emociones se canalicen de forma positiva, podemos echarle una mirada de reojo al pasado, o dirigir la vista a lo lejos para ver lo que el futuro nos puede deparar, con un enfoque real, pero siempre bajo la bandera del optimismo, ya que lo uno en absoluto está reñido con lo otro, y si así los hacemos, estamos nutriendo a nuestro cerebro con una alimentación sana, y no con comida basura, que es aquella que nos sirve de alimento cuando abrazamos al muñeco de la negatividad.
Si centramos nuestras emociones, por ejemplo, en el mundo de la actividad física y el deporte, porque somos practicantes habituales de ejercicio en sus diversas formas (como es el caso de quien escribe), podríamos establecer el pasado y el futuro con el siguiente enfoque positivo en cada caso.
Emociones de Ayer: Aquí podríamos referirnos a la satisfacción de haber conseguido un objetivo personal, como puede ser, haberse recuperado de una lesión después de muchos meses de inactividad, a base de constancia y sacrificio, trabajando en un determinado programa de recuperación.
Emociones de Mañana: En este caso, el ejemplo a aplicar, puede ser el de ese corredor que afronta su primera carrera de Maratón, esos 42 kilómetros y pico, que el deportista se ha propuesto recorrer, y para los cuales se ha de preparar afrontando el reto con gran optimismo y enorme autoconfianza.
Nos queda por último, lo que estamos viviendo en el momento, el aquí y ahora. La realidad de la vida diaria. Lo que existe, que en definitiva, es lo único verdadero.
Emociones de Hoy: Aquí el enfoque podemos hacerlo sobre un deportista aficionado que todos los días se entrena por su cuenta, ya sea, correr, nadar o patinar, por citar algunos ejemplos, y afronta es trabajo físico diario con un gran entusiasmo y con la satisfacción que le produce hacer deporte, aunque esto suponga siempre un gran esfuerzo y sacrificio.
En definitiva, el objetivo, es canalizar las emociones siempre de forma positiva, tanto las que estamos viviendo en el momento, que son las más importantes obviamente, como las que hemos vivido y las que pueden venir, si las esperamos con una buena predisposición anímica, y para todas nos apoyamos en conceptos como satisfacción, optimismo, autoconfianza, entusiasmo, y muchos otros similares que pertenece a la familia del vivir siempre en positivo.
Capítulo 12
En la vida real casi siempre aparece el tocapelotas de turno, también conocido como rompehuevos, que de pronto interrumpe el mejor momento del día de alguien, alterando esos instantes de tranquilidad, tan escasos y a la vez, de tanto valor para quien tiene la suerte de disfrutarlos, para contarle una estupidez o simplemente para soplarle al oído, el último chisme de moda.
En los sueños, sucede algo muy parecido, cuando el maldito despertador suena (algo que en ocasiones resulta auténticamente insoportable, sobre todo, cuando alguien está de “resaca”) siempre fastidiando la mejor de las fantasías, esas en las que uno se encuentra en una paradisíaca isla (da igual su ubicación en el mapa, pero cuanto más lejos mejor), acompañado por un grupito de rubias y morenas, y de cualquier raza, todas son bienvenidas, que lo miman, lo cuidan y están siempre atentas a todos sus caprichos, ya que es el único macho del lugar y ellas solo viven para complacer sus deseos, en una generosa y abnegada labor de protección de la especie (masculina, en este caso).
Hay sueños que tendrían que ser eternos, sobre todo cuando, la vida real, esa que solo aparece cuando estás despierto, se hace tantas veces insoportable.
Capítulo 13
¿Y esto de qué va?
¿Quién conoce realmente lo que es la vida?
¿Alguien puede descifrar este misterio?
¿Cuál es el verdadero sentido que tiene la existencia humana?
Dijo una vez el famoso escritor alemán Goethe “que no hay nada más peligroso que un ignorante activo,” y tenía el hombre toda la razón.
Uno no puede andar por el mundo sin saber lo que se trae entre manos, hay que espabilarse de una vez y espantar de la cabeza, como si de una mosca cojonera se tratase, ese analfabetismo tan exacerbado, ese profundo y dañino desconocimiento, esa enorme y limitante “empanada” mental que hace al hombre tan pequeño como una hormiga, tan simple como un botellín de agua mineral (sin gas), tan imbécil como aquel que se cree que está por encima del bien y del mal, tan vulgar como una alpargata de esparto y sobre todo tan sumamente “retrasado que acaba siendo el último de la fila, el vagón de cola, el farolillo rojo, el burro de la clase, el más torpe del pelotón, el colista de la categoría o un completo lelo como Forrest Gump”.
Sin embargo hay que tener cuidado (mucho), con esos falsos predicadores del Siglo XXI, con estos nuevos profetas de la era de la informática, el “botellón” hueco de la ignorancia, y los intereses usureros del capitalismo bancario, que con un sermón barato, propio de un televendedor de tercera categoría, o de una estudiada estrategia de marketing de andar por casa, te dirán que te has apartado del camino de la verdad, de la razón y del conocimiento y trataran de hurgar en la mente del prójimo (sobre todo del más débil, ya sea por déficit intelectual o por incultura), a esos, ni caso.
“Siempre, mejor solos que mal acompañados”, la excursión comienza y el ascenso a la montaña de la razón y la verdad es un largo (mucho) y duro (demasiado) desplazamiento, así que durante el recorrido que no se os olvide beber a grandes tragos de las fuentes del saber que os encontrareis durante el camino.
Hay que procurar en la medida de lo posible, que se quite lo más rápidamente del hemisferio cerebral, esa costra de subdesarrollo que los políticos aportan año tras año a la vida diaria del sufrido y paciente ciudadano de a pie, gracias también a esos malos hábitos sociales adquiridos a golpe de tragar con todo y sobre todo a la pegajosa tradición (desfasada tradición) que algunos (o muchos) confunden con la sabiduría popular y que tantos males es capaz de causar a la convivencia entre las personas.
Muchas veces la ignorancia se apodera de todos nosotros y se pega a nuestro ser como el óxido a la chapa y se acaba confundiendo lo uno con lo otro llegando a un extremo tal, que no basta con saber más, primero hay que desaprender (eso es sin duda alguna, lo más complicado) para volver a empezar y aprender de nuevo.
Sería muy interesante que todos hiciéramos un ejercicio de autoinvestigación para escudriñar bien a fondo y llegar hasta el lugar más inaccesible del maravilloso y a la vez complejo funcionamiento de nuestro cerebro, a ver que encontramos, quizá alguno se llevaría una sorpresa, sobre todo los que no van a encontrar nada, que son más de los que pensamos.
Si solo pensamos en lo elemental, en lo intrascendente, en lo elemental, como:
¿Qué me pondré hoy para salir?
O, también:
¡Tengo que buscar sin falta un papel para la pared con unas tonalidades en rosa que me hagan juego con los respaldos del sofá del salón!, esto más bien es cosa de “ellas”, pero es que “ellos” también tienen lo suyo y en este caso, y como ejemplo tenemos algo parecido a:
¡Me cayeron tres pelos!, ¡pues vaya preocupación hombre!, (los guardas en una caja de madera si no quieres perderlos y asunto solucionado).
Pero ahí no queda la cosa, está también algo parecido a:
¡No sé si este verano iré de vacaciones al pueblo, o al Caribe, o mejor no voy a ningún lado y con el dinero que me ahorro compro un televisor de plasma con pantalla mega panorámica con sonido envolvente!
Podríamos seguir con unas y con otros y no acabaríamos:
¿Me hará juego la forma de los zapatos con el diseño de los pendientes?
¿Se me notará mucho el grano que me ha salido en la nariz?
¿Llamaré a Pepa para salir o mejor quedo con Lucy?
Y etc.
No nos quedemos en lo simple ni en lo superficial, el cerebro no se gasta por usarlo mucho y es una pena que una máquina tan perfecta apenas se utilice, incluso algunos lo tienen prácticamente intacto cuando les ponen el “traje de pino”, y llegados a ese punto, el “tarro” ya no vale, excepto para pudrirse.
Hay que procurar meterse como una taladradora en esa senda misteriosa y apasionante que es “uno mismo” y excavar y profundizar aunque muchas veces no guste lo que se ve, si bien, en ocasiones hay quien se lleva una agradable sorpresa:
¡Caramba, no pensaba que esto podía salir de mí! Incluso alguno se siente importante por darse un toque de intelectualidad inesperado que le va a permitir asomarse de cabeza, a un mundo desconocido, que no es otro, que el del conocimiento, pero de ahí, hasta llegar a la cima de la sabiduría queda un trecho muy largo que no todos están en condiciones de llevar a cabo, más desgana, que por capacidad.
Capítulo 14
Pienso, que para estar preso, no hace falta vivir en una cárcel, y si no, que se lo pregunten a esa gran cantidad de individuos que permanecen encerrados tras los barrotes de su propia mente, desempeñando un doble y antagonista papel, ya que son a la vez prisioneros y carceleros de sí mismos, y muchos de ellos, a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas, no son capaces de fugarse de su particular encierro.
Pienso, que es mejor desprenderse del pesado equipaje personal acumulado en el pasado, cuando es una carga tan enorme, que impide moverse con total libertad en el presente. Y lo realmente patético del caso, es que mucha gente no se da cuenta de ello, y arrastra año tras año ese peso absurdo, que además de hacer inútil el esfuerzo de llevarlo a la espalda, pues no vale absolutamente para nada, impide el desplazamiento libre, ágil y rápido en el momento actual, que es lo que de verdad importa.
Pienso, que en la vida, cuando se recorre un camino por primera vez, y se llega al final del mismo, es probable que en la mayoría de las ocasiones nos llevemos una decepción, ya que cuando hemos concluido el trayecto no encontramos lo que esperábamos (ni durante, ni al finalizar).
La conclusión, es que lo que es de verdad interesante las más de las veces, es volver (si se puede) a repetir el recorrido realizado, seguro que en el segundo viaje, descubrimos muchas cosas que provocarán nuestra atención, y que en el primer desplazamiento nos habían pasado totalmente desapercibidas. De tal forma que cuantas más veces repitamos el mismo camino, más y más descubrimientos iremos realizando. Es como mirar un cuadro, quizás la primera vez no nos diga nada, pero cuando se ha visto varias veces y nos hemos fijado con detenimiento en una serie de detalles, nos damos cuenta que existe una abismal diferencia entre el visionado inicial y el último que se ha realizado.
Y mientras, sigo pensando...
Capítulo 15
Quizá el planeta Tierra, no sea en realidad tan asfixiante, y lo que de verdad ahoga al ser humano es la soga que él mismo se coloca en el cuello, o la bolsa de plástico con la que se tapa la cabeza, o incluso cuando la mete debajo del agua y al final se queda sin aire, porque es incapaz de salir (o prefiere seguir sumergido, en un acto de masoquismo) a la superficie y respirar. O quizá es cierto que el planeta se está haciendo cada vez más irrespirable, porque el aire cada vez más contaminado de la maldad humana, acabará por teñirlo todo de negro. Quizá algún día lo sabremos, cuando ya sea demasiado tarde...
De una forma de otra, está claro que los terrícolas vivimos en un ambiente cada vez más hostil, más negativo, menos saludable, en el que respirar cuesta un poco más cada día (y no solo con los pulmones, también con el cerebro), y eso nos lleva a sentir esa sensación de ahogo que nos oprime y nos hace la existencia diaria más complicada, cuando menos, y también nos lleva a reflexionar y a hacernos preguntas sobre la “vida”, la nuestra primero, y la del prójimo después (la caridad bien entendida empieza siempre por unos mismo), para buscar respuestas y obtener conclusiones de tal modo, que se nos amontonan en la cabeza infinidad de pensamientos de todo tipo tales como:
A veces la “vida” te toca las narices de forma tan insistente, que uno llega a pensar, si la existencia humana, es en realidad, una broma pesada (y sin gracia.)
La “vida” es siempre, una búsqueda permanente, aunque no siempre se encuentra aquello que se busca, es más, cuántos hay, que se han pasado la vida buscando, y al final no han encontrado nada.
La “vida” irreal, es aquella en la que se han quedado todos los que viven de forma anclados en el pasado, olvidan el presente y están en exceso pendientes del futuro.
La “vida” es (muy) breve y si la desaprovechamos, es además de breve, absurda.
La “vida” es como el cine y cada persona debe de ejercer de guionista, intérprete y director de su propia película, aunque eso, lleva a algunos a la confusión, ya que su exceso de ambición hace que quieran abarcar demasiado y meten en la boca más cantidad de lo que pueden llegar a masticar, y esto sucede cuando algunos pretenden interpretar varios papeles al mismo tiempo e incluso, quieren ser siempre los protagonistas de la historia, sin dejar ningún sitio para los demás, algunos incluso quieren vender hasta las palomitas.
La “vida” es cruel para algunos, pero es una grave equivocación tratar de olvidarse de ella, perdiéndose en un mundo falso que te haga vivir ilusiones disparatadas e irreales.
Lo ideal, es crear un universo paralelo propio, pero siempre con los pies en la Tierra y no en la Luna, aunque en ese espacio ideal, serás cada cual, el que establezca sus propias reglas del juego.
“Hoy en día la civilización humana se está ahogando en un mar de mentiras”.
(L. Neil Smith)
“Nadie va a ir al rescate de un hombre ahogándose si su llanto es débil”.
(Sri Shatia Sai Baba)
“A cada momento necesito recordarme a mí mismo que he de respirar, que ha de seguir palpitándome el corazón”.
(Emily Bronté)
FIN
(De la Trilogía)
¡Si has leído la Trilogía completa y te ha gustado, te agradecemos que se la recomiendes a tus amigos y conocidos!
"Historias en Terrícolandia: El asfixiante globo terráqueo (II)".



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Capítulo 2
No pasa nada por ser políticamente incorrecto. Peor es, ser políticamente idiota.
No pasa nada por ser un permanente ingenuo soñador. Peor es, ser un continuo e insaciable imbécil.
No pasa nada por querer viajar a las estrellas. Peor es, hacerlo con rumbo a ninguna parte.
No pasa nada por mirar de frente. Peor es, dejar que la cabeza cuelgue del cuello, continuamente inclinada hacia el suelo en señal de sumisión.
No pasa nada por soñar despierto y dejar volar la imaginación a su libre albedrío. Peor es, refugiarse en el espacio asfixiante de los propios fracasos y limitaciones.
No pasa nada por hablar, e incluso discutir con uno mismo. Peor es, desconocer por completo a tu “otro yo”.
No pasa nada por no esconder tus pensamientos detrás de palabras falsas y huecas, disfrazadas con la careta de la hipocresía. Peor es, decir siempre “amén” a todo, cuando en realidad estás pensando lo contrario.
No pasa nada por ir en la dirección contraria de la que se supone que debe ser la correcta. Peor es, seguir de forma mecánica y absurda el camino de los borregos. No pasa nada por pasear descalzo por la playa y que las olas te sorprendan mojando tus pies. Peor es, ir siempre calzado con unos opresivos zapatos que nunca te atreves a quitar por mucho que te aprieten.
No pasa nada por no ser perfecto. Peor es (mucho peor), pretender serlo.
No pasa nada por equivocarse, lo que verdaderamente cuenta, es ser uno mismo, con virtudes y defectos, y quien nos los tenga, es que no pertenece a este planeta, es decir, que se puede ir largando ya.
¡No pasa nada, así que tú tranquilo!
Capítulo 3
Si hacemos un pequeño ejercicio de creatividad mental, y nos imaginamos que en el interior de nuestro cerebro, tenemos un reproductor de música (formato a libre elección), con un ligero esfuerzo, podremos escuchar la melodía que suene en su interior, solo hace falta tener el suficiente sentimiento, la sensibilidad imprescindible y una mínima capacidad para emocionarse. En definitiva, simplemente es necesario, que la zona correspondiente al hemisferio cerebral derecho, no sea una tierra árida y se encuentre lo suficientemente regada, para que brote la vida en ella.
El sonido de la música, siempre nos recuerda, si le prestamos un poco de atención, que la existencia del ser humano no es excesivamente larga, y que hemos de aprovechar el tiempo, para hacerlo los más productivo posible, exprimiendo todo el jugo a cada día vivido, como si fuese el último de nuestro paso (fugaz) por la tierra.
En resumidas cuentas, no hay que perder ni un segundo, en aquellos asun- tos que generalmente no nos llevan a ninguna parte, y que al final, van en contra de nuestros propios intereses, porque atienden más a los deseos de otras personas, que muchas veces, ¡y eso es lo verdaderamente lamentable e inadmisible!, quieren imponernos a toda costa sus opiniones, deseos e incluso (¡manda huevos!) sus caprichos.
Siempre hay que seguir el sonido de nuestra propia música, y nunca escuchar la que nos quieren tocar los demás, ni tan siquiera el estribillo, que es un preámbulo con trampa que finamente y con astucia calculada, nos lleva al engaño, si nos dejamos engatusar.
Y si para ir a nuestro propio ritmo, hemos de llevar el paso cambiado, se va, ¡y no pasa nada, faltaría más! Si al resto de la gente no le gusta, no es nuestro problema.
Si uno sigue una marcha musical que no es la suya, y lo hace por complacer a los demás, o por miedo, e incluso por educación, que de todo hay, lo único que se consigue, es traicionarse a uno mismo, y eso sin duda alguna, es de la amplia gama de errores que un ser humano puede cometer, uno de los peores.
“Si un hombre no va al mismo paso que sus compañeros, quizás sea porque oye un timbal distinto. Dejémosle seguir el paso de la música que oye, sea acompasado o irregular”.
(Thoren).
Capítulo 4
Los pensamientos te permiten llegar a conclusiones, en las que puedes estar acertado o equivocado, a continuación expongo algunas de ellas, y aunque al final, el pelo se me ha caído, nada tiene que ver con el hecho de pensar.
A veces se nos presentan en la vida, grandes problemas, que en ocasiones se convierten (o los convertimos) en obstáculos difíciles de superar. Son como grandes muros de hormigón que obstinadamente nos empeñamos en derribar, sin pararnos a pensar, que lo más fácil en vez de destruirlos, es rodearlos. La rocosa mezcla de cemento y áridos va a resultar demasiado dura, y por estrellarnos una y otra vez contra ella, no vamos a conseguir destrozarla nunca.
Mal asunto es esperar que el mal de unos suponga la felicidad de otros. Si por desgracia alguien tiene que utilizar una silla de ruedas para desplazarse, podrá sentirse más identificado con su entorno, si el resto de la gente con quien convive tiene la misma limitación, pero no por ello la persona en cuestión va a ser más feliz. Eso solo lo logrará el día que pueda llegar a caminar por sus propios medios.
Desde tiempos remotos el ser humano pretende sin cesar, escalar la montaña de la sabiduría, y lucha sin descanso por llegar a la cima, pero eso solo sucederá, cuando el hombre tenga respuestas para todas las preguntas que se pueda plantear dentro de su cabeza. Hasta que llegue ese momento, el verdadero sabio, es el que de forma permanente y con la curiosidad de un aprendiz, busca sin cesar, la solución para resolver todas las dudas que tiene.
Hay ocasiones en la vida que la fortuna cae de tu lado, y te encuentras cosas buenas, incluso excelentes, sin buscarlas. Por desgracia, esto no es lo habitual, y el que quiere encontrar algo que merezca la pena, tiene que buscar con insistencia, con fe y sin desanimarse nunca, pero siempre con lógica. No hay que caer en la paranoia, de aquel que deja su jardín como un auténtico queso “gruyere”, de tantos agujeros que le hace excavando de forma compulsiva, buscando un cofre lleno de monedas de oro, que nunca aparece, ni lo hará en el futuro (salvo que el jardín destrozado sea el del Pirata Barbarroja). Sigamos pues buscando, pero con los pies en el suelo.
El mal llamado hombre primitivo (o cavernícola, para entendernos mejor), ese que pintaba las paredes de las Cuevas de Altamira, era mucho menos bruto que algunos Gurús modernos del Siglo XXI, que manejan el mundo a su antojo con un cerebro de piedra (¡estos sí que son prehistóricos, y de qué manera!).
Vivir enganchado de forma permanente a los buenos tiempos disfrutados en el pasado y compararlos con el presente, no resulta muy rentable, sobre todo si el momento actual, ya sea a nivel personal y/o profesional, aun siendo aceptablemente bueno, no es tan exitoso como el vivido en otras épocas.
El comportamiento autodestructivo te permite obtener rendimiento a corto plazo, tan solo hace falta alimentar bien la hoguera de la negatividad, que no falte nunca madera que a modo de combustible sirva para quemar la autoestima, la motivación y la autoconfianza, seguro que en breve, el éxito estará asegurado.
Es evidente que el ser humano tropieza una y otra vez contra la misma piedra. Cuántas veces dejamos que los pensamientos negativos se apoderen de nosotros y nos pasamos horas, días, incluso mucho más tiempo atormentándonos por situaciones que todavía no han sucedido. Sin embargo, nosotros con nuestra actitud equivocada, damos por hecho que sucederán, y cuando esto no es así, solo en ese momento, nos damos cuenta de que hemos sufrido sin motivo alguno. A pesar de eso, volverá a suceder lo mismo, al día siguiente, dentro de un mes o al año, y de nuevo seremos víctimas de un sufrimiento autoprovocado. No olvidemos que los seres humanos somos los únicos “animales”, que tropezamos siempre en la misma piedra, que nos damos cabezazos contra el mismo muro, y que metemos el pie en el mismo charco.
Capítulo 5
No quiero ser como tú. Quiero ser como yo. No quiero tu perfección. Quiero mis defectos. Son solo míos. Me pertenecen, además les he cogido cariño. Prefiero equivocarme. Aprender de mis errores y rectificar, antes que pasarme de listo. No quiero ser tan sabio, pero desde luego, que tonto no soy. No quiero ser tan guapo. No quiero ser tan alto. Simplemente prefiero ser como yo. Con mis fallos. Con mis temores. Con mis inseguridades. Con mis meteduras de pata, pero ante todo, quiero ser humano. Tan solo una persona. Imperfecto. Como todo el mundo, ¡excepto tú!, que eres perfecto. Más que eso. Eres “pluscuamperfecto”, pero a pesar de ello:
¡YO NO QUIERO SER COMO TÚ!
Así que, mete tu perfección donde te quepa. Y de paso haces lo mismo con tu prepotencia. Guarda tus consejos para el que te los pida. Pero no vayas de perdonavidas. Ni de salvador. No estás para salvar a nadie. Más bien todo lo contrario, ya que lo que necesitas con urgencia, es que alguien te rescate, ¡pero de ti mismo!
¡Y después de todo lo dicho, desperté, y me levanté como nuevo! ¡Y además, mano de santo cuando lo llevé a la práctica!
Quizá haya muchos, que tengan alguien cercano (hombre o mujer), pareja, compañeros de trabajo, amigos, vecinos o parientes más o menos lejanos, que les hagan pensar en lo que dice este texto, pero trasladando la conversación, del sueño a la realidad. Pues nada, el que necesite desahogarse y sacar todo lo que le corroe por dentro, ya sabe... ¡o qué se calle para siempre, y siga tragando!
Capítulo 6
Mírate al espejo y pregúntale a la persona que tienes enfrente lo siguiente:
¿Soy esclavo de mi mente y necesito liberarme definitivamente de esa esclavitud?
¿Escucho con frecuencia esas voces que salen de mi interior solicitando mi atención, o por el contrario, permanezco completamente ajeno a ellas?
¿Por qué me torturo con un pasado desastroso, cuando es algo que ya no existe?
¿Busco a veces con insistencia a personas que tienen en común conmigo, su visión negativa de la vida?
¿Puedo llegar a ser tan masoquista como para sentirme cómodo cuando en determinados momentos, vivo en un estado de total insatisfacción?
¿Prefiero llevar una vida rutinaria y aburrida, y en ocasiones desgraciada, por temor a lo desconocido cuando no me atrevo a realizar un cambio drástico en ella?
¿Por qué en determinados momentos me indigesto intencionadamente con raciones extras de negatividad?
¿Soy capaz de descubrir siempre, esa especie de tortura mental que se esconde en mi cerebro, y que me provoca un continuo dolor, hasta que encuentro su escondite y hago todo lo posible para que desaparezca?
¿Me doy siempre cuenta de que si hoy es un día especialmente desagradable para mí, tan solo he de esperar con un poco de paciencia a que llegue mañana, y que las cosas sean completamente diferentes?
Capítulo 7
Siempre hay charcos en los que uno suele meter el pie con frecuencia:
Problemas: Los únicos problemas reales son los que existen hoy, los que se vislumbran en el futuro, todavía no se han producido, por lo tanto es inútil tratar de solucionarlos antes de tiempo, ya que muchas veces ni llegan a suceder y en otras ocasiones se resuelven por sí solos. Otra cosa bien distinta, es ser previsor ante determinadas situaciones problemáticas, que tienen visos de llegar a ocurrir en un tanto por ciento de probabilidades bastante alto.
Sufrimiento: Si te dicen que la grasa saturada, eleva de manera peligrosa los niveles de colesterol, la decisión de tomar alimentos que la contengan, es solo tuya. Con el sufrimiento ocurre lo mismo, ya que son muchas las personas que de forma permanente se nutren de pensamientos negativos, que las llevan a pasarlo mal innecesariamente, aunque desde luego, están en su pleno derecho de hacerlo. Pero han de ser siempre consecuentes con su forma de actuar, ya que luego, lo que no pueden hacer es quejarse de las consecuencias adversas de seguir el camino por el que han decidido desplazarse. En lo físico, por la ingesta nada saludable de la grasa anteriormente indicada, que pone en riesgo la salud del corazón, y en lo mental, por esa forma de pensar en negativo que arremete con gran saña contra el cerebro.
Errores: En gran número de ocasiones, cometer errores, se convierte en un hecho habitual en la vida de las personas, y muchas veces, esa repetición continuada de equivocaciones, tiene su origen en algo que atenaza con excesiva frecuencia, la existencia del ser humano, no estamos refiriendo al miedo. En infinidad de ocasiones, las personas a lo largo de su vida, son víctimas de una especie de pánico paralizante, que hace que se les nuble la razón y no sepan acertar, en todas aquellas decisiones que en un momento determinado han de tomar. Y quizás, el auténtico error radica más en el hecho de no hacer nada, que en actuar y equivocarse.
"Historias en Terrícolandia: El asfixiante globo terráqueo (I)".

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NOTA DEL AUTOR
La Trilogía Terrícola está formada por una recopilación de artículos y otros textos de contenido diverso que el autor ha ido publicando en los últimos años (aunque en algunos casos, se ha ampliado y/o retocado el contenido, y también se ha añadido material inédito para completar la extensión de la mencionada Trilogía), en la Red Internet, en páginas web, blogs y en diversas plataformas relacionadas con medios de comunicación y otras de diverso contenido temático. Los textos se han adaptado en la medida de lo posible a la estructura del libro, y aunque todos los apartados (o pequeños capítulos) guardan cierta relación entre sí, ello no supone que cada texto sea continuación del anterior y de ahí que a lo largo de los tres libros se hayan publicado como apartados independientes. El autor cuenta su vida como Terrícola, escribe sobre sus experiencias en el planeta, expresa sus opiniones sobre el entorno que lo envuelve, lo que no le gusta y le genera una permanente insatisfacción vital, lo que tiene que hacer para seguir adelante en el complicado camino de la existencia, y la búsqueda permanente del positivo combustible existencial que le permita avanzar con moderado optimismo, pero sin vivir en un mundo irreal, que muchas veces actúa como mecanismo de salvación, aunque al final choca siempre frontalmente con la cruda realidad. Este es el tercero (y último) título de la trilogía, los anteriores publicados fueron “El terrícola insatisfecho” y el “El asfixiante globo terráqueo”.
“La imaginación es el refugio en el que te escondes cuando la realidad de la vida te asfixia, por eso buscas sin desmayo, esa bocanada de aire que te permita respirar y seguir hacia adelante, aunque la frontera de lo real y lo fantástico es una línea muy fina. Si te acostumbras a vivir ahí, sin darte cuenta puedes llegar a coquetear con la locura. ¿Y cómo lo sabes? Es fácil, en tu cabeza viajas a Marte y vuelves, el loco se queda allí (¿será más feliz?)”.
Introducción
El ser humano es una estructura demasiado compleja para tratar de conocerla en toda su amplitud. A pesar de los siglos transcurridos de historia de la humanidad, los habitantes del Planeta Tierra, seguimos siendo unos perfectos desconocidos, tanto para nosotros mismos, como para el resto de nuestros colegas de especie.
En muchas ocasiones hacemos cosas excesivamente raras, tenemos unos comportamientos tan extraños y se nos ocurren ideas tan absurdas, que si seres de otras galaxias nos estuvieran observando (quizá lo hacen), se quedarían absolutamente estupefactos de lo que ven y seguro que dirían como mínimo:
¡Pero qué pirados están estos Terrícolas!
Aunque con toda probabilidad, los más críticos seguro que en realidad lo pensarían. Lo que desde luego, sí somos la gente de la Tierra, es unos eternos insatisfechos y sobre todo unos jodidos egoístas, que nunca estamos contentos con nada y siempre queremos más, e incluso, resulta obvio que de forma permanente, poseemos la rara habilidad, de pisotearnos e incluso matarnos unos a otros, con tal de conseguir todo aquello que nos proponemos para saciar nuestra desmedida ambición.
Lo expuesto anteriormente, podría ser tildado de desmesura, pero la realidad es que no tiene nada de sorprendente, cuando un día sí, y otro también, vemos personas (?) cuyo único pensamiento en su vida es tener cada vez más y más, y no hablamos solo del dinero, nos referimos a más de todo en general, sin que la saciedad aparezca por ningún lado, y en el que el límite para satisfacer un voraz apetito acaparador, sea inexistente.
Hay muchos seres insaciables, que a pesar de haber conseguido con verdadera avaricia todo aquello que se han propuesto, siempre quieren seguir llenando su saca, nada les parece suficiente, aunque al final son las principales víctimas de su propio egoísmo, ya que en ningún momento son capaces de llegar a un estado de vida ideal en el que pueden llegar a alcanzar la felicidad, o algo que se le parezca, aunque sea de lejos.
Se desconoce el motivo, al mismo tiempo que es muy difícil de entender, el hecho de que exista gente que disfruta de una excelente posición social, que trabaja en algo que le satisface plenamente, con lo cual la actividad laboral se transforma en un placer y no en una tortura, que además han encontrado a su pareja ideal (algo cuando menos, en exceso complicado sobre todo en los tiempos actuales, en los que se vive a velocidad de vértigo, y apenas hay margen para relacionarse y mucho menos para entenderse), y si a todo lo expuesto con anterioridad, añadimos un nivel económico lo suficientemente elevado para llevar una vida placentera, con ciertos lujos y privilegios y además de todo, y esto es lo más importante, son personas que gozan de un estado de salud envidiable
¿Por qué carajo no son felices? Incluso, me atrevería también a preguntar ¿Por qué son o se sienten desgraciados?
En el extremo contrario (y de ahí la inexplicable rareza que envuelve a los habitantes de nuestro Planeta), están los que prácticamente no tienen nada, pero a pesar de ello, y eso es lo sorprendente, sí son completamente felices, y eso que han de superar día tras día, todo tipo de infortunios y penalidades.
Hay personas que tienen por única compañía a la soledad, se han quedado sin nadie y ahí están, sin tener quien se preocupe por ellos o les cuide, a otros, se les ha ido su pareja (por motivos diversos) después de muchos años de convivencia, que es mucho peor, que haber estado siempre solo. También hay quienes han vivido terribles experiencias tanto personales, cuando por ejemplo, han pasado por el amargo trance de perder a un ser querido, o a nivel colectivo, sufriendo guerras, catástrofes o epidemias por poner diversos casos de experiencias peligrosas, violentas y crueles.
Hay otras personas que son tan pobres, que no tienen ni donde caerse muertos, y cuando no se tiene dinero, ya se sabe que lo primero que se pasa, es hambre, e incluso por desgracia, muchos son los que, no tienen más remedio que morir por falta de alimentos, incapaces de poder llenar, aunque sea con la mínima cantidad de comida, su estómago vacío.
Son millones los seres humanos, que convierten su objetivo de existencia diaria, simplemente, en poder alimentarse, en llevar algo a la boca, que les permita seguir respirando, por lo menos hasta el día siguiente, en el que de nuevo hay que volver a la lucha permanente por la supervivencia.
Es muy curioso lo que sucede en este nuestro particular globo terráqueo, media humanidad se muere de hambre y la otra media se muere porque el corazón se les para por culpa de problemas derivados de su alto colesterol (malo), consecuencia por regla general, de un excesiva e incluso glotona, ingestión permanente de comida, fruto de un apetito insaciable, justamente lo contrario de lo que les ocurre a los desheredados de la fortuna
¿Cómo se entiende esto?
Existen por último, los que sufren y viven esclavizados por todo tipo de malditas enfermedades, sobre todo los que han tenido la desgracia de nacer en los países que conocemos, como del tercer mundo.
Pues bien, a pesar de todo lo negativo indicado con anterioridad, hay seres humanos, que sobreponiéndose a la extensa gamas de cosas malas, que les han caído encima, son capaces de conseguir llegar a un estado de paz interior y de equilibrio mental, que les hace fuertes ante la adversidad, también apoyados por una fe ilimitada en sus creencias, que les permite crecer en la desgracia y convertir la tortura cotidiana de su existencia en el placer por la vida, y se agarran a ella con todas sus fuerzas, a pesar de que la suerte les ha dado espalda y les muestra la peor de sus caras, en forma de inmerecido castigo.
¿Por qué aquellos que lo tienen todo son unos eternos insatisfechos y otros con prácticamente nada, se sienten felices?
¿Por qué en muchas ocasiones, los más desgraciados, son los que cada día se levantan con renovadas ilusiones para seguir no solo respirando, también sintiéndose agradecidos al ser superior en el que creen, por poder seguir viviendo?
Preguntas ambas, difíciles de responder, y en todo caso misterios de la complicada existencia humana, que esconden comportamientos demasiado complejos de nosotros los terrícolas, y cuyo nivel (aunque sea mínimo) de coherencia, en determinados momentos y situaciones, es en verdad, demasiado complicado para poder buscarle una explicación lógica. Por eso, en los misterios de la existencia de los habitantes del planeta llamado Tierra, lo incomprensible se hace cotidiano en la vida diaria del terrícola.
Y a todo lo dicho, hay que añadirle por supuesto, el sentido del humor, ese aderezo imprescindible que toda buena ensalada existencial necesita para darle a la mezcla el equilibrio necesario y conseguir que la filosofía del buen estado de ánimo prevalezca siempre por encima de la adversidad.
"Ríe y el mundo reirá contigo; llora y el mundo, dándote la espalda, te dejará llorar".
(Charles Chaplin)
Capítulo 1
¿Lo pensaste alguna vez?
Que cuando vas caminando por la calle con el móvil pegado a la oreja, hablas con voz tan alta, que todo el mundo se va enterando de lo que dices.
¿Crees que a la gente le importa algo que tu niño haya sacado cinco sobresalientes en el colegio?
¿Realmente piensas que a otras personas les interesa saber que tu hija tiene un novio rico, que además es el heredero de los Duques de Montesdeoca del Valle?
Además, esa forma tuya de gritar más que de hablar, hace que seas cualquier cosa, menos una persona discreta, que en su propia torpeza, lo único que consigue es que el entorno se entere de cosas, de las que evidentemente no creo que te puedas sentir especialmente orgulloso, así que no las pregones a los cuatro vientos, piensa con más calma lo que dices y sobre todo, habla con un tono de voz mucho más bajo, saldrás ganando, tú, y los demás que no tendrán que ser involuntarios oyentes de tus estupideces.
Que respetando al máximo tu ideología política (por supuesto, siempre que no atente de ninguna forma contra la libertad de los demás), se te nota demasiado que bailas siempre la música que te ponen, o la que más te interesa en cada momento en función de la dirección en la que sople el viento, mientras tú ejerces de acompasada veleta.
¿Cómo se entiende entonces que sigas el ritmo de la Internacional con el puño al frente elevado, aparentando ser más rojo que Lenin, y otras veces, brazo arriba y mano abierta cual centurión romano saludando al Cesar, entonas el estribillo del Cara al Sol, demostrando ser más facha que Mussolini?
Que mear fuera de la taza del váter no es mala puntería, más bien mala educación, y sobre todo una verdadera asquerosidad para la persona que tenga que fregar el suelo, que a buen seguro no serás tú, ya que hacer aguas menores sobre la baldosa para luego tener que pasar la fregona, demostraría que además de guarro, también eres tonto.
Que los ladridos continuos de tu perro, molestan de forma insistente a los vecinos, que sin duda valoran tu preocupación y cariño por los animales, en la misma medida que están deseando, que te pires de una puñetera vez, y te vayas a vivir a una cabaña en el monte, lugar donde tú can e incluso tú mismo, podéis ladrar, gemir y gritar a pleno pulmón.
Que llegar siempre tarde (aunque tan solo sea unos minutos), no te hace ser un tipo peculiar y diferente ante los demás, que seguramente, lo que pensarán de ti, es que aparte de impuntual, estás cometiendo hacia ellos, una falta de respeto, y que cualquier día con toda probabilidad, te dejarán más plantado que el árbol de Guernica, y lo tendrás bien merecido.
Que si estás atiborrado de dinero, no te vas a arruinar, si de vez en cuando haces una pequeña obra de caridad. No seas tan sumamente avaro y egoísta, y piensa, que no eres un gato con sus siete vidas, tan solo tienes una, como el resto de los mortales. Puede que cuando te pongan el traje de pino, seas el más rico del cementerio, pero al final, lo único que habrás demostrado es que has sido un auténtico miserable a lo largo y ancho de tu existencia.
Que el espejo no engaña a nadie. ¿Te ves gordo?, es que lo estás, incluso te diría más, cada día que pasa, la grasa campa a sus anchas por tu cuerpo como las hordas salvajes de Atila, cuando al mando de sus Hunos, puso al poderoso Imperio Romano de rodillas, apoderándose de todo territorio que se encontraba a su paso. Eso es lo mismo que te ha sucedido a ti con los nutrientes de tipo lípido, que has abusado tanto de ellos, que al final el paisaje de tu chasis corporal, es tan desolador, que en donde debía de existir músculo, solo aparece chicho y michelín.
¿Acaso pensabas verte delgado con los atracones, que día sí y día también, te metes entre pecho y espalda?
¿No te das cuenta además, que no haces ejercicio en absoluto, y que llevas
una vida más sedentaria que la de un taxista?
Vives en un primero, pero subes en ascensor, tu casa está a medio kilómetro
de la oficina, pero vas en coche, tu deporte favorito es el billar, y la última vez que hiciste ejercicio, fue cuando te hicieron saltar el potro en la mili (¡y ya llovió!).
¿A qué esperas para ponerte en forma?
¿No te das cuenta de que cualquier día tu panza puede llegar a reventar?
Que no te puedes quejar a todas horas de los amigos que tienes, cuando, al final siempre eres tú, quien de forma permanente los necesitas, ya que te resulta imposible estar sin alguien a tu lado. Eso únicamente, lo pueden hacer aquellas personas que tienen la independencia suficiente para preferir estar solos, antes que mal acompañados, y que además tienen la capacidad necesaria para desarrollar al máximo su imaginación y disfrutar de forma continua de la creatividad e ingenio que sale de su cabeza, lo que les permite no aburrirse nunca, sin tener la necesidad permanente de estar acompañados para pasarlo bien. Hacen buenas migas con la soledad, y disfrutan de su compañía.
Quienes no se encuentren en la circunstancia anteriormente descrita, tendrán que aprender a soportar la forma de ser de otras personas, si a cambio de ello van a compartir determinados momentos de convivencia y ocio.
Que es absurdo quejarse de la incompetencia de gran parte de los políticos de este país, y lo rematadamente mal que lo están haciendo (será difícil de superar, ya que están dejando el listón demasiado alto, y en algunos casos, se ha comprobado, que hacerlo peor, es imposible, aunque se haga intencionadamente), y al final, volver a votar a los mismos en las próximas elecciones, para que sigan cometiendo error tras error. Por eso, hay que darse cuenta, que la culpa de las malas decisiones, no es de los que a nivel político las toman, sino, de los que con sus votos permiten que las pongan en práctica.
Que hay más cosas, de las que ahora no te das cuenta, pero si haces un esfuerzo y ejercitas un poco la mente, seguro que las descubrirás, aunque hasta el momento te hayan pasado completamente desapercibidas.
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (y VIII).

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Capítulo 40
La vida del ser humano es como el cine y cada persona debe de ejercer de guionista, intérprete y director de su propia película, aunque eso, lleva a algunos a la confusión, ya que su exceso de ambición hace que quieran abarcar demasiado y meten en la boca más cantidad de lo que pueden llegar a masticar, y esto sucede cuando algunos pretenden interpretar varios papeles al mismo tiempo e incluso, quieren ser siempre los protagonistas de la historia, sin dejar sitio para los demás.
Capítulo 41
No es asunto de nadie meterse a juzgar la forma de vida de los demás, de la misma manera, que a nadie le gusta, que otros metan las narices en su vida. Por lo tanto, que cada cual procure tener en orden sus asuntos, y su casa limpia, porque resulta bastante incongruente, que algunos vean suciedad donde vive su vecino, pero no se den cuenta de que tienen su suelo lleno de porquería, incluso, en algunos casos concretos, los hay que nadan en basura.
Capítulo 42
No es cierto eso tan utilizado, que dice que quien calla otorga. Permanecer en silencio, también significa, que quien calla, no tiene ganas de discutir, o le falta en un momento dado, la energía necesaria para hacerlo, o no quiere malgastarla, o le importa un pimiento lo que dice la persona que tiene enfrente, y no merece la pena realizar el esfuerzo, aunque sea insignificante, de abrir la boca para responder.
Capítulo 43
Tu espacio existencial se puede reducir tanto, que llega un día, en el que acabas desplazándote por tu hogar-prisión, como si fueras un convicto, y cada día te levantas con la opresiva sensación de que nada va a cambiar, de que todo va a seguir siendo igual. Todo se repite, nada cambia. La rutina te va poco a poco devorando, hasta acabar contigo, el tiempo que tarde, dependerá de tu resistencia, aunque puede que llegues a un punto que aun sabiendo que sigues vivo, te sientes muerto.
Capítulo 44
Existen muchos momentos a lo largo de la vida, en los que la verdad de las cosas, está más cerca de nosotros de lo que pensamos, lo que sucede es que en la mayoría de las ocasiones, no estamos acertados a la hora de buscarla, incluso hay situaciones en las que estamos tan ciegos, que tenemos delante de nuestras mismísimas narices lo que buscamos, pero somos incapaces de verlo.
Quizá haya llegado el momento de ir al oculista, puede que sea necesario comenzar a usar gafas, o incluso, algo más simple, que consiste en quitarse la venda de los ojos.
Capítulo 45
Vivir en sociedad puede resultar en ocasiones, muy complicado, ya que, unos no encajan en la horma convencional del modelo de zapato establecido, son los “inadaptados”, a otros no les gusta ese trasiego agotador de ir de aquí para allá, haciendo equilibrios o utilizando disfraces, son los “autoexcluidos”, y luego están, los que somos ambas cosas a la vez, aunque eso, no es ni bueno, ni malo, tan solo diferente.
Capítulo 46
La capacidad que en muchas ocasiones, tienen los seres humanos para soportar toda clase de sufrimientos y adversidades, se escapa a todo lo comprensible, y de la misma forma, la maldad que también tienen otras personas (por llamarlas de alguna manera), queda fuera de la capacidad de asimilación del cerebro, de cualquier individuo que se considere poseedor de un mínimo de decencia.
Capítulo 47
Existe una especie de amor “peliculero”, que se mezcla con la vida real, y que por supuesto, está excesivamente valorado. Es como el marisco en Navidad, que sin saber cuál es el motivo, triplica su precio.
Existe una manera de ser generoso de verdad, aquella que consiste en dar algo que nos hace falta, pero así y todo, somos capaces de desprendernos de ello, porque hay alguien que lo necesita más que nosotros.
También existen muchas cosas más, pero lo dejaremos para otro día, si tenemos tiempo, porque la vida pasa tan rápido, que nunca se sabe…
Capítulo 48
Hay personas que al principio, cuando son todavía jóvenes, se quieren comer el mundo, y lo devoran con insaciable apetito, pero al final, y después de tantos años tragando, acaban muriendo empachados.
Hay personas, que de forma equivocada, se plantean sus relaciones amorosas haciendo especial insistencia, en que su pareja les considere más necesarios que queridos.
Hay que buscar continuamente el verdadero camino de la vida, aunque muchas veces nos equivocamos de dirección e iniciamos recorridos que no nos llevan a ninguna parte, y lo peor, es que seguimos insistiendo en transitar por ellos.
Hay que darse cuenta, que a lo largo de nuestra vida, y ante situaciones complicadas, nos paraliza más el miedo a que nos pueda ocurrir algo malo, que
el resultado dañino de lo que suceda.
Capítulo 49
¿Qué es la felicidad?
Pueden ser tantas cosas, y ninguna. Puede tener tantos significados complicados, o solo uno muy simple. ¿Quién lo sabe? Tal vez pueda ser, sencillamente, vivir tranquilo, sin sobresaltos, sin ansiedades, quizá disfrutando de una reparadora soledad conscientemente elegida, para que la lejanía sirva de efecto aislante, y uno se pueda sentir siempre seguro ante la amenaza que supone, el egoísmo del prójimo.
Capítulo 50
Nos ponemos a la defensiva cuando sentimos que nuestra confortable vida cotidiana está amenazada, y es bueno estar en guardia ante lo que pueda suceder, sin embargo, el fallo es que muchas veces el sentimiento de amenaza, no tiene argumentos ni lógica para considerarlo como tal, pero hace que tengamos que estar continuamente en un estado de excesiva alteración, que no es nada beneficioso para nuestra salud mental.
Capítulo 51
Si estás seguro de ir en la dirección que libremente has elegido no importa nada, que los demás vayan en la dirección contraria como un disciplinado rebaño. La mayoría, por el hecho de serlo, no tiene garantizada la exclusividad de la razón, aunque algunos (o muchos) ignorantes así lo crean, algo que sin duda alguna, se pone de manifiesto en gran número de ocasiones, ¿o acaso no se equivocan una y otra vez, miles y miles de moscas, cuando se dirigen directamente y a toda prisa, hacia la mierda?
Capítulo 52
Siento el miedo que vive dentro de mí, que muchas veces me inmoviliza como un dardo paralizante, y otras me ciega poco a poco, cubriendo todo mi ser con un manto invisible que primero, tan solo me permite distinguir sombras, y luego me ciega por completo, mientras se apodera de mí una sensación muy desagradable, un vértigo infinito y un malestar en el alma, porque no es algo físico, y me veo incapaz de combatirlo, de hacerle frente, hasta que por fin la luz liberadora de la mañana, me despierta y me salva una vez más, de ese sueño convertido en pesadilla que tantas noches me acosa como un lobo salvaje. Y siempre me hago la firme promesa, cada vez que un nuevo día de mi vida comienza, que ¡jamás voy a permitir que ese miedo soñado, pueda hacerse dueño de mi existencia cuando estoy despierto!
Capítulo 53
Sin darnos cuenta, o siendo conscientes de ello, muchas veces vivimos en un miedo irreal, que nosotros mismos provocamos con cansina laboriosidad (aunque no sea intencionadamente, salvo quien disfrute con su propio dolor), cuando volvemos al pasado y giramos nuestra vista hacia atrás, a pesar de que eso nos duela demasiado, o imaginamos un mañana que nos agobia en exceso, porque se nos presenta embarazado de incógnitas, que somos incapaces de resolver, y en nuestro error no nos damos cuenta, que muchas veces tratamos de resolver problemas que no existen.
Capítulo 54
La mejor ayuda que se le puede ofrecer al prójimo, es aquella que se lleva a cabo, sin esperar nada a cambio. También existe la opción de hacerlo para obtener algo (hay que tener cuidado con ese tipo de “ayudas interesadas”), o simplemente “pasar” (cada cual que se arregle con su conciencia), eso es una decisión personal de cada individuo, aunque si uno es coherente, no puede esperar la ayuda de los demás cuando lo necesita, y por el contrario, no “echarle una mano al vecino”, cuando es él, quien tiene problemas.
Ya decía Confucio, aquello de que:
“El verdadero caballero es el que solo predica lo que practica”.
Capítulo 55
La energía que las personas emplean en flagelarse (¡qué esfuerzo tan inútil!) mentalmente, sería mucho mejor utilizarla para ayudar a los demás, con ello evitaríamos causarnos a nosotros mismos un dolor innecesario y al mismo tiempo disfrutar de la satisfacción que supone echarle una mano al prójimo.
Ayudar al que lo necesita, proteger al débil o ser empático con el vecino, no siempre está al alcance de nuestra capacidad como seres humanos, aunque si uno se lo propone, y en la medida de sus posibilidades, siempre hay momentos en los que cada cual puede aportar su “granito de arena” a la buena causa de la solidaridad.
Capítulo 56
Necesito respuestas (a veces creo que muchas, o no, tampoco estoy muy seguro), a mis preguntas, aunque hay momentos en los que pienso, que igual es posible, por esas cosas misteriosas que tiene la vida (ayudada un poco por la buena suerte), que me sorprenda, regalándome la estimulante claridad de un día de sol espléndido, que me ilumine con la fuerza de un potente reflector, para que en ese preciso y único instante, consiga con una sola respuesta que todas mis dudas se aclaren, sin que el sabor amargo del fracaso sea lo único que me acompañe al otro barrio, viaje que no tengo ninguna prisa en realizar, dicho sea de paso.
Y una vez que todo, desde el día en que nací, y hasta el momento presente, tenga sentido, espero que se cierre el círculo, después de haber realizado un recorrido agotador, alimentado por miles y miles de vueltas, hasta que por fin el punto de partida y la línea de meta se unan, en un solo inicio, para comenzar otra vez a caminar, pero dibujando un círculo mayor con la motivación de disfrutar de un recorrido diferente, que al mismo tiempo, me permita saborear un nuevo paisaje, y eso signifique una potente motivación que me estimule para seguir hacia adelante.
Capítulo 57
“Lo que HAY es lo que HAY”
Hay que enfrentarse siempre a los problemas con la valentía necesaria para tratar de solucionarlos, pero luchar inútilmente contra lo que ya no tiene remedio, es una total pérdida de energía y tiempo.
Hay que evitar que la religión (la que sea, y por mucha fe que uno tenga en sus creencias), sea utilizada para hacer que el ser humano se sienta culpable, ya que ese es el camino perfecto, para meter el miedo en el cuerpo a las personas, sin duda el mejor de los métodos, para poder controlarlas.
Hay que intentar ser educado en todo momento con las personas con las que convivimos, pero utilizar la amabilidad con aquellas que carecen de educación, es darles algo, que de ningún modo merecen.
Hay que tener mucho cuidado con los disparos al corazón, sobre todo con los que no llevan bala, que suelen dejar peores heridas, que las que produce el plomo.
Hay que procurar no cargar a los demás con nuestro saco lleno de problemas, sobre todo, si no queremos que ellos hagan lo mismo con nosotros. Además, se puede dar el caso doblemente negativo, de que en ocasiones, uno acaba cargando con los dos sacos, el propio y el ajeno.
Hay que rebelarse siempre, contra el poder establecido cuando te quiere pisotear. No se puede esperar nunca, a que este, sea injusto, porque entonces ya será muy tarde para poder combatirlo. Si te duermes te acabará aplastando.
Hay que tratar con respeto a todos aquellos que se comportan con uno de igual forma, e ignorar siempre a los que pretenden en todo momento hacer que te sientas mal, a esos, ni caso, aunque mejor sería decir: ¡NI PUTO CASO!
Hay quienes a lo largo de su vida, se han propuesto “no dar un palo al agua”, y al final lo consiguen, y lo sorprendente, es que además viven estupendamente. Otros se pasan la vida trabajando, y están completamente rodeados de miseria y privaciones. Es lo que hay, aunque sea muy injusto.
Hay quienes a simple vista se muestran como individuos en apariencia inofensivos, cuando en realidad tienen mucho más peligro que un cocodrilo africano para las mujeres, que a diario no tienen más remedio que hacer su colada a la orilla del río.
Hay quienes callan, pero no hablar, no quiere decir que estén de acuerdo con lo que escuchan, tan solo, que han decidido quedarse en silencio.
Hay quienes necesitan estar siempre con otras personas, pero la causa, no es porque no sepan adaptarse a la soledad, el verdadero motivo, es porque son incapaces de convivir solo con ellos mismos, ya que no se soportan.
Hay quienes no se pueden quejar de estar de forma permanente supeditados a los demás, ya que mientras no se hagan cargo de sí mismos, serán toda su vida dependientes de otros.
Hay quienes se pasan toda su vida buscando lo que no necesitan, cuando lo encuentran se hacen adictos a lo que sea que han descubierto, y cuando eso les falta, lo echan de menos, o en el peor de los casos, no pueden vivir sin ello.
Hay quienes utilizan un ventilador para mandar el polvo de su casa al vecino, pero suelen ser tan torpes que lo ponen al revés y la porquería vuelve de nuevo a ellos.
Hay quienes, no tienen el más mínimo sentido del pudor, y venden en directo todo lo relacionado con su vida privada que les pueda reportar un sustancioso beneficio. Lo malo no es eso, lo que de verdad resulta lamentable, es que lo que cuentan algunos, en referencia a su intimidad, produce auténtico asco.
Hay preguntas que no nos gusta responder, porque nos resultan incómodas, y porque no tenemos respuestas para ellas, pero en muchas ocasiones, lo que de verdad nos irrita, más que la pregunta en sí, es quien nos la hace.
Hay muchos recuerdos que de tanto saborearlos y relamerse con ellos, llega un momento, que empalagan, y lo mejor para eliminar de una vez su dulzona memoria, es subir al puente más alto y arrojarlos atados al peso del olvido, para que descansen para siempre en el fondo del río, y mucho mejor, si la corriente los lleva lo más lejos posible de nuestro lado.
Hay tantas cosas que podría contarte sobre mí, que mejor esperamos a mañana, porque si te las cuento todas de golpe, nuestra relación quizás sería demasiado breve (le dije una vez a una chica).
Hay tantas cosas repugnantes, que impiden que se me levante, que solo de pensar en ello, hace que corra el riesgo de que mi flacidez se convierta en crónica.
Hay parejas tan diametralmente opuestas, que nadie, ni los más optimistas, confían en que duren mucho tiempo, al final, pasan los años, y las dos personas siguen juntas, como si un indestructible pegamento las uniese de por vida.
Son los misterios de la existencia humana.
¿Quién sabe de verdad lo que se cuece en el cerebro de cada persona?
¡Y HAY tantas cosas más, que se harían falta muchos libros para escribirlas todas, pero tiempo, es lo que no HAY para ello!
El corazón de un sobreviviente es como
una campana de cristal con una
pequeña grieta: ya no resuena.
(Fred Wander)
Contemplé las estrellas,
agradecido, triste y orgulloso, como tan
solo puede estarlo un hombre que ha
sobrevivido a su destino y se da cuenta
de que todavía puede forjarse otro.
(Roger Zelazny)
El primer deber de un hombre es
conservar la propia vida. Después viene
eso que todo el mundo llama el honor.
(Mario Puzo)
FIN
(De la segunda parte de la Trilogía)
¡Si te gustó lo que has leído, te animamos a leer la tercera y última parte!
“El asfixiante globo terráqueo”
"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (VII).

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Capítulo 31
Muchas veces, quizá demasiadas, las personas nos colgamos etiquetas que no nos corresponden. Unas dan como resultado, una valoración excesiva de nuestras cualidades, y en otras se manifiesta una clara tendencia a lo contrario, es decir, a infravalorarse. En ambos casos, los resultados del etiquetado, pueden dar paso a consecuencias negativas, por lo tanto, habrá que estar atentos a pegar la etiqueta, siempre en el sitio que le corresponda.
Capítulo 32
No es asunto de nadie meterse a juzgar la forma de vida de los demás, de la misma manera, que a nadie le gusta, que otros metan las narices en su vida. Por lo tanto, que cada cual procure tener en orden sus asuntos, y su casa limpia, porque resulta bastante incongruente, que algunos vean suciedad donde vive su vecino, pero no se den cuenta de que tienen su suelo lleno de porquería, incluso, en algunos casos concretos, los hay que nadan en basura (literalmente hablando).
Capítulo 33
Si la historia de tu vida, es inventada (aunque no lo sepa nadie), siempre corres el riesgo, de que a fuerza de repetir una y otra vez las mismas mentiras, tú mismo, te las acabes creyendo (hay que ser tonto con avaricia para que eso suceda), y eso hace que corras el riesgo, de que no sepas quien eres, ni donde te encuentras, y desconozcas por completo la dirección en la que vas, algo demasiado peligroso, para que puedas salir indemne de tus delirios.
Otra cosa muy diferente, es que de vez en cuando le des cuerda a tu imaginación para inventar cierto tipo de fantasías que en un momento dado te permitan huir de una realidad que te agobia.
Capítulo 34
Hay que mirar muchas veces con detenimiento, si merece la pena el porcentaje de euforia que logramos, al conseguir determinados objetivos que nos proponemos en nuestra vida, a cambio del tanto por ciento de decepción, igual o superior, que los daños colaterales del logro obtenido, pueden traer consigo. Y esto podemos aplicarlo a muchos apartados de nuestra vida, tanto en lo que se refiere al aspecto sentimental, como el económico o el profesional.
Hay ejemplos claros, que lo demuestran, sin ir más lejos, en la vida laboral. Cuántas veces hay personas que son capaces de cualquier cosa incluso pegarse, pasando por otro tipo de acciones también lamentables, como hacer chantaje, amenazar, o vender a su propia madre, si hace falta, y todo, para ascender en la empresa, y conseguir ese puesto soñado con despacho incluido y placa dorada en la puerta (con el nombre y el Don delante, y el cargo de Director y lo que siga, más una secretaria, o dos mejor, y que estén buenas, si puede ser y no es mucho pedir), aunque a cambio, haya que soportar a un Jefe (siempre hay uno, que está por encima, aunque se ocupe un cargo importante) prepotente, tirano y en muchas ocasiones, incompetente, tanto, que incluso necesita apropiarse de las buenas ideas de sus subordinados para demostrar su valía y justificar la posición (inmerecida) que ocupa.
Capítulo 35
La diferencia que existe entre el ingenio que poseen los seres humanos, queda de manifiesto cuando se establece la comparación entre unos y otros, y vemos a esos (pocos) que en cualquier momento, pueden sacarse de la manga fuegos artificiales y a los (demasiados) que sin embargo, aunque lo intenten con un esfuerzo admirable, son casi incapaces de encender una cerilla, incluso cuando disponen de tiempo ilimitado para ello y una cantidad enorme de fósforos a su disposición.
Capítulo 36
La mejor forma de no verse condicionado por los propios defectos (físicos o psíquicos), es no estar continuamente describiéndolos a los demás, y muchos menos entrando en detalles muy específicos de los mismos.
Por una parte, si los repetimos en exceso, lo único que conseguimos, es agrandarlos y por otro lado, hay personas que abusando de nuestra confianza y no respetando para nada la confidencialidad, usarán lo que les hemos contado en secreto, para su propio beneficio o incluso para ridiculizarnos.
¡En boca cerrada no entran moscas!, y como mucho algún mosquito que se cuela, cuando bostezamos de aburrimiento, algo que es inevitable cuando vemos todos los días en televisión a los políticos contar lo mismo de siempre, prometiendo lo que casi nunca van a cumplir e insistiendo en que van a limpiar la corrupción que hay en el país, cuando en realidad lo que hacen la mayoría de las veces, es esconder la basura debajo de la alfombra, que en muchas ocasiones, resulta ser la suya.
Capítulo 37
La felicidad es algo que unos creen tener, pero su concepto de felicidad, se viene abajo con facilidad, incluso con esos pequeños temblores de la vida, que tumba los débiles cimientos cuando están construidos tan solo con cosas materiales. Y cuando el temblor, deja paso al terremoto existencial, entonces, la felicidad desaparece por completo, y sin margen para la asimilación, se pasa de inmediato de ser feliz a ser desgraciado.
Capítulo 38
La empatía, es una cualidad muy valorada en el ser humano. Eso de ponerse siempre en el lugar de la persona que tienes enfrente para poder entender mejor sus problemas e intentar ayudarla, es muy loable. Sin embargo, muchas veces, eso lleva al empático a pillarse disgustos (enormes, incluso) por acontecimientos negativos que han sufrido otros, que pueden ser a su vez, personas carentes de empatía, y que no van a reaccionar de la misma forma, si la situación se produce a la inversa.
Capítulo 39
Lo que uno vale, lo determina uno mismo. No eres tú el que tienes que demostrarlo a los demás, son ellos los que tienen que valorarlo si quieren. Si las relaciones humanas fueran como la fruta madura, sé árbol y deja que esta cuelgue de tus ramas, alguien la arrancará o no, pero no vayas ofrecerla como un vendedor de fruta que pretende colocar su mercancía, porque unos no la quieren, a otros nos les gusta, y otros no la necesitan y muy probablemente muchos tengan un concepto equivocado de como sabe, pero ese es su problema y no el tuyo.
Capítulo 40
La vida del ser humano es como el cine y cada persona debe de ejercer de guionista, intérprete y director de su propia película, aunque eso, lleva a algunos a la confusión, ya que su exceso de ambición hace que quieran abarcar demasiado y meten en la boca más cantidad de lo que pueden llegar a masticar, y esto sucede cuando algunos pretenden interpretar varios papeles al mismo tiempo e incluso, quieren ser siempre los protagonistas de la historia, sin dejar sitio para los demás.
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (VI).



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Capítulo 21
Si la vida que llevas no te gusta, busca todos los medios posibles a tu alcance para poder cambiarla, y si no lo haces así, no tienes derecho a quejarte. El cambio no es fácil, aunque muchas veces, no es lo más complicado de conseguir, y sí lo es en cambio, la decisión de dar el primer paso. Así y todo, aunque hagas lo indecible, puede que toda tu existencia se convierta en una insatisfacción vital permanente, pero siempre te quedará el consuelo de haberlo intentado.
Capítulo 22
Subir y bajar, bajar y subir, una y otra vez, así funciona la Montaña Rusa de la existencia. Si quieres estar siempre arriba, porque piensas que estando más alto vivirás mejor, tendrás que quedarte quieto. Si te mueves, que es lo normal, porque el día a día, te obliga a ello, tendrás que bajar, para volver a subir de nuevo, y así funciona este circo, ¡perdón, quise decir círculo!, llamado vida, en el que continuamente estamos dando vueltas y vueltas, ¿en qué dirección?, ¡tú sigue, y cuando ya estés lo suficientemente mareado, te paras y ya decides...!
Capítulo 23
Desde tiempos remotos el ser humano pretende sin cesar, escalar la montaña de la sabiduría, y lucha sin descanso por llegar a la cima (algunos, utilizan métodos poco convencionales, e incluso son capaces de abrirse paso a codazos), pero ese momento solo llegará, cuando el hombre tenga respuestas para todas l
Las preguntas que se pueda plantear dentro de su cabeza, siempre que lo haga con un mínimo de orden, de lo contrario, corre el riesgo de que se le vaya la olla.
Hasta que llegue el instante de coronar la cima con éxito (por cierto, algo bastante complicado, que no está al alcance de cualquiera, y mucho menos de aquellos, que sufren el vértigo de la ignorancia), el verdadero sabio, es el que de forma permanente y con la curiosidad de un aprendiz, busca el camino que le lleve a solucionar todas las dudas que tiene en su día a día.
Capítulo 24
En la película de tu vida, tú eres el actor principal, luego, hay más papeles (¡no olvides nunca, que para ti, el tuyo, siempre es el más importante!), que se reparten entre otras personas, como secundarios de cierta relevancia, y otros que son intrascendentes, personas que en tu existencia diaria, son simples figurantes, pues no te aportan absolutamente nada, algunas incluso, además de no dar, te quieren quitar parte del oxígeno que necesitas para vivir, pues con su presencia cansina a la vez que tóxica, pretenden ahogarte con el aire nocivo del pesimismo y la negatividad.
Hay personajes que son agradables y positivos, otros sin embargo, son unos indeseables además de destructores, pero todos forman parte del guión de la película, siempre necesario para el desarrollo de la trama, ¡real como la vida misma!
Capítulo 25
Existen muchos momentos en la vida, en que se nos presentan situaciones desconcertantes, que nos impiden ver con claridad el camino más adecuado que hemos de seguir, y de ahí, la importancia de contar siempre con el apoyo, consejo u orientación de otras personas, que nos ayuden a encontrar la dirección más conveniente para nuestros intereses, aunque siempre es mejor tener la capacidad suficiente, para que las soluciones a nuestros problemas, salgan de nuestra propia inteligencia, porque a veces uno, se puede encontrar completamente solo, y en esos momentos, no puede esperar absolutamente nada del prójimo.
También es importante tener en cuenta, que hay ocasiones en las que no falta conocimiento para tomar las decisiones correctas con arreglo a la situación de cada momento, lo que ocurre, es que tenemos una ausencia total de autoconfianza. Y por eso, hemos de corregir en la medida de lo posible este aspecto y fiarnos más de nosotros mismos como guías del camino que hemos elegido recorrer.
¡Es estupendo cuando te caes al suelo, tener alguien al lado que te pueda ayudar a levantarte, pero siempre mejor, si lo puedes hacer tú solo, sin ayuda de nadie!
Capítulo 26
Hay ocasiones en la vida que la fortuna cae de tu lado, y te encuentras cosas buenas, incluso excelentes, y casi sin buscarlas (¡enhorabuena, te ha tocado el premio!, quizá no sea el gordo que estabas esperando, pero a nadie le amarga un dulce).
Por desgracia, esto no es lo habitual, y el que quiere encontrar algo que merezca la pena, tiene que buscar con insistencia, con fe y sin desanimarse nunca, pero siempre con lógica, y no a cabezazos (aunque los hay que tienen un tarro tan duro, que incluso han derribado paredes, y además, sin casco, ¡ya les vale!).
No hay que caer en la paranoia, de aquel que deja su jardín como un auténtico queso gruyere, de tantos agujeros que hace a base de pico y pala, excavando de forma compulsiva, buscando un cofre de monedas de oro, que nunca aparece, ni lo hará en el futuro, salvo que el jardín destrozado sea el del Pirata Barbarroja.
Sigamos pues buscando, pero con los pies en el suelo, y con el casco puesto, por si hay alguno que en un momento de incontenible cruce de cables, le da un violento arrebato y estrella el cráneo contra el ladrillo, cual delantero rematando un saque de esquina.
Capítulo 27
Hay personas que piensan que son felices, pero en realidad no lo son, prefieren engañarse a sí mismas, y fingir ante los demás que disfrutan de la vida con satisfacción plena.
Otros, sin embargo, quieren ser felices pero no saben cómo conseguirlo, pero, es que tampoco se han molestado en aprender a hacerlo, o al menos a intentarlo de alguna forma más o menos eficaz.
También, hay otro grupo que no encuentra nunca la felicidad, por la sencilla razón de que siempre eligen el camino equivocado, el que les lleva al extremo contrario de lo que pretenden, es decir, la infelicidad.
Hay por último, otro colectivo más reducido, que afirma con absoluto convencimiento, que son felices por completo. ¡Enhorabuena!
Capítulo 28
He llegado a la conclusión después de haber apagado demasiadas velas de cumpleaños (aunque bastantes las haya soplado de forma simbólica, y muchas más de las que me gustaría), que no soy un diablo, pero al mismo tiempo, he de admitir, que tampoco soy un santo. Y digo que no soy un diablo, porque nunca le he robado el alma al prójimo para luego venderla en el infierno al mejor postor.
Y también digo, que estoy lejos, muy lejos de la santidad, porque entre otras cosas, para ser santo hay que disponer de cantidad elevada de compasión, de la que yo evidentemente carezco, aunque la parte positiva, es que tampoco me la aplico a mí mismo, ya que nunca me gustó compadecerme.
Capítulo 29
Si hay algo que alimenta nuestro miedo, es la opinión que el resto de las personas, puedan tener de nosotros, y es por eso, que muchas veces nos comemos la cabeza, en exceso, hasta llegar al extremo de que tener unos pensamientos tan exigentes con nosotros mismos, que se convierten en algo excesivamente tortuoso y por supuesto insano.
¿Habré dicho alguna tontería?
¿Me aprecian?
¿Les parezco simpático?
¿Le habrá parecido mal la decisión que he tomado?
¿Estarán enfadados con mi actitud?
¿Les habré causado buena impresión?
Y cientos de ellos parecidos, que solo sirven amargar poco a poco nuestra vida, algo que siempre hemos de evitar, haciendo lo posible por mejorar nuestro autoconcepto aplicando el refrán tan conocido de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo.
Capítulo 30
Que una persona debe de luchar por conseguir sus sueños e intentar por todos los medios posibles hacerlos realidad, es algo tan evidente, como que uno se moja cuando llueve y no lleva paraguas.
Sin embargo, darse cabezazos contra la pared por perseguir lo imposible, hace que existan personas que se obsesionan tanto con algo que les ha invadido por completo el cerebro, que llega un momento que pierden la noción de la realidad, y se pasan gran parte (o el resto) de su vida intentando morderse la nariz, algo a todas luces imposible, salvo que se tenga dentadura postiza.
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (V).

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Capítulo 14
Estoy encantado de haberme conocido. ¡Sí, digo bien, de haberme conocido! Y no digo de haberte conocido. Si no de haberme conocido a mí. ¡A mí mismo! Me vas a perdonar, pero ahora me importa más el Mí que el Ti En otro momento hablaremos de ti. De tus deseos, de tus ilusiones, de tus metas. Pero ahora el que importa soy yo. No pienses que soy un egoísta. Aunque en un momento dado si puedo parecerlo.Nadie es perfecto, y yo no soy la excepción.
¡Perdona, si quiero ser hoy el protagonista de la historia! Pero no lo voy a negar, así es. Hoy quiero hablar de mí. Aunque sin extenderme, ni “colgarme medallas”.
No se trata tampoco de cansar al personal. Ni de ser pesado ni aburrido. Y mucho menos de resultar pedante.Que es lo que les ocurre, a los que hablan mucho de ellos mismos. Esos del Yo, Yo, Yo y solamente Yo. Tampoco hace falta eso. ¡Tan solo quiero decir que estoy contento de haberme conocido! Y eso no es nada fácil, ¿sabes? Puede que tú todavía no te hayas conocido a ti mismo. Es probable que todavía no te mires lo suficiente en el espejo. Y quizá cuando lo hagas, la imagen que veas sea la de un extraño.Tendrás que seguir intentándolo.
Yo he gastado muchos espejos de tanto mirarme. Y también he roto algunos. Incluso, un par de ellos salieron volando por la ventana. Muchas veces no me gustaba lo que veía. Otras la nitidez de la imagen reflejada en el cristal era demasiado cruda. Y para qué engañarnos, más de una vez, lo que vi me resultó insoportable. No aparecía lo que de verdad quería ver. Y el espejo nunca engaña, siempre te dice la verdad. Seguro que si pones empeño en ello, al final conseguirás verte realmente como eres.
Y te pasará lo mismo que a mí, que estarás contento de haberte conocido. ¡Por fin!. De saber de verdad como eres. Y la alegría, no debe de ser porque lo que veas te guste. Porque quizás no sea así. Tu satisfacción debe de ser, cuando por fin consigues ver la realidad. Si tienes un grano y no lo encuentras, tendrás que seguir mirando. Pero, si lo ves, aunque no sea una imagen agradable, ¡enhorabuena! Sabes que lo tienes. Eres consciente de ello. Ahora si quieres que el grano desaparezca, ya depende de ti.
Tendrás que seguir el procedimiento adecuado. A todos nos lleva tiempo conocernos a nosotros mismos. Algunos no se conocen jamás. Quizás es que no lo han intentado con todas sus fuerzas. También puede ser un problema de miopía, ¿incurable? Lo raro es que nunca ven el grano en su cara. Sin embargo, ven todos los granos posibles en el rostro de los demás. Por lo que a mí respecta vuelvo a decir que: ¡Me resulta estupendo haberme conocido!
A pesar de que tengo granos en la cara. Sé exactamente dónde están y cuantos tengo. Aunque cada día que pasa, aparecen unos nuevos. Y desaparecen otros. El remedio siempre está en la pomada que apliques según la necesidad del momento. Debe ser la indicada, en su dosis justa y extenderla correctamente en la zona adecuada. ¡Por eso, estoy encantado de haberme conocido! ¿Y tú?
Todos tenemos granos en la cara, unos más que otros, pero granos al fin y al cabo. Y los granos, tanto los propios como los ajenos no son agradables de ver, pero están ahí. Y en mi caso lo que más curioso me resulta, es que ahora que veo todos mis granos, tengo menos que cuando no veía ninguno, y sin embargo tenía la cara llena de ellos.
Capítulo 15
Supongamos que soy un hombre, un macho, aunque también puedo ser una mujer, una fémina, en todo caso soy un individuo que piensa, que siente, que me rasco, que dudo y que como todos los individuos más o menos normales tengo las necesidades normales de cualquier ser humano normal.
Si fuera mujer podría llamarme por ejemplo Dolores López o Mónica Rodríguez, quizás Lucía García, pero no, rima con el apellido y no me gusta mucho, prefiero Sandra Avellaneda, creo que suena más rotundo y me da sensación de tía buena, por lo menos a mí me lo parece, aunque pensándolo bien creo que voy a adoptar un nombre masculino, por ejemplo Ángel Huerta, aunque suena un poco celestial por una parte y campesino por otra, quizás, Manuel Díaz, aunque me parece demasiado básico y huele a torero, hay tantos nombres que podría escoger, porque aquí el que decide como me voy a llamar soy yoy solamente yo, que para eso soy el autor y no tengo que ceñirme a ningún guión , tampoco admito imposiciones de nadie, incluso también pienso que el nombre no es demasiado importante lo que cuentan son las ideas ¿verdad?
Creo que ya lo tengo, he decidido llamarme Pablo Arilla, pero les prohíbo que hagan rimas fáciles con mi apellido, que sí zapatilla, ladilla, hebilla, maravilla, ytodos los “illa” que se les ocurra.
Ahora que ya saben ustedes como me llamo, puedo empezar a contarles lo que pienso de tantas y tantas cosas que me pasan por la cabeza que serían bastante largo de detallar, así que prefiero que lo vayan descubriendo poco a poco. Posiblemente no me conozcan nunca personalmente pero bueno, eso es lo de menos, no es relevante ni importante, soy un ser humano como tantos y tantos que van y vienen, que se paran de repente y que de igual forma se ponen a correr. Un ser humano con los mismos miedos, inseguridades, frustraciones, alegrías, tristezas, decepciones y un sinfín de defectos y también virtudes, porque no decirlo, que todos ustedes.
Capítulo 16
A veces la solución a un problema que nos está agobiando profundamente, y amenaza incluso a nuestro equilibrio mental, es más sencilla de lo que pensamos, pero no nos damos cuenta, ya que nuestro cerebro se encuentra bloqueado porque hemos realizado un planteamiento totalmente negativo de la situación, y claro, así es imposible, y hay momentos en nuestra vida de tanta ceguera (y la peor es la del que no quiere ver) mental, que seríamos incapaces de dar con el resultado de una simple suma. Es como andar a tientas en la oscuridad de una habitación, cuando lo fácil sería darle al interruptor de la luz, o simplemente subir la persiana.
Capítulo 17
Cuando no necesitas hacer preguntas, puede ser debido a creer, que eres un iluminado que ya lo sabe todo (hay muchos por ahí, que están convencidos de ello), o simplemente es que piensas que tienes en tu poder todas las respuestas que necesitas, para seguir viviendo y mantener el equilibrio imprescindible para que tu existencia no transcurra por el camino de la inestabilidad y de la permanente y dañina preocupación. Sin embargo, siempre te quedará una última pregunta que hacer y de su respuesta, saldrá otra pregunta y así sucesivamente. Y es que la vida, es una duda eterna, que una y otra vez te hace estar en permanente estado de interrogación.
Capítulo 18
No cabe duda alguna, que los buenos ejemplos, siempre son un excelente recurso para utilizar en determinados momentos, en los que la vida, no nos trata demasiado bien, cuando todo se complica, y eso nos hace entrar, en un callejón sin salida (o con ella, pero que nosotros somos incapaces de ver), de ahí que sea muy importante comprobar como otras personas, afrontan sus mie-
dos, y vencen sus dificultades, incluso ante pruebas terribles con los que una caprichosa existencia, castiga a muchos a lo largo de su recorrido terrenal, torpedeando incesantemente sus pasos, y a pesar de ello, salen adelante, siguen su camino, incluso sin perder nunca su sentido del humor y con una sonrisa en los labios, como imborrable y permanente tarjeta de visita, que sin duda alguna ha de servir de ejemplo y estímulo para el resto de las personas.
Capítulo 19
El buen detective, es aquel individuo, que siempre es capaz de descubrir en su interior, lo que jamás encontrará fuera de sí mismo, por mucho que se empeñe en buscarlo. Y para ser bueno investigando, no hace falta ser muy listo (tampoco tonto del culo), tan solo tener la suficiente sensibilidad, y el conocimiento necesario para darse cuenta, que aquello buscado con tanta insistencia, y que a muchos les lleva toda la vida encontrar (o nunca), siempre suele estar más cerca de lo que suponemos.
Algo que sin lugar a dudas ayuda mucho para lograr una buena investigación, son el olfato y el instinto, aunque por desgracia son dos cualidades, que al igual que la inteligencia, no se venden en el supermercado.
Capítulo 20
El exceso de ambición (tantas veces desmedida) es lo que lleva a muchas personas a vivir en un nivel de insatisfacción permanente, que puede durar incluso, toda la vida. Por eso, hay que saber siempre amoldarse a las circunstancias del día a día que nos ha tocado vivir, y eso no significa resignarse, abandonando la lucha por los objetivos que uno pretende conseguir, tan solo es encajar de forma adecuada, en los momentos que la existencia nos presenta, es decir, saber cabalgar la ola, y no ir de cabeza contra ella.
Y eso tampoco quiere decir, que haya que resignarse a la desgracia, pero hemos de tener en todo momento capacidad de adaptación, para que la lava del volcán no nos arrolle, y sobre todo, que la imaginación no nos engañe, y eso nos lleve a pretender lograr cosas imposibles, que irremediablemente, van a aumentar nuestros niveles de frustración. Siempre es bueno soñar, y de hecho es sano hacerlo, pero siempre con los pies en el suelo, porque si uno vuela demasiado alto, quizá se pierda, y no encuentre el camino de vuelta a la realidad.
¡Con una caña, podemos pescar un salmón, pero nunca una ballena!
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (IV).



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Capítulo 8
¿A quién no le gusta estar alegre? y si la alegría se mantiene durante todo el día, mucho mejor.
Los psicólogos y otros especialistas que se preocupan de estudiar el comportamiento del ser humano, están totalmente de acuerdo en resaltar los enormes beneficios que las emociones positivas aportan a las personas en forma eficaz terapia que eleva de manera considerable el grado de felicidad y potencia al máximo el optimismo.
Si hacemos referencia a la salud, son muchos los estudios que han demostrado su efecto preventivo ante las enfermedades de forma general, aportando un mayor grado de bienestar, produciendo unas bondades terapéuticas, que al final se traducen en el aumento importante de las posibilidades de disfrutar de una vida mucho más saludable.
El pensamiento, también se ve reforzado cuando aparecen las emociones positivas, pues las imágenes que se ven en nuestro interior se caracterizan por el entusiasmo y las buenas vibraciones que experimenta una persona que trata de afrontar su existencia con una actitud optimista.
Igualmente el estado de ánimo, siempre está más predispuesto a momentos de buen rollo, por así decirlo, con la gente de nuestro entorno, y se manifiesta entre otros detalles, en que somos más afectuosos, estamos más tranquilos, y mentalmente nos encontramos también más motivados para afrontar nuevos proyectos y llevarlos a cabo de una forma entusiasta favoreciendo el desarrollo de nuestra imaginación y creatividad.
Por último, las personas que se apoyan de forma habitual en sus emociones positivas, tienen una mayor capacidad para superar las adversidades, ya que se hacen más resistentes a las circunstancias negativas que en un momento determinado, les puede tocar vivir, y esto es debido a que ser positivos, propor-
ciona una mayor cantidad de recursos psicológicos que en forma de herramienta sanadora, se pueden utilizar en beneficio propio y también en el de otras personas cercanas e incluso ajenas.
Capítulo 9
Existen dos tipos de decisiones con relación al movimiento a ejecutar. Una, es la de la bailarina que permite que le den cuerda, para que se mueva dando vueltas y más vueltas, dentro de su confortable y protectora cajita de música. Otra, es la de la Bailarina, que abandona por decisión propia el espacio que le han asignado para bailar, y se arriesga con nuevos pasos, atrevidos giros y arriesgados saltos, siguiendo el ritmo de su propia música. Esa, que solamente suena en el interior de cada persona, aunque no siempre se tiene la sensibilidad suficiente para saber escucharla.
Siempre es preferible caerse bailando lo que a uno le gusta, que moverse como ese seguro y preciso robot que tiene todos sus pasos perfectamente programados, pero que no posee voluntad propia.
Capítulo 10
No es necesario extenderse demasiado, cuando hay algo que está absolutamente comprobado, y se sabe a ciencia cierta que es verdad. Para resumirlo, se podría decir algo tan elemental, como que, las cosas buenas nos benefician y las malas nos perjudican. Unas y otras, no se puede controlar en su extensión, ya que las personas vivimos supeditadas a lo que nos depara el destino, lo que sí es real, es que la actitud propia de cada individuo, lo predispone en un sentido o en otro.
En la existencia humana, hay muchos caminos por los cuales las personas pueden transitar, unos los hacen por decisión propia, que es lo ideal, y otros para su desgracia, no tienen la posibilidad de elegir (o no quieren hacerlo), y van por donde les mandan.
Sin embargo, al final todo se queda reducido a dos únicas direcciones, una que te lleva por el camino que conduce a la luz, y otra, que te arrastra hacia terrenos más sombríos, que irremediablemente conducen a la oscuridad.
Claro u Oscuro, esa es la elección, aunque no siempre el ser humano, tiene la capacidad y el acierto necesarios para tomar la decisión correcta, cuando tiene oportunidad real de hacerlo.
Luces: Alegría, amabilidad, autoestima, adaptabilidad, autoconfianza, buen humor, creatividad, entusiasmo, ilusión, júbilo, motivación, optimismo, resiliencia, sentido del humor, superación ...
Sombras: Ansiedad, aburrimiento, decepción, derrotismo, desmotivación, depresión, desconfianza, desilusión, estrés, frustración, hundimiento, ira, miedo, mal humor, odio, pesimismo, rabia, tristeza...
¿Y tú, qué camino eliges?
Capítulo 11
Cada cual inicia el día asomándose a la ventana de su existencia, decidiendo para donde quiere mirar y lo que quiere ver. Unos los hacen elevando sus ojos hacia el cielo, y lo ven azul, limpio y brillante, lleno de pájaros que silban alegres y vuelan libres, a su aire, sin que nadie les diga ni para donde han de ir, ni cómo deben de agitar sus alas. Hay otros sin embargo, que prefieren inclinar la cabeza hacia abajo, para ver el negro asfalto salpicado de baches y socavones, y la calle llena de suciedad, con un incesante trasiego de gente, que guiada por la rutina se mueve entre la confusión y el desencanto, mientras que la falta de entendimiento actúa sorprendentemente de semáforo que regula el tráfico.
Arriba o abajo, cada uno es libre de elegir hacia donde quiere dirigir su mirada. Siempre se puede cambiar el lugar elegido, si lo que se ve no es del agrado del que mira, lamentablemente para ellos, los hay que continuamente miran para el mismo lado, a pesar de que ven de forma permanente lo que en realidad no les gusta, y esto les sucede, una y otra vez, pero como dice el refrán, quien por su gusto corre, jamás se cansa.
Capítulo 12
En otros tiempos más bien lejanos, solía decirse que el matrimonio era para toda la vida. Hoy sabemos a ciencia cierta, que no es así. La frase en cuestión queda muy bonita, suena muy bien, pero tiene mucho de fantasía y bastante menos de realidad. Tan solo hay que echarle un vistazo a las estadísticas que de todo tipo existen al respecto, para comprobar la gran cantidad de parejas que se rompen dando por finalizada su vida en común, haciendo de esta forma, que vuele por los aires aquello tan conocido que decía, hasta que la muerte nos separe. Para siempre, no hay nada, y mucho menos, cuando estamos hablando de relaciones sentimentales, así que, por muy unida que en un momento dado pueda llegar a estar una pareja con el potente pegamento del amor, hay que ser conscientes de que el tiempo al final, lo despega casi todo, que se lo pregunten a todos aquellos, que utilizan dentaduras postizas.
La seguridad plena de seguir indefinidamente unido a tu pareja no existe, ya que eso no puede garantizarlo ninguno de sus dos componentes. Dijo una vez, ese genio del cine llamado Clint Eastwood, que si quieres una garantía, lo que tienes que hacer es comprar un tostador.
Capítulo 13
La verdadera sabiduría, es aquella que nos impide recurrir a pensamientos que causan debilidad en nuestro estado de ánimo.
El pasado ya no existe y mucho menos cuando solo nos aporta recuerdos negativos.
¿Qué objetivo que no sea algo malsano, tiene que acordarse de las desgracias del ayer?
Si tu pareja te dejó, por mucho que te acuerdes de ella, eso no va a hacer que vuelva, así que: ¡Olvídala!
Hay que vivir siempre el presente, o al menos intentarlo, ya que es solo lo que existe de verdad. No hay que torturarse día sí y día también, con esas cosas negativas que continuamente las personas atraemos como un imán a nuestro cerebro y que tanto daño nos hacen.
“Hay que olvidar las lágrimas del lunes, si no quieres seguir llorando el martes”
Lo que nos duele, por hechos del pasado, hay que tratar de borrarlo de la mente para que la insatisfacción, el desasosiego y la frustración no hagan su corrosivo trabajo de desgaste en nuestro interior y vayan destrozando poco a poco nuestro estado de ánimo y haciendo que nuestro bienestar acaba directamente en la basura.
¡Vive hoy, ayer no existe, mañana todavía no llegó!
El presente es lo que cuenta, es la única realidad de la vida, salvo que prefieras mirar hacia atrás para seguir con el palillo escarbando en la encía, hasta hacerla sangrar, o mirar en exceso a lo lejos, para ver lo que no existe; es muy conocido aquello que decía, que vive de ilusiones el tonto de los cojones, dicho sea de paso, con el mayor sentido del humor posible, ya que tal y como están los tiempos, muchas veces, lo único que podemos hacer es reírnos, empezando por nosotros mismos, porque además es gratis.
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (III).


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Capítulo 5
1) En la vida, si uno se considera una persona seria y responsable, siempre ha de hacer frente a las deudas (tanto materiales como morales) que genera. Lamentablemente, no siempre estamos en disposición de pagar hoy las facturas pendientes (ni unas ni otras), pero siempre, ha de tenerse la intención plena de satisfacer lo que se debe en el futuro, y cuanto antes mejor, siempre y cuando que la deuda no se pueda cancelar en el presente, que sería lo mejor, para ambas partes, por eso nos acordamos de aquello que dice que:
Quien paga descansa, y quien cobra, más.
2) En la vida, ante cualquier responsabilidad que una persona ha de afrontar, el objetivo, es desempeñarla lo mejor que sea posible en función de su capacidad, dedicándole el mayor de los esfuerzos y utilizando al máximo los recursos disponibles que tenga a su alcance. Si pese a todo, el resultado obtenido en base al trabajo realizado no siempre es lo suficientemente positivo que esperamos, hay que pensar, que dejando a un lado los errores que uno haya podido cometer, son muchas las veces, que dependemos de una serie de circunstancias que no podemos controlar, por lo tanto es inútil matarse por conseguirlo, y también hay ocasiones que estamos supeditados a la acción de otras personas, con lo cual nuestro margen de maniobra queda bastante reducido. No obstante, si los resultados son desfavorables siempre es fundamental hacer examen de conciencia y admitir las equivocaciones propias para corregirlas en el futuro y en especial, no culpar a los demás de lo que nosotros hemos hecho mal.
3) En la vida, vemos muchas veces como la existencia humana se convierte en una gran obra de teatro representada sobre un majestuoso a la vez que efí-
mero decorado de cartón piedra, y en el que casi todos los personajes se esconden detrás de una careta, que impide conocer su verdadero rostro, incluso se podría añadir a lo dicho, que muchos de estos individuos son más falsos que un Rolex (Trolex) de esos que se venden en los mercadillos junto a los discos y películas del famoso Top-Manta.
Capítulo 6
Decía no hace mucho tiempo el filósofo belga Marc Richir que el sentido de la existencia, la tradición y el futuro son los grandes problemas filosóficos de la actualidad.
No soy un experto conocedor de la filosofía moderna (ni de la antigua), y conozco sobre la materia, apenas lo poco que pude aprender (entender) en mis años de bachillerato en la asignatura correspondiente, y en alguna consulta posterior que a modo de curiosidad he realizado rebuscando en diferentes fuentes, por todo esto, no pretendo ni mucho menos, escribir aquí de filosofía, sería como mínimo un osado, pero a lo que sí quiero referirme es a mi propia filosofía (aunque esta sea de batín y zapatillas, es decir de andar por casa) de las cosas y en concreto de los apartados anteriormente expuestos.
1) La existencia: Un concepto tan amplio como complicado. Tan difícil de entender y más aún de explicar. Algo que a lo largo de los siglos, tantos y tantos hombres sabios han intentado descifrar y no han conseguido, pues la capa de misterio que rodea la existencia es tan profunda, que podemos taladrar y taladrar sobre ella, que nunca llegaremos a ver lo que de verdad se esconde en el fondo.
Muchas veces queremos protegernos ante el temor a lo desconocido que la propia existencia representa, y pretendemos ayudarnos con ese bálsamo suavizante que supone la religión, la fe, la creencia en un ser superior que dote de un verdadero sentido a nuestra vida, y que existir no sea solo eso, es decir, nacer, vivir y morir sin más, y ¿después qué coño (con perdón) pasa?
Cuántas veces nos hemos comido el coco, dándole vueltas y más vueltas a la cabeza, preguntándonos todo lo que supone nuestra presencia en este planeta y los grandes misterios que la rodean.
Probablemente, algunas mentes privilegiadas hayan llegado a conclusiones más o menos lógicas, con fundamento, pero la mayoría de los mortales (y yo me encuentro entre ellos), lo único que hemos conseguido es meternos en esa montaña rusa de la existencia, subimos y bajamos una y otra vez, y al final nos hemos exprimido tanto el cerebro pensando sobre lo que supone existir, que en un momento dado ya no sabemos si estamos en la cima de la cumbre o abajo, o si todo esto nos coge en medio de la subida o en pleno descenso.
La conclusión es que, lo que hay es lo que se puede ver, más allá de donde le lleven a cada uno, sus creencias particulares, ya sea por seguridad, convencimiento o tranquilidad.
Lo que sí está claro es que existir es presente, es hoy por hoy, lo único real. Ayer ya fue, mañana Dios dirá (o Alá, Mahoma, Buda o Aladino y su lámpara, según cada caso).
2) La tradición: Solo sirve cuando se ajusta a los tiempos, la que se queda desfasada, ya no vale. Lo eficaz, duradero y positivo de lo que sea, no viene determinado por ser algo que se lleva haciendo durante años y años, lo antiguo, si lo único que tiene es telarañas por el paso del tiempo, no nos sirve. Las tradiciones que hay que mantener son las que están en consonancia con los tiempos que vivimos, no las desfasadas, propias de otras épocas de la historia de la humanidad, y que en algunos casos han sido lamentables y crueles, fruto de mentes retorcidas y fanáticas, alejadas de cualquier tipo de sentimiento compasivo y de respeto por la vida humana.
¡No a la tradición por la tradición! lo moderno, no tiene que ser por sistema peor que lo tradicional, habrá que analizar detenidamente lo que es propio del presente y lo que no procede. Esperemos, por ejemplo, no volver ver tradiciones como las que se repetían hasta hace muy poco en algún pueblo, cuando tiraban a una cabra desde el campanario de la iglesia, para celebrar no sé qué, salvaje costumbre y también podemos entrar en determinados comportamientos, por exponer casos concretos, de tipo tradicionalmente machista que afortunadamente hoy, en pleno siglo XXI están casi superados, y digo casi, porque todavía hay algunos impresentables, por llamarlos de alguna forma, que justifican eso de como soy hombre, le puedo ser infiel a mi mujer, pero si ella lo es conmigo, le doy una paliza (o la mato).
3) El futuro: Probablemente, lo que voy a decir a continuación, no sea ninguna novedad, pero por si alguno no se ha dado cuenta, he de indicarle, que lamentablemente el futuro no existe. Y lo repito, solo existe hoy, ni ayer, ni mañana, tan solo hoy. Está muy bien eso de pensar en el día siguiente, de ser precavido, pero como el ser humano es egoísta por naturaleza, siempre quiere más, y no solo piensa en mañana, luego es en pasado mañana, y así sucesivamente, hasta que llega un momento que pierde la noción del tiempo, y se cree que va a vivir toda la vida.
A veces quedo sorprendido de cómo se comporta mucha gente en su vida, porque hace y dice cosas como si fuera interminable su paso por la tierra. Esto lo puedo comprobar sobre todo en el avaro, en el egoísta, y en todos aquellos que quieren acumular cuantas más riquezas mejor. Esos que ven en el dinero solo un fin para ser cada vez más y más ricos, y no como un medio para vivir mejor, y poder conseguir cosas que les permitan tener una existencia más segura y agradable.
Está claro que todos queremos vivir el mayor número posible de años, aunque el objetivo debería ser la calidad de esos años, porque existir por el mero hecho de hacerlo y a cualquier precio, creo que no tiene mucho sentido. Muchas personas han llevado una existencia tan desagradable y con tanto sufrimiento que vivir muchos años solo les ha traído más desgracia y dolor. No obstante, vivir el presente, no quiere decir que no seamos optimistas de cara al futuro, pero siempre siendo conscientes que el objetivo en todo momento, es el ahora, y no el después, ya que si estamos muy pendientes de disfrutar el domingo, igual nos perdemos lo que hay el sábado, y también como dicen muchos expertos en cuestiones sobre el comportamiento humano, la felicidad no está al final del camino, sino durante el transcurso del mismo, por eso si pensamos tanto en mañana, igual nos pasa hoy sin enterarnos y nos estamos perdiendo algo realmente interesante.
La sabiduría del refrán siempre acertadamente aconseja, no dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy, es la mejor receta para existir y al mismo tiempo para saber aprovechar al máximo, esa cosa tan valiosa y tan irrecuperable cuando se pierde, que se llama tiempo.
Capítulo 7
Hay que tener en cuenta que para nuestra salud física y mental es muy importante pensar siempre o al menos intentarlo con todas nuestras fuerzas, en positivo. Cuando lo hacemos estamos favoreciendo no solo llevarnos bien con nosotros mismos, lo cual, es de suma importancia para nuestro equilibrio mental, también se mejora la relación con las demás personas que forman parte de nuestro entorno, y estamos logrando que nuestra vida sea mucho más fácil de llevar y en definitiva más placentera.
Pensar en positivo hace que uno se sienta mejor y eso es indudable que repercute en nuestra salud en el aspecto más beneficioso posible, tanto a nivel físico, como psíquico y espiritual. Resulta evidente que la negatividad no aporta beneficio alguno, al contrario, incide de forma dañina en nuestro organismo. Algunos estudios han llegado a la conclusión que cuando se tienen pensamientos negativos el sistema inmunitario del ser humano se debilita y se hace más propenso a las enfermedades. Por eso hay que hacer todo lo contrario, es decir tener pensamientos positivos que van a dar un soplo de aire fresco a tu existencia, más energía en tu vida diaria, van a evitar que el pesimismo aparezca con frecuencia, van a aumentar tus momentos de alegría, facilitaran tu convivencia con el resto de los mortales y muchas veces eliminarán esos estados de irritabilidad o enfado que tantas veces se asocian al quehacer diario de la vida de las personas.
Ser positivo es pensar en positivo. Tener pensamientos que nos favorezcan, que nos hagan estar más contentos y satisfechos el mayor tiempo posible y eliminar aquellos que nos hacen daño, ese es el objetivo y depende solamente de uno mismo. Para muchos puede ser una tarea difícil, pero hay que intentarlo (nada bueno es gratuito) y en todo caso aprender de todas aquellas personas que han cambiado el chip y viven su vida en positivo, con pensamientos que favorecen su estado de ánimo y que les hacen vivir una existencia como mínimo mucho más agradable, plena y satisfactoria.
No cabe duda cabe, que la expresión tan conocida de ver la botella medio llena o medio vacía, refleja claramente esa línea divisoria existente entre lo positivo y lo negativo. Muchas personas no la cruzan nunca. Los que están en el lado del “más” siempre tendrán una vida mejor que los que se encuentran en el terreno del “menos”. La “Ley de la Atracción” viene más o menos a decir, que el ser humano es como un imán, que atrae tanto lo bueno, como lo malo, atraigamos pues lo positivo pensando siempre en ello, y será lo que recibamos.
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (II).



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Capítulo 4
Muchas veces los seres humanos afrontamos la vida de una forma pasiva, y estamos esperando con enorme y equivocada paciencia, que algo cambie para mejorar nuestra existencia, que se nos antoja muy poco atractiva.
En demasiadas ocasiones las personas se convierten en títeres de las circunstancias, y se dejan manejar de forma incomprensible por los hilos manipuladores de otros individuos, que se cuelan sigilosamente en sus vidas, ejerciendo una personalidad dominante y controladora, que se aprovecha de la debilidad propia de mentes fácilmente manejables, caracterizadas sobre todo por una poca o nula fuerza de voluntad, y una muy baja autoestima.
El ser humano, ha de ser siempre dueño de sí mismo, y basándose en esto, ha de construir de forma sólida y contundente su paso (firme) por este siempre misterioso y muchas veces incomprensible planeta llamado Tierra.
La tarea de construcción ha de ser permanente, y no se debe de delegar en otras personas para que lo hagan por uno.
Los objetos y los animales solamente pueden ser lo que son, sin embargo los humanos somos diferentes (desgraciadamente, y en comparación con los animales, muchas veces salimos peor parados, por las cosas tan absurdas y en ocasiones, crueles, que hacemos), podemos y debemos construirnos a nosotros mismos, y llevarlo a la práctica de la forma más positiva que nos sea posible.
Existen sin embargo, ciertas barreras con las que muchos tropiezan, y quizá, en demasiadas ocasiones, se convierten en montañas imposibles de escalar, aunque a este respecto, conviene decir, que muchas veces la imponente e inaccesible cima, intimida más cuando se piensa en ella, que cuando uno se calza las botas de escalada y comienza poco a poco, paso a paso a recortar distancias con el lejano objetivo.
En muchos momentos los tropiezos son fruto de las propias autolimitaciones, que las personas se empeñan en cargar a su espalda, incluso los más masoquistas, también se las cuelgan al cuello. El resultado, es que siempre que caminan, tienen que soportar esa pesada carga, como si tuvieran que llevar pegada a su cuerpo de forma permanente, una mochila repleta de piedras, y si esto no fuese suficiente, se cuelgan un lastre extra a modo de collar de hormigón.
No exageramos en lo que aquí exponemos, si tenemos en cuenta que los seres humanos, en algún momento de nuestras vidas nos movemos dominados por un convencimiento erróneo, de que no estamos capacitados para lograr determinadas metas que nos hemos propuesto, y nos vemos a nosotros mismos, como unos fracasados incapaces de alcanzar los objetivos que pretendemos conseguir. Por desgracia, son bastante las personas que tienen estos pensamientos negativos de forma permanente.
Si nos paramos a pensar detenidamente sobre nuestra forma de comportamiento, cosa que por otra parte, no hacemos casi nunca, ya que vivimos demasiado rápido y hay poco tiempo para pararse a reflexionar sobre nuestra propia existencia, nos daremos cuenta, que en demasiadas ocasiones las personas nos vemos lastradas por un concepto equivocado y absurdo que tenemos de nosotros mismos, de nuestra forma de ser, y que nos incapacita para crecer y avanzar en cualquier actividad que pretendamos llevar a cabo.
Pensamos que somos de una determinada manera, y que no podemos cambiar por mucho que lo intentemos, ya que además, somos absolutamente conscientes, de que esa forma de ser nos perjudica. Pues bien, cualquiera puede cambiar para mejorar, pero, siempre que ese cambio sea una decisión fruto del propio convencimiento, pero nunca de la imposición de otras personas.
Cambiar porque otros te dicen que lo hagas, no es una opción para nada recomendable, sobre todo a partir de ciertas edades (no hablamos de niños y adolescentes, incluso jóvenes, que necesitan de forma permanente el consejo y orientación de padres y educadores).
Cada uno ha de tomar la decisión de modificar su comportamiento, cuando está completamente seguro de ello, ya que, ha llegado a la conclusión de que eso le va a beneficiar en su desarrollo personal.
Hay otras personas sin embargo, que abandonan su labor de construcción porque les resulta mucho más fácil acusar a otros de sus propios errores. Es muy cómodo eso de señalar siempre a los demás de los fallos cometidos, y crear una permanente actitud defensiva a modo de coraza, para de forma continua tener en todo momento una justificación y no reconocer las equivocaciones que uno comete a lo largo de su vida. Una frase que define muy bien esta circunstancia, es la expresión deportiva, que se refiere a eso de echar balones fuera.
También hay quienes, en una especie de invariable postura de brazos caídos, aluden continuamente, cual disco rayado, a la mala suerte, para justificar su apatía laboral en la edificación de su propia existencia. Construir nuestra vida, no es tan sencillo. Levantar uno a uno los pisos del propio edificio, lleva su trabajo, y sobre todo hacerlo encima de una base sólida, que no se resquebraje ante el más pequeño golpe. Habrá días con frío y otros con sol, que van pasando y moviéndose alrededor de la estructura de nuestra obra, incluso algún que otro terremoto de mayor o menor intensidad, que agitará con determinada violencia las paredes de la casa, pero si la hemos construido correctamente, seguro que aguanta la sacudida, o al menos, las posibilidades de que el edificio se mantenga en pie, serán mayores, que otras construcciones hechas sobre suelos de arcilla y barro.
Viviremos multitud de circunstancias, unas veces desfavorables y otras que estarán de nuestro lado. Habrá tiempos de abundancia, y otros de estrechez, pero en todo momento el individuo debe de mantener bien sujetas, las riendas del caballo de su propia vida, y siempre pensando en positivo.
Sumar, crecer y avanzar son las flechas que han de indicar el camino a seguir.
“En esta vida es fácil morir, construir la vida es mucho más difícil”
(Vladimir Maiakovski)
Fran Laviada
"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (I).




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NOTA DEL AUTOR
La Trilogía Terrícola está formada por una recopilación de artículos y otros textos de contenido diverso que el autor ha ido publicando en los últimos años (aunque en algunos casos, se ha ampliado y/o retocado el contenido, y también se ha añadido material inédito para completar la extensión de la mencionada Trilogía), en la Red Internet, en páginas web, blogs y en diversas plataformas relacionadas con medios de comunicación y otras de diverso contenido temático. Los textos se han adaptado en la medida de lo posible a la estructura del libro, y aunque todos los apartados (o pequeños capítulos) guardan cierta relación entre sí, ello no supone que cada texto sea continuación del anterior y de ahí que a lo largo de los tres libros se hayan publicado como apartados independientes. El autor cuenta su vida como Terrícola, escribe sobre sus experiencias en el planeta, expresa sus opiniones sobre el entorno que lo envuelve, lo que no le gusta y le genera una permanente insatisfacción vital, lo que tiene que hacer para seguir adelante en el complicado camino de la existencia, y la búsqueda permanente del positivo combustible existencial que le permita avanzar con moderado optimismo, pero sin vivir en un mundo irreal, que muchas veces actúa como mecanismo de salvación, aunque al final choca siempre frontalmente con la cruda realidad. Este es el segundo título de la trilogía, el anterior publicado fue “El terrícola insatisfecho” y el siguiente y último “El asfixiante globo terráqueo”.
“Es obligatorio para todo ser humano, alimentar sin descanso su instinto de supervivencia, por eso ando, corro, nunca paro y sigo el camino. Siento, respiro, vivo. Ahora hace calor, luego frío y aparece el dolor, pero pienso, y me río. Mismo camino, paso más corto, y corro, pequeño salto y me río. Me duele, pero sigo vivo. Lluvia, viento, vuelve el frío. Sudor, dolor, sigo, otra vez calor, pero no me fío, quizás retorne el frío. Otro día más y corro. Caminar, correr, nunca me quedo quieto. ¡Gracias, me siento vivo! Y sigo. Paso largo, mismo camino, me duele, pero me río...”
Introducción
Cuando escribes una historia de ficción, uno pone en boca de los personajes que inventa, todo lo que se le ocurre para dar rienda suelta a su imaginación, y se sumerge en un mundo de fantasía, en el que se puede permitir el lujo de transformar la realidad según el capricho y la creatividad del momento.
El escritor cuando inventa, puede inspirarse en personajes reales y hechos verdaderos, pero dándole siempre (como mínimo, haciendo el intento) rienda suelta a su capacidad para cambiarlo y mezclarlo todo (nombres, hechos, fechas, situaciones, lugares...), pudiendo crear algo que tan solo está en su cabeza, únicamente hace falta llevarlo al papel. En definitiva, quien escribe, puede sentir esa sensación de libertad que le permite sacarse de la manga otros mundos paralelos a los auténticos, para ponerse a salvo de la cruda realidad, que en muchas ocasiones puede llegar a ser asfixiante, aunque a veces, como es el caso de lo que aquí se cuenta, no hay ficción que valga, y todo lo que se dice está basado en el desarrollo de la existencia diaria del autor, aunque, como toda opinión personal, lo expuesto siempre está supeditado a un criterio muy particular de quien escribe, aunque uno, siempre trate de seguir en todo momento el camino de la objetividad, aunque eso no signifique que se tomen caminos equivocados, algo que en definitiva se hace todos los días, tomando decisiones para encaminar nuestros pasos en la dirección adecuada, que no siempre es la elegida.
Lo que sí resulta evidente, es el hecho de que uno libremente, se permite expresar sus opiniones ejerciendo su derecho a decir lo que piensa sin ofender a nadie, ya que la libertad de expresión, también tiene sus límites, y acompañado en todo momento, de esos dos amigos inseparables, inspiradores y fieles, que se llaman soledad y silencio, que sin duda, aportan claridad a las ideas, para buscar salidas más o menos satisfactorias que permitan en cierta medida, mitigar la insatisfacción vital permanente, que nos embarga a los seres humanos, excepto a los que ya están resignados, a los conformistas y a los cobardes, estos y algunos más, que han dejado su supervivencia en manos de eso que se conoce como el destino, pensando erróneamente, que todo está ya establecido de antemano, y que un individuo puede hacer poco para cambiarlo, cuando la realidad de la vida diaria, es que siempre, los que tienen más posibilidades de seguir respirando y salir adelante en este planeta llamado Tierra en el que vivimos, son aquellos que no se rinden nunca, que no bajan la guardia, que no se paran, que se levantan cuando caen (y casi siempre, sin ayuda de nadie), es decir, todos aquellos que son conocidos como Supervivientes.
Y a todo lo dicho (insistimos en ello, igual que en el primer título de la Trilogía) que hay que añadir a todo lo dicho, el sentido del humor, ese aderezo imprescindible que toda buena ensalada existencial necesita para darle a la mezcla el equilibrio necesario y conseguir que la filosofía del buen estado de ánimo prevalezca siempre por encima de la adversidad.
"La risa es un tónico, un alivio, un respiro que permite apaciguar el dolor".
(Charles Chaplin)
Capítulo 1
Hoy es el primer día del primer año de la vida de cualquier ser humano.
Los años vividos hasta la fecha (muchos o pocos), han muerto, y por lo tanto, deben de estar enterrados o incinerados sus restos y esparcidos a los cuatro vientos. Si el pasado de unos ha sido positivo, lo mejor es rezar en señal de recuerdo y agradecimiento, y despedirse, si por el contrario, para otros, el recuerdo del ayer solo aporta negatividad, quizá una opción válida sería escupir sobre su tumba o al aire, si es que esta no existe sepultura, y olvidarse para siempre de lo ocurrido.
Tanto en un caso como en otro, podemos recordar el dicho católico (desconozco si es igual en otras creencias religiosas) de que en paz descansen (R.I.P) y a partir de aquí iniciar el Año Cero y seguir adelante.
Capítulo 2
Si hacemos un pequeño ejercicio de creatividad mental, y nos imaginamos que en el interior de nuestro cerebro, tenemos un reproductor de música (formato a libre elección), con un ligero esfuerzo, podremos escuchar la melodía que suena en su interior, solo hace falta tener el suficiente sentimiento, la sensibilidad imprescindible y una mínima capacidad para emocionarse. En definitiva, simplemente es necesario, que la zona correspondiente al hemisferio cerebral derecho, no sea una tierra árida y se encuentre lo suficientemente regada, para que brote la vida en ella.
El sonido de la música, siempre nos recuerda, si le prestamos un poco de atención, que la existencia del ser humano no es excesivamente larga, y que hemos de aprovechar el tiempo, para hacerlo los más productivo posible, exprimiendo todo el jugo a cada día vivido, como si fuese el último de nuestro paso (fugaz) por la tierra.
En resumidas cuentas, no hay que perder ni un segundo (ni tan siquiera una décima), en aquellos asuntos que por lo general no nos llevan a ninguna parte, y que al final, van en contra de nuestros propios intereses, porque atienden más a los deseos de otras personas, que muchas veces ¡y eso es lo verdaderamente lamentable e inadmisible!, quieren imponernos a toda costa sus opiniones, deseos e incluso (¡manda huevos!) sus caprichos.
Siempre hay que seguir el sonido de nuestra propia música, y nunca escuchar la que nos quieren tocar los demás, ni tan siquiera el estribillo, que es un preámbulo con trampa que finamente y con astucia calculada nos lleva al engaño, si nos dejamos engatusar.
Y si para ir a nuestro propio ritmo, hemos de llevar el paso cambiado, se va ¡y
no pasa nada, faltaría más! (otra cosa sería estar desfilando en plan militar).
Si al resto de la gente no le gusta, no es nuestro problema. Si uno sigue una marcha musical que no es la suya, y lo hace por complacer a los demás, o por miedo, e incluso por educación, que de todo hay, lo único que se consigue, es traicionarse a uno mismo, y eso sin duda alguna, es de la amplia gama de errores que un ser humano puede cometer, uno de los peores.
“Si un hombre no va al mismo paso que sus compañeros, quizá sea porque oye
un timbal distinto. Dejémosle seguir el paso de la música que oye, sea acompasado o irregular”
(Thoren).
"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (y IX).




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Capítulo 30
La vida es una “vieja bruja” que maneja tus sentimientos a su antojo y por esa forma caprichosa de actuar te lo puede dar todo, o dejarte sin lo que más quieres, incluso en “pelota” (siendo más dañina, la desnudez emocional, que la material).
La existencia es cruel para algunos, pero es una grave equivocación tratar de olvidarse de ella, perdiéndose en un mundo falso que te haga vivir ilusiones irreales. Lo ideal, es crear un universo paralelo propio, pero siempre con los pies en la tierra y no en la luna, aunque en ese espacio ideal, ¡tan solo tú!, puedes establecer las reglas del juego.
La vida es demasiado importante y a la vez demasiado corta (quizá haya que pensar como consuelo, en la prórroga de la reencarnación, y aunque los budistas lo tienen claro, hay muchas dudas al respecto), para desaprovechar el tiempo (algo parecido a tirar comida, aunque tan solo sea un trozo de pan, sin duda un pecado, en un mundo en el que todavía hay millones personas pasando hambre e incluso muriendo por falta de alimento).
Ya lo dice el refrán, con su demostrada sabiduría, que no se debe de dejar para mañana, lo que se pueda hacer hoy. Quizá mañana no llegue nunca, por eso lo más práctico es vivir el día a día, y exprimirlo al máximo, y al final lo que hayamos disfrutado es algo que ya nadie nos podrá quitar nunca.
Capítulo 31
Todos tenemos en el interior de nuestra mente, un territorio privado, en el que hay un único dueño, nosotros mismos, y ese es un espacio sagrado, que no lo puede invadir absolutamente nadie, ya que de no ser así, jamás disfrutaremos de la verdadera libertad, esa que el ser humano tiene derecho a saborear desde que nace y que desgraciadamente no está al alcance de todos, pues son muchos los que por diversas razones se ven privados de ella, influyendo en ello la actitud dictatorial y opresora de otros.
Capítulo 32
Siempre es posible vivir de lo que uno sueña (eso sí, con mucho esfuerzo, y también suerte, aunque a veces ni con eso), el problema es que existe un sector de sobra conocido (y padecido) al que pertenecen los llamados “inmovilistas, tradicionales y arcaicos” (aunque se les podría adjudicar una larga lista de calificativos, y por supuesto, ninguno bueno), de siempre (esos que hacen lo posible por ralentizar el desarrollo del progreso), que quieren tener controlado en todo momento al personal con el socorrido método de meter miedo, y decirle continuamente que NO (que eso NO se puede, que eso NO se hace, que eso NO se toca, que eso NO se dice...), algo que se combate haciendo oídos sordos a los bien llamados “carcas” (mercenarios del temor, predicadores de la intransigencia, nostálgicos de un pasado paleolítico...), pasando por debajo del sobaco (e incluso, por otras partes blandas de la anatomía humana) las advertencias sobre el supuesto peligro, que supone no ser en estos tiempos, un individuo “políticamente correcto”. ¡Lo que hace falta en este país, es mano dura, y se acababan las tonterías...!
¡Para cagarse...!
Al final, siempre salen adelante y consiguen lo que se proponen, aquellos que tienen claro lo que quieren, que hacen lo que les gusta poniendo en ello, toda su pasión y entusiasmo, y eso les hace inmunes a cualquier clase de veneno que les quieran inocular para quitarles sus sueños, y convertirlos en indefensas y disciplinadas marionetas humanas sin alma, y desprovistas de toda su autoestima y dignidad.
Capítulo 33
Cualquier persona te puede enseñar una buena receta para preparar un delicioso plato, pero para aprender a cocinar, nadie mejor que un Chef, ya que resulta evidente, que no es lo mismo freír un huevo (y hasta para eso, se necesita pericia) que hacer una paella.
En la vida sucede lo mismo, siempre se puede aprender algo de cualquier ser humano, aunque, para no perder el tiempo, es mejor ir en línea recta que dando rodeos, por eso lo práctico, es acudir a los especialistas de cada materia, que los hay y muy buenos, aunque no todos están acertados a la hora de evaluar sus conocimientos, y algunos tienen cierta tendencia a sobrevalorarse, así qué, la dificultad muchas veces, consiste en descubrir quiénes son, ya que vivimos en un país, en el que son demasiados, los que pretenden aparentar lo que no saben, aunque presuman continuamente de ello.
¡España es así! ¡Y olé...!
Como experiencia personal, y si sirve de ayuda para los lectores, por norma general, el que de verdad sabe, de lo que sea, casi nunca hace ostentación de su sabiduría, y como ejemplo, me quiero referir a algo tan simple como hacer comentarios durante la retransmisión de un partido de fútbol. Casi siempre los que menos hablan (tan solo haciendo valoraciones puntuales, precisas y acertadas), son entrenadores de prestigio a los que se les invita en un momento dado, a comentar el partido televisado, sin embargo, los que más le dan a la lengua (muchas veces haciendo una exhibición manifiesta de sus “presuntos” profundos conocimientos en la materia, y con una palabrería que como mínimo empalaga, y que sacaría los colores a cualquiera de los televidentes que tenga un mínimo de sentido del ridículo, son los que menos historial práctico poseen (lo que viene siendo simplemente, “sentarse en un banquillo” aunque sea dirigiendo un equipo de minibenjamines), que es lo que de verdad podrían aportar para refrendar lo que saben. Pero bueno, es lo que hay, la solución como en otras muchas cosas, siempre está en la mano de uno mismo, y en este caso con poner a cero el volumen del televisor, problema solucionado, aunque para otros asuntos los remedios no son tan fáciles, y como para muestra vale un botón, que se lo pregunten a los sufridos ciudadanos que tienen cada día que pelear con las entidades bancarias (sin duda alguna, auténticas aves de rapiña), para que les devuelvan todo los que le han cobrado de más, en su amplio y variado catálogo de productos trampa (elaborados por mentes retorcidas, para exprimir hasta los tuétanos al desgraciado de turno) del tipo: “acciones preferentes, cláusulas suelo o préstamos variopintos”, por poner algunos ejemplos vergonzosos, que harían palidecer al mismísimo Satanás, y no sigo, porque me caliento... ¡y ya me estoy poniendo un poco rojo…!
Capítulo 34
En muchas ocasiones (demasiadas) a lo largo de nuestra vida, estamos deseando oír a otras personas, tan solo, para recibir de ellas un halago (algo evidentemente agradable de escuchar y muy positivo para nuestra autoestima, pero que si es excesivo, al final, siempre debilita, por lo tanto, no está demás tenerlo en cuenta) sobre nuestra imagen personal, del tipo, ¡qué buen aspecto tienes, o ¡qué delgado estás! (aunque ambos sean mentira, porque estás demacrado por el estrés laboral al que te somete un tiránico jefe, que te exprime como a un limón, pero que sin embargo a la hora de pagarte, ya no se muestra tan exigente, y gordo, por las comilonas habituales, que te metes entre pecho y espalda, ¡a ver ese colesterol!).
En el caso que nos ocupa vamos a suponer, que las lisonjas recibidas sean ciertas, sin embargo, cuando alguien nos lo dice, no sabemos muy bien cómo reaccionar, incluso no produce cierta vergüenza lo que nos entra por el oído, y tendemos a minimizarlo, o incluso, casi a disculparnos por lo que nos han dicho (casi siempre, una falsa modestia, mal disimulada), y es que a los seres humanos siempre nos cuesta mantener el equilibrio, o estamos en Pinto o en Valdemoro.
Los terrícolas somos así de raros, no todos, por supuesto, aunque muchas veces, la rareza, es lo que de verdad nos distingue de la vulgaridad, esa de:
¿Dónde vas Vicente? ¡Donde va la gente!
Cuando queremos estar solos, nos molesta cualquier tipo de compañía, y cuando en determinados momentos y circunstancias, nos vendría muy bien estar acompañados, nos encontramos completamente solos, incluso los que tienen perro, que harto de los caprichos de su amo, se ha ido por su cuenta y riesgo a dar una vuelta por el parque, porque el chucho, también tiene necesidad de sus momentos de soledad.
¡Así son las cosas, y mientras, la vida pasa, es lo que hay!
“Es mejor ser un humano insatisfecho que un cerdo satisfecho”
(John Stuart Mill)
“Los humanos debemos el progreso a los insatisfechos”
(Aldous Huxley)
“El deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse. El amor en cambio, es un eterno insatisfecho”
(José Ortega y Gasset)
FIN de la primera parte de la Trilogía.
¡Si te gustó lo que has leído, te animamos a leer la segunda parte!
“Superviviente en un planeta llamado Tierra”
"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (VIII).



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© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 22
Hay que tener mucho cuidado, con ese peligroso individuo que con astucia calculada, se disfraza continuamente de Ciudadano Ejemplar, que suele dar consejos (sin que se los pidan) haciendo continua exaltación del valor de la moralidad y las buenas costumbres, y que incluso, te mira mal si tiras un papel al suelo, pero que sin embargo, tiene las baldosas de su casa con una gruesa capa de polvo, además de pasar de forma sospechosa, más tiempo de la cuenta, en casa de su vecina, que además está casada, pero que vive muchas horas en soledad, porque su marido tiene un trabajo que le hace viajar con frecuencia, ¡vaya por Dios!
Eso de haz lo que yo te digo, pero no hagas lo que yo hago, pertenece a otras épocas, que afortunadamente ya se quedaron muy atrás, aunque siempre queda por ahí escondido, algún Dinosaurio moralizador (a veces muy bien disfrazado, aunque ya no engaña a nadie, a “casi”, ya que siempre hay por ahí algún pardillo, al que le quieren vender algún pequeño terrenito en el paraíso eterno, y “pica”) que se resiste a irse de una puñetera vez, ¡qué cansino!
Capítulo 23
Vivir en la pasividad excesiva, que ofrece de manera traicionera, esa peligrosa y conocida “zona de confort”, hace que muchas veces (más de la cuenta), la negatividad disfrazada de lo que no es, se vaya poco a poco apoderando de nuestra vida, sin que hagamos nada por evitarlo, resignados a nuestro infortunio (el que quiera, que lo llame mala suerte, si eso le sirve de consuelo), con la docilidad de un disciplinado perrito faldero, hasta que el desastre hace acto de presencia en nuestro espacio vital, con la fuerza destructora de un huracán, cuando ya es demasiado tarde para ponerse a salvo.
Capítulo 24
Nunca llegué a entender a esa clase de individuos retrógrados, que consideran una tragedia, incluso algunos fanáticos de la religión (de cualquier religión), le dan categoría de castigo divino, al hecho de tener un hijo gay (o una hija lesbiana), como si la homosexualidad fuera un pecado.
¿Se ha parado usted a pensar “Míster Picapiedra” que el muchacho ha heredado su código genético?
¿No será que en algún escondido y misterioso rincón de su organismo hay una pequeña fuga de aceite?
¿O quizá una diminuta pluma que se ha quedado a medio crecer?
¿A qué no lo había pensado, verdad Señor?
¡Pues hágalo, quizás sea usted el principal responsable de eso que tanto detesta!
Capítulo 25
La observación es una cualidad muy importante que el ser humano tiene a su disposición para evaluar con cierto grado de exactitud todo lo que le rodea, por eso, he podido comprobar entre otras muchas cosas que me llaman la atención sobre esa clase de gente que goza de un nivel social elevado, o mejor sería decir muy elevado, teniendo en cuenta la magnitud de su poderío económico, que el “lujo”, es una excusa que los ricos tienen para presumir de lo que la mayoría de las personas no tenemos, ni tendremos jamás a nuestro alcance (aunque trabajemos cien años, y salvo que tengamos la suerte de que nos toque la lotería), y se dejan engañar (conscientemente porque de tontos no tienen ni un pelo, ya que si lo fuesen no serían ricos, aunque los hay que han tenido mucha suerte, que es la única explicación para que algunos que saben leer y escribir, y hasta ahí llegaron, están “podres” de dinero), pagando un precio desorbitado por cosas que no lo valen, pero que tienen el valor añadido de que los pobres, jamás las podrán conseguir.
Capítulo 26
Lo peor que le puede suceder al ser humano, no es morirse, a pesar de lo trágico que este hecho supone, tanto para el finado (principalmente) como para su familia y amigos (siempre menos de lo que uno piensa), todavía es peor, irse al otro mundo, habiendo perdido el tiempo a lo tonto, desaprovechando una tras otra las oportunidades que la vida nos ofrece a todos (a unos más, y a otros menos, y en esto, como en casi todo, influye poderosamente el dinero, y por supuesto los buenos “contactos”, tan solo hay que ver la cantidad de “enchufados” que hay en los organismos oficiales, de nuestro “bendito” país) a lo largo de nuestra existencia.
Capítulo 27
Mal asunto es esperar que el infortunio de unos suponga la felicidad de otros. Si por desgracia alguien tiene que utilizar una silla de ruedas para desplazarse, podrá sentirse más identificado con su entorno, si las personas que le rodean, tienen la misma limitación, pero no por ello la persona en cuestión va a ser más feliz. Eso solo, lo lograría el día que pudiese caminar, algo tan sencillo como eso.
Es algo parecido a la palabra herencia que casi siempre va unido a la palabra desgracia. Para recibir cierta cantidad de dinero, se tiene que morir tu padre o tu madre, aunque algunos, en fin...
Capítulo 28
Si los seres humanos fuésemos menos egoístas nos daríamos cuenta que en la gran tarta de la existencia, hay pastel para todos, siempre y cuando que los trozos se repartan correctamente, aunque este es un criterio que no comparten los que más tienen, pues no conformes con tener dulce suficiente para llenar su abultada y sebosa barriga, pretenden quedarse con la tarta entera, y luego, pasa lo que pasa, que les sale el azúcar hasta por las orejas, y cuando se quieren dar cuenta, ya es tarde, pues están tan inflados de glotonería, que acaban reventando.
¡Tanta azúcar, no puede ser buena!
Capítulo 29
Quiero soñar siempre con sueños de verdad, aunque sean alocados, muchas veces la fantasía se hace realidad, pero nunca quiero soñar con sueños impostores de cartón piedra camuflados detrás de una careta con falsa sonrisa (tan hipócrita, que está dibujada, por eso es permanente, y por eso engaña), de esos que me castigan con el látigo de la decepción, y que acaban siendo sueños rotos, que al final se transforman en más negatividad para guardar en el baúl (que además está ya, casi lleno) de las cosas inservibles.
Tampoco quiero sueños gélidos, de esos pétreos, porque son de hielo, que se derriten siempre al calor de la realidad, ni tampoco, sueños de fantasmas, porque no me fío de lo que hay debajo de algunas sábanas, en apariencia blancas y relucientes, aunque sin poder disimular el nauseabundo olor de la maldad, y que como mínimo necesitan ir de cabeza a la lavadora de la decencia para que les meta un buen meneo.
Y mucho menos, quiero sueños excesivamente dulces, de esos que cuando me despierto, me dejan un sabor excesivamente empalagoso.
¡Tanta azúcar, no puede ser buena!
¡Perdón, por la insistencia!
Quiero…
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (VII).



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Capítulo 17
No siempre el silencio de las personas, significa miedo a expresar lo que piensan. Muchas veces no decir nada significa decirlo todo, y lo más importante es lo que uno se calla, y no lo que uno cuenta, para que los demás lo entiendan. Lo que no se dice, es el mensaje,para los que sepan o quieran leer entre líneas, y si existen dudas, se acompaña el silencio con ese idioma universal del gesto, que todos entienden, ya que la cara del ser humano es multilingüe, y como ejemplo, no hay más que ver como en un momento dado pueden entenderse con una simple mirada un carnicero de Osaka que apenas domina el Japonés, su idioma natural y un casi analfabeto campesino del Altiplano Boliviano, que a duras penas sabe distinguir las vocales y consonantes del rico lenguaje castellano.
Por otra parte, hablar sin parar, como cotorras, con palabras vanas y frases sin sentido, transmitiendo una comunicación absurda, la verdad es que no tiene mucha lógica, para eso es mejor quedarse mudo, sin realizar ni un solo movimiento muscular, que pueda sugerir la más leve apertura de la cavidad bucal.
La conclusión final, es que aunque sea el sonido el que arme más ruido, es sin embargo el silencio el que realmente en muchas ocasiones, se hace notar.
El silencio también tiene sonido, solamente hace falta emplear el tiempo necesario para saber escucharlo.
“Qué espléndida laguna es el silencio allá en la orilla una campana espera pero nadie se anima a hundir un remo en el espejo de las aguas quietas”
(El silencio. Mario Benedetti)
Capítulo 18
Cuando el aburrimiento se convierte en un compañero habitual, y a veces, incluso inseparable (como una especie de guardaespaldas, algo desde luego, nada recomendable, excepto que uno se encuentre amenazado de muerte, y el gorila protector, sea de verdad), durante el acontecer diario de la vida de la gente, la colección interminable de horas muertas se acumula en el espacio vital de los seres humanos, que no conformes con perder miserablemente el tiempo (de su corta existencia), se dedican con esmero (no todos, por supuesto), a coleccionar de manera incansable, los cientos de miles de minutos malgastados, y con el envoltorio de la negatividad, los guardan en su baúl interno, para que a modo de recordatorio masoquista y permanente, siga alimentando un día a día presidido por la desgana, el tedio y la falta de motivación.
¡Con lo fácil que resulta entretenerse con las cosas más simples! Además muchas de ellas son incluso gratis, tan solo es cuestión de buscar con un poco de entusiasmo.
Cualquier cosa es preferible, antes que pasar el tiempo como una momia, sin hacer absolutamente nada, salvo aquellos que simplemente con ver volar a una mosca, ya lo pasan bien.
¡Benditos ellos...!
Capítulo 19
El abuso de autoridad llevado hasta los límites de la tiranía, es algo propio de individuos despóticos, cobardes, y sobre todo acomplejados, que siempre se muestran implacables contra los débiles, aprovechando en todo momento su ventajista posición de fuerza.
Sin embargo, y aunque pueda parecer sorprendente, estos mismos individuos, cuando se encuentran ante poderes superiores, se muestran acojonados, sumisos y serviles, arrastrándose por el suelo como serpientes domesticadas y obedientes ante la voz de su amo domador.
¿Qué curioso, verdad?
Capítulo 20
Las conversaciones interminables que no tienen ni pies ni cabeza, suponen una pérdida total de tiempo y energía, y sobre todo, son propias de personas superficiales, cuyo único aliciente es tener algo de qué hablar, de darle a la lengua incansablemente, a pesar de que todo lo que dicen sea absurdo y sin ningún interés para la persona que escucha el pestiño que le están dando y que muchas veces tan solo lo hace (y con un gran esfuerzo) por educación, aunque en ocasiones, es preferible pasar por ser un individuo mal educado, que tener que soportar un terrible dolor de cabeza.
Capítulo 21
El estado emocional en el que muchas veces desemboca una acalorada discusión, que poco a poco va subiendo de tono, hasta alcanzar su máximo nivel cuando se llega a la cima de la ira, es comparable a la polvareda que provoca una estampida de búfalos. Según va pasando el tiempo, la nube de polvo se va haciendo cada vez más pequeña, hasta que se esfuma por completo en el aire.
Con un enfado, de esos que hacen que se eleve tu presión sanguínea al mismo tiempo que las pulsaciones se aceleran y corren como locas a no sé dónde, ocurre exactamente igual, lo que sucede es que por desgracia, los efectos secundarios de los cruces de cable, hacen que la suciedad provocada por el polvo, nos pase factura, por lo tanto, ¡cuidado con las estampidas!
"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (VI).




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Capítulo 14
“La democracia es una comida saludable, que se mueve entre la carne y el pescado, pero si la pasamos por la parrilla, y le quitamos la grasa de la corrupción, sería mucho más sana”.
El sistema político que defiende la soberanía del pueblo, y su derecho a elegir y controlar a sus gobernantes, es la democracia, así resumido, y fácilmente entendible, sin necesidad de extenderse demasiado. Y la expresión máxima para ejercer ese derecho, que todos los ciudadanos tenemos, cuando cumplimos la mayoría de edad, es mediante el voto que utilizamos para elegir a los políticos candidatos que se presentan, y para ello depositamos el “papelito” blanco que nos permite escoger a los diputados, que son de nuestro agrado, y el de color “sepia” para hacer lo propio con los senadores, aunque los entendidos dicen, que el Senado, es una especie de “Cementerio de Elefantes”, al que van a parar, muchos políticos de larga trayectoria (gran parte de los cuales se resisten a jubilarse), a los que como premio, una vez que han entrado en el tramo final de su carrera, se les recompensa por los servicios prestados (entrega, eficacia y en muchos casos, solo, fidelidad y sumisión a la “causa”, cada uno la suya).
Como no soy un especialista en la materia, no puedo afirmar con rotundidad que el Senado, sea algo inútil, pero si un día se lleva a cabo un referéndum sobre qué hacer con la también llamada “Cámara Alta”, que cuenten con mi voto afirmativo, para que desaparezca, y lo mismo, si también utilizan el mismo procedimiento, para que los españoles podamos elegir de una “puñetera” vez, si queremos seguir con la Monarquía o nos modernizamos y damos paso a una República, y que por fin se pueda designar democráticamente a nuestro Jefe de Estado, pero bueno, eso ya me parece que sería mucho pedir, así que no caerá esa breva. Y que conste, que un servidor no tiene nada personal en contra de “Su Majestad”, pero sin duda alguna, sería un ejercicio muy sano de democracia que el actual Rey, se presentase a las elecciones (republicanas, por supuesto) como “cualquier hijo de vecino”, para saber si el pueblo quiere que sea la primera autoridad de la nación. Pero bueno, eso sería establecer un debate demasiado extenso, y ahora no toca.
Volviendo a las elecciones, hay que decir, y eso lo sabe todo el mundo, que la democracia no es perfecta, y tiene muchas grietas, quizá demasiadas, que en el caso de nuestro país, se van haciendo más grandes a medida que el tiempo va pasando, así que no estaría de más, que los señores políticos (sobre todo los más vagos, que los hay, además son bastantes, más de los que un país en crisis, puede permitirse), levantasen más a menudo el culo (gordo, el de muchos. ¡Señorías, más ejercicio, por favor!) de sus cómodos asientos (escaños), y se pusieran manos a la obra, cual fontanero para desatascar las tuberías del poder, que emanan un tufo insoportable porque están llenas, entre otras porquerías, con la “mierda de la corrupción (insisto en ello, aún a riesgo de ser pesado en exceso), delitos fiscales de todo tipo, “pelotazos”, comisiones del 3% y de ahí para arriba, “enchufismos”, “amiguismos” y toda clase de “ismos”, y se podría seguir...”
Y ya que el asunto va de VOTAR, que no solo sirve para manifestar una opinión, también hay que hablar de BOTAR, y eso en democracia también sirve para despedir a alguien de su empleo, en este caso para mandar a sus casas, a aquellos que han incumplido con sus obligaciones, que han sido unos incompetentes o que han “metido mano en la caja”, aprovechándose de su cargo (da igual su ideología, los que sean, con independencia del partido al que representen). Individuos, por llamarlos de alguna manera, que han traicionado miserablemente, la confianza que sus electores habían depositado en ellos.
Para terminar, decir con el objetivo de completar este apartado, en especial para evitar cualquier confusión, que cuando se hace referencia por parte del autor, a un indisimulado favoritismo republicano, no se habla de colores, la República, no es ni roja, ni azul, ni verde, ni blanca, admite todo una amplia gama de colorido y tonalidades, aunque desde luego, es muy respetable la decisión de los que gritan, eso de: ¡Viva, el Rey!, aunque los únicos méritos de quien ocupa un trono (el de aquí, o el de cualquier otro sitio), sea apellidarse “Fulanez o Menganez”.
Resumiendo:
En el revoltijo de “Urnas, Votos y Elecciones”, hay que tener en cuenta lo siguiente: El “Poder” (ese misterioso ente, que mueve los hilos del mundo), tenido en cuenta como la capacidad de ejercer un dominio hegemónico sobre los individuos, con independencia de cuál sea su condición social, ideología, raza, sexo..., utiliza muchos caminos para conseguir sus fines, y por eso emplea las armas de:
1.- El analfabetismo y la incultura. Si el ciudadano es más bien “cortito”, más fácil se le engaña.
2.- Asustar a la gente, funciona siempre: ¡Cuidado, qué viene el Lobo! (y no precisamente, el del turrón). El miedo, siempre fue un recurso excelente para manejar voluntades y sumar adhesiones (¡Solo nosotros podemos protegerte!).
3.- ¡La letra con sangre entra!. Cuando el autoritarismo adquiere su máxima expresión, la careta se cae al suelo y la “Bestia”, muestra su verdadera cara.
Afortunadamente en España, de momento, y salvo alguna intentona golpista “patética”, que no merece la pena ni mencionar, nuestra salud democrática, es excelente y los “ruidos de sables”, hace ya mucho tiempo que dejaron de sonar, aunque siempre hay algún "loco", que echa de menos los gloriosos tiempos de una "Grande y Libre" (y cosas por el estilo).
Y cuando ya estamos listos para depositar nuestro “papelito” en la urna, ¿qué criterio nos guía para que sea el de un partido u otro?
Puede que haya más, pero los expuestos a continuación, seguro que están en la mente del votante:
a) El Voto Ideológico: El que dice: “Lo misma da que mi partido lo haya hecho horrible y esté lleno de corruptos, voy a seguir votándole siempre”, ¡pues olé tus huevos tío!
b) El Voto Interesado: El que piensa: “Si gana el partido tal, han prometido que el subsidio de paro pasará de dos a tres años, así que a mí, como solo me queda un mes para seguir cobrando, me viene estupendo continuar haciéndolo otro año más, o casos parecidos...” (Esto es tan solo un ejemplo, que nadie se engañe).
c) El Voto del Acojone: ¡Si ganan “esos”, el país se desarma! ¡Oiga, que en tiempos del “Cid Campeador”, ya decían lo mismo, y aquí seguimos! Cada uno es libre de creer lo que le venga en gana, o dejar que le metan el miedo en el cuerpo (a gusto del consumidor).
d) El Voto de la Desesperación: Muchos (por desgracia), saben que con los de siempre, están en el paro (y son los de larga duración), el banco les ha embargado el piso, no tienen un “puto euro”, y sus hijos están pasando hambre, y se preguntan: ¿Nos puede ir peor con los que vengan? ¡Pues, a votarlos!
e) El Voto de la Indiferencia: Que viene a ser el “No Voto”. ¡Porque estoy hasta los “cojones” de los políticos, al final siempre es lo mismo, todos quieren el poder y los ciudadanos les importamos una mierda! Son insoportables, con lo de ¡y tú más! Incapaces de ponerse de acuerdo, excepto para acordar sus sueldos, y amarrar sus pensiones para tener jubilaciones de lujo. Mejor quedarse en casa viendo un buen partido o disfrutando del capítulo de turno de la serie de moda.
Y esto es lo que hay.
¡Una ración de urnas a la plancha, por favor!
¡Y qué usted lo vote bien!
Capítulo 15
Escuché por primera vez el calificativo de Pagafantas, viendo una divertida película del mismo título, dirigida por el cineasta vasco Borja Cobeaga. El film clasificado dentro del género de comedia romántica, desarrolla una trama en la que el protagonista (el Pagafantas de turno), hace todo lo posible para que la chica de la que está enamorado, le haga caso, esperando que al final, ella, no tenga más remedio que caer rendida a sus pies. El final, obviamente no lo contamos, por consideración a todos aquellos que no hayan visto la película, cuyo visionado recomendamos, para los que quieran pasar un rato divertido, sin más complicaciones.
Volviendo al director antes aludido, declaraba en una entrevista que los Pagafantas venían a ser más o menos, los Calzonazos del Siglo XXI, y aprovechando esta comparación, nos referimos aquí a los auténticos Calzonazos, que habitan en nuestra sociedad actual, que son ni más ni menos, que aquellos que siempre, y dicho en sentido figurado, se bajan los pantalones, ante cualquier situación en la que se encuentren ligeramente presionados.
Son esa clase de personas que han cedido los derechos de su voluntad, dejándola en manos de otros, para que sean estos los que tomen las decisiones por ellos, son ese tipo de individuos que siempre dicen SÍ a todo lo que les proponen, y eso no es lo malo, lo verdaderamente grave, es que muchas veces lo que quieren decir es No, pero no se atreven a hacerlo.
Los Calzonazos viven sometidos a otras personas de carácter dominante, que les imponen sus ideas, deseos y caprichos, unas veces aparecen en forma de Suegra (o Suegro, para que nadie trate de machista al autor de este libro), otras es el Jefe en el trabajo, bastantes la Pareja de turno y en alguna ocasión, algún amigo con delirios de Fhürer.
Quienes de forma permanente andan con los calzones bajados, nunca tienen el valor suficiente, para llegado el momento, plantarse, y decir ¡Basta!
De paso, también pueden aprovechar para mandar de una puñetera vez a tomar viento, por decirlo educadamente, a tanto dictadorzuelo barato (en algunos casos, víctima en su propio hogar, de un cónyuge déspota) que pulula por el mundo, y que se esconde detrás de esa peculiar careta modelo Buen Rollito, que les permite pasar desapercibidos, confundidos en medio de la multitud.
Capítulo 16
Hoy en día, es muy habitual encontrarse con esa clase de personas, que de forma constante y cansina a veces, te dicen como tienes que ser, sin respetar para nada, como eres en realidad.
Existen muchos individuos, por desgracia para aquellos que tengan que su-
frirlos con frecuencia, que siempre tienen el deberías en sus labios, para a continuación añadirle, ir, volver, hacer, pensar, etc.
Resulta curioso comprobar los comportamientos de determinados individuos, con los que habitualmente hemos de convivir en esta moderna sociedad del siglo XXI, que siempre están más pendientes de los fallos de los demás, y sin embargo permanecen completamente ajenos a los suyos propios. Digamos, para definirlos de alguna manera, que son los sordos en el concierto de los errores, pues son incapaces de oír su propia melodía, en lo que a equivocaciones se refiere.
Si alguien tiene la mala suerte de tropezarse con ellos, el mejor consejo, que desde aquí podemos ofrecer, es utilizar al igual que ellos, el deberías, para añadir después ir a hacer puñetas, si bien la indicada, es la versión más educada, también las hay mucho más rotundas según las necesidades de cada caso, aunque las obviaremos en este escrito para no romper la armonía del mismo con expresiones malsonantes, que sin duda alguna, ciertas personas se merecen escuchar, y de la forma más contundente posible.
Lo que uno es, depende de uno mismo, y si debe o no de cambiar, es también uno mismo el que toma la decisión, no los demás.
Si una persona decide libremente lo que quiere hacer, ya sea avanzar, dar la vuelta y volver a empezar, o quedarse en el mismo sitio donde se encuentra, nadie tiene que venir a decírselo, salvo que sea el propio interesado el que pida ayuda o consejo.
Tampoco resulta inteligente quedarse como uno es, si hay determinados aspectos personales relacionados con el comportamiento, que se pueden mejorar, pero eso es una decisión que los seres humanos deben de tomar de forma libre, nunca impuesta.
La mejor opción, es desde luego, convencernos a nosotros mismos, de dar siempre un paso adelante que nos aleje de esa lacra llamada ignorancia (que se pega como un chicle a la suela del zapato) y nos abra de par en par las puertas del conocimiento, paso previo a la sabiduría, que solo la vida y la experiencia de la propia existencia, pueden aportar a la raza humana, para salvarla en especial del temor a lo desconocido (ya lo dijo el gran Charlie Chaplin, “La vida es maravillosa si no se le tiene miedo”), y le permita disfrutar más y mejor de su paso por el planeta Tierra, que como ya es conocido por todos, no es demasiado largo como para andar perdiendo el tiempo en tonterías y otros asuntos intrascendentes.
Pero al final, ¡siempre debe de ser uno el que decide, no otros!, sin dejarse manipular, mientras que las soluciones se buscan con gran insistencia, aunque en muchas ocasiones, no haya forma de encontrarlas (¡hay que procurar buscar bien!) a pesar de que lo intentemos, poniendo en ello la máxima dedicación y esfuerzo.
La mente crea los problemas, luego, depende en gran medida de nosotros, que los solucionemos o sigamos cebándolos como a los cerdos antes de la matanza, para que se críen gordos, fuertes y resistentes, y en consecuencia, sea mucho más complicado poder solucionarlos.
¡Qué fácil y estupenda sería la vida de las personas si no existieran los problemas!
Puede que esto sea cierto, pero en verdad, es algo que se nos antoja como irreal. Los seres humanos, de una forma u otra siempre tenemos problemas que resolver, y siempre los seguiremos teniendo, ya que en muchas ocasiones (de forma estúpida) nosotros mismos los creamos, unas veces sin intención, fruto de nuestra propia torpeza, y otras con ella, al final, de una u otra forma nosotros mismos somos el problema.
Hay problemas que no tienen solución, al menos de forma inmediata, quizá en el futuro puedan resolverse, pero no ahora, por lo tanto, lo mejor es en ese caso buscar el momento oportuno para solucionarlos.
A los que desde luego, si hay que encontrarles solución, son a aquellos que la tienen de forma más o menos inmediata. Esos hay que tratar de solventarlos con la mayor diligencia posible, encararlos de frente y no dejar para mañana, lo que hay que hacer hoy, y mucho menos esperar a que sean otras personas las que tengan que buscar la forma de resolverlos, algo que sin duda, a nosotros nos corresponde.
Es importante evitar la acumulación excesiva de problemas en el cajón de asuntos pendientes, pues si lo llenamos en demasía, no dejamos sitio para que entren en él, las soluciones que tanto necesitamos.
Hay quienes de forma permanente, tratan de resolver los problemas de los demás, pero no son conscientes (y si lo son, se hacen los locos) de que muchas veces, lo que realmente están haciendo es invadir sin ningún tipo de miramientos la intimidad del prójimo, y lo mismo da que sus intenciones sean buenas, con eso no basta, hace falta tener el tacto suficiente para darse cuenta de ciertas sensaciones que no todos tienen la capacidad de percibir.
Se da también el caso de que muchos solucionadores habituales de problemas (o aspirantes a resolverlos), no saben solucionar los suyos cuando se les presentan, y volvemos a aquello tan conocido de saber predicar con el ejemplo, para que no se den circunstancias tan incongruentes, como las del dermatólogo calvo (o que usa peluquín), que trata de venderte el último tratamiento contra la caída del cabello, el nutricionista obeso que te indica la dieta ideal para adelgazar, o el profesor de educación física que nunca hace deporte (ni tan siquiera se pone el chándal en la clase, aunque tan solo sea por cuestión de imagen) y les explica a sus alumnos lo bueno que es el ejercicio físico para la salud, por no hablar del médico que fuma delante de sus pacientes, mientras les advierte de lo dañino que para su salud es el tabaco, y así podríamos seguir hasta mañana....
Fran Laviada
"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (V).



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Capítulo 11
Los hay que nunca dan la cara. Siempre se esconden debajo de las faldas de un cobarde silencio. No hablan, nunca dicen nada, nunca se involucran ni toman partido. Siempre se quedan mudos. Les da igual que haga frío o calor, que se descubra vida en Marte o que un “tarado” pueda llegar a Presidente de los EE.UU. Siempre sin hablar, con los labios sellados por el miedo. Nunca hacen nada por los demás, y a veces en su patética cobardía, no tienen valor, ni para defenderse a ellos mismos.
Los hay que solo hablan cuando les conviene para sus intereses personales.
Buscan la palabra si tienen algo que ganar y siempre que el viento sople a su favor. Hacen como el surfista buscando la ola buena (y eso es estupendo, siempre y cuando que no se intente continuamente, meter la cabeza del prójimo debajo del agua), lo demás no les importa (o les importa un “carajo”, que para el caso es lo mismo). Juegan siempre a caballo ganador, nunca pierden (son como la banca, y cuando se habla de banqueros, es fácil adivinar quién se lleva toda la ganancia). Especulan, intrigan y siempre se comportan con la suficiente sangre fría para esperar el momento oportuno, “su momento”, y no quedar nunca en evidencia.
Los hay que siempre dicen lo que piensan. Cuando hablan miran directo a los ojos a la persona que tienen delante. Nunca agachan la cabeza ni se esconden. Se rebelan contra las ataduras con las que otros tratan de inmovilizarlos, no admiten imposiciones de nadie, ni se someten a una obligatoria ley del silencio, cuando algunos pretenden hacerles callar. Les importa “tres cojones” no ser políticamente correctos. A veces hablan más de la cuenta y se equivocan, pero siempre son libres para cometer sus propios errores, porque dicen lo que piensan, lo que sienten, o lo que les viene en gana cuando lo creen conveniente, y siempre asumen el riesgo de hacerlo. En el pecado llevan la penitencia, y cuando meten la pata, lo pagan sin quejarse, que sin duda es lo coherente, y más importante que tener la razón.
Capítulo 12
Hay personas que tienen un extraño concepto sobre lo que significa ayudar a los demás y cuando tratan de hacerlo, lo único que consiguen es inmiscuirse en la vida del prójimo, entrando de lleno en sus intimidades, entrometiéndose en cuestiones privadas y en definitiva, no respetando determinados espacios que nunca deben de ser profanados por nadie.
También los hay que van por la vida presumiendo de “buenos samaritanos” tratando a sus semejantes como auténticas víctimas que necesitan ser rescatadas de las garras de la propia existencia, convirtiéndose en eternos “salvadores” de los demás, cuando la realidad, lo que nos dice, es que realmente de quien tienen que salvarse es de ellos mismos.
Cuando alguien se cae al suelo, es muy humano ayudarlo a levantarse, pero dejemos que sea la persona damnificada, la que diga si necesita ayuda, o si puede y quiere levantarse sin necesidad de que nadie intervenga en la operación.
Es de agradecer en todo momento, el apoyo que otras personas te ofrecen, pero siempre hay que preguntar, porque hay que respetar en cualquier circunstancia la libertad del individuo para decidir si quiere ser ayudado o no, y hay que tener el tacto suficiente para darse cuenta de ello, unos lo tienen, y otros tienen una sensibilidad idéntica al mármol.
Según la forma de ser de algunas personas, muchas veces no hay nada peor que ayudar a alguien que no lo pide, puede que no quiera que lo ayuden, que no lo necesite o simplemente que no le gusta deberle favores a nadie, ya que, si bien es cierto que hay muchísimas personas que ayudan a otras, sin esperar nada a cambio, hay quienes también te ofrecen un “auxilio desinteresado” que luego resulta que no lo es, y tarde o temprano aparece el “socorrista” de turno queriendo cobrar el favor prestado.
Capítulo 13
Es evidente que una gran parte de la publicidad (también conocida según el contenido del anuncio, como publimaldad) con la que nos bombardean a todas horas, desde los diversos medios de comunicación, contiene unas dosis elevadas de perversidad, ya que tiene como único objetivo, conseguir a cualquier precio, que el afán consumista del ciudadano se eleve al máximo, hasta alcanzar niveles de auténtica adicción, lo que no deja lugar a dudas, del efecto dañino que tanto anuncio le va a reportar al futuro consumidor.
Las poderosas multinacionales de todos los sectores, se convierten en enormes y potentes cotorras que a toda costa nos quieren colocar su último invento, su producto milagroso o su maquinita de ultramoderna tecnología. Al final, en la mayoría de las ocasiones, el asunto es que, buscan que compremos cosas que no nos hacen falta para nada, pero ya se han encargado ellos con planificada astucia, de crearnos la necesidad, con sus presuntamente ingeniosas campañas y promociones, aunque algunas son verdaderamente patéticas, y el slogan impactante (sus ideólogos, así lo creen) de muchas, es de verdadera vergüenza, por mucho que algunos cerebritos con tres carreras y siete másters se hayan (supuestamente) exprimido los sesos durante muchos meses, para dar con la frase mágica que a su empresa le sirva para embolsarse centenares de millones de euros, dólares o cualquier otro tipo moneda, ya que al final, el único objetivo que cuenta es hacer caja.
Lo realmente grave de todo del asunto es que el ingenuo de turno, se va a gastar un dinero que no tiene (¡usted no se preocupe, pague en cómodos plazos, le ofrecemos financiación a su media!) y el resultado final, es el encadenamiento perpetuo a una deuda interminable que acompañará al pobrecito comprador hasta la tumba.
¡Y quédese tranquilo, si muere usted antes de liquidar el saldo pendiente, ya nos encargaremos de que lo hagan sus hijos!, aunque al paso que vamos, serán los nietos, los que tengan que finiquitar la deuda.
Gracias a la publicidad disfrutamos hoy de muchas cosas por las que no hemos de pagar nada (eso, en teoría), pero también, gracias a la publicidad, tenemos que soportar día tras día mensajes absurdos, ridículos, cansinos y malintencionados que tienen como principal y único objetivo, crearnos necesidades que no tenemos. Estimular con las palabras adecuadas las adicciones a lo que sea, sobre todo de las personas más débiles (emocionalmente hablando), es una actividad que se le da muy bien, a cierto tipo de ejecutivos, considerados “triunfadores” en el porcino (con cierta frecuencia) mundo de los negocios.
Evidentemente no toda la Publicidad es dañina, la hay verdaderamente ingeniosa, divertida, saludable y auténtica, creada por gente inteligente y sobre todo honrada.
"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (IV).


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Capítulo 8
Resulta inevitable que en algún determinado momento (o en muchos según la persona en cuestión), la mentalidad egoísta del ser humano, le haga ser tan acaparador que el prójimo le importe un bledo (incluso, menos que eso), y su único objetivo sea tener cada vez más y más de todo y a costa de quien sea. Algunos incluso, consiguen acaparar tanto, que necesitarían ser gatos, para tener siete vidas y que les diera tiempo a gastar todo lo que tienen. Aunque también es cierto, que son bastantes los que teniendo demasiado, no saben disfrutar de ello, y se pasan la vida trabajando y privándose de muchos caprichos (cuando en realidad pueden permitírselos) para acabar siendo los más ricos del cementerio.
Se ha dado el caso, de algunos que han muerto en la miseria teniendo debajo de su colchón grandes fajos de billetes (y que conste, que no es una leyenda urbana) que al final, no les han servido para nada, salvo para hacer más mullida la cama, y también, dada su tacañería, para no gastar el dinero comprando un buen colchón.
Son muchos, los que conocen la forma de ganar dinero, pero son menos, los que tienen el conocimiento necesario para saber gastarlo y sobre todo para disfrutarlo, ya que son tan sumamente avaros, que les duele desprenderse tan solo de una de sus relucientes monedas (los hay, que incluso les dan brillo, para que reluzcan más todavía, y se quedan embobados mirándolas durante horas, como si fueran una valiosa colección de sellos) cuando la verdad es que poseen cientos de miles de ellas, pero a pesar de eso, tanto poderío monetario, no les servirá para librarse del destino final que les aguarda, ya que en eso son exactamente idénticos al más pobre de los seres humanos.
Se da el caso curioso, de muchos “supermillonarios”, que nadan en un mar de oro, y según parece, no se han enterado, de que “esto se acaba”. Su poderío económico les permite tener de todo (coches, joyas, cuadros, putiferio de alto standing, mayordomo, chofer, caviar Beluga...), excepto, comprar tiempo.
¡Qué putada!
Capítulo 9
¡No quiero ser un muñeco manejado por los poderosos!, es la frase que decía el protagonista de la película El Padrino, Vito Corleone, magistralmente interpretado por uno de los más grandes actores de la historia del Séptimo Arte, Marlon Brando.
Pues yo, la repito:
¡No quiero ser un muñeco manejado por los poderosos! (ni por nadie).
Y añado:
No quiero que nadie me diga lo que tengo que hacer. Sobre todo cuando los que lo hacen, demuestran su incapacidad para resolver lo que en realidad les corresponde.
¿Cómo es posible tanta incoherencia?
No quiero que continuamente me den consejos. Cuando los necesite ya se los pediré a quien considere conveniente.
No me gustan los que siempre te dicen por dónde has de caminar. Porque ellos, nunca van delante, ni siquiera se atreven a dar el primer paso.
No admito imposiciones de ningún tipo. Y menos de los que luego son sumisos y permisivos con el poder establecido.
No creo en la razón de la fuerza y sí, en la fuerza de la razón. La fuerza está siempre en la palabra y en el poder no impositivo del convencimiento.
No tengo por qué inclinar la cabeza ante nadie, y tampoco decir amén a todo. Aquello de: ¡Sí Bwana! (que ya se ha mencionado anteriormente), vamos a dejarlo para las películas de aventuras en la selva, y en todo caso, eso, que lo diga Tarzán.
No quiero caminar nunca de rodillas. Si hay que morir, que sea “siempre de pie”.
No tengo por qué callar cuando tengo razón. Y cuando no la tengo tampoco, soy libre de expresar mis opiniones aunque me equivoque.
Nadie puede obligarme a hacer lo que no quiero, o lo que vaya en contra de mis principios. El ser humano tiene derecho a nacer, vivir y morir libre, sin imposiciones de nadie.
Nadie es más que nadie, se acabaron los privilegios de clase y de apellidos “rimbombantes”. En pleno Siglo XXI, las tradiciones feudales de “Señores y Vasallos” están ya muy desfasadas.
No quiero ser muñeco, ni títere, ni marioneta...
Solo yo manejo los hilos de mi vida, no otros.
Capítulo 10
Hace unas fechas estaba leyendo en un periódico, unas declaraciones efectuadas por el estupendo director cinematográfico (al menos, para mi gusto personal) Oliver Stone, y quiero que este texto, sirva para decir que me siento totalmente identificado con lo que dice, porque a mí, al igual que a él, hay determinados aspectos de esta sociedad que me producen como mínimo, ganas de vomitar.
Decía Mr.Stone, que le repugnaba adónde habían llevado a su país, las inmobiliarias y los bancos, entre otros poderosos colectivos, que dominan la sociedad moderna, y esto podemos hacerlo extensivo no solo a EE.UU, también al resto del mundo, irremisiblemente influenciado por el país del dólar.
Por lo que se puede comprobar, los norteamericanos lo mismo exportan avances de todo tipo con tecnología de última generación, que mandan basura (utilizando una denominación bastante benévola) para espolvorearla por todo el universo. Son el país más poderoso de la tierra (con permiso de los chinos), y el resto de la comunidad internacional a tragar, no queda más remedio que inclinarse ante el más fuerte, aunque siempre hay honrosas excepciones, que todavía mantienen intactos, tanto dignidad como orgullo, aunque, más que nada son posturas meramente testimoniales, ya que el pez grande es tan enorme (tamaño Ballena) y el pez chico es tan pequeño (tamaño Sardina), que el combate está siempre perdido de antemano para el segundo.
Continuando con el creador de Salvador, El cielo y la tierra, Platoon, Nixon, Wall Street y otras excelentes películas, en las que el autor siempre se muestra crítico contra el sistema, y que siempre destaca por ser en todo momento un personaje políticamente incorrecto, incluye también en sus manifestaciones, que le daba asco ver el camino que había tomado su país, por culpa principalmente de las entidades bancarias, las compañías de seguros y los poderosos bufetes de abogados. Casualmente, los colectivos antes mencionados, siempre suelen estar en el ojo del huracán en casi todos los países. Suponemos, que como en toda colectividad, existirán las honrosas excepciones.
Para finalizar, queremos realizar una aportación personal, a la lista de Oliver Stone, y por eso, añadiremos también a los políticos, a esa clase dirigente de nuestro suelo patrio, que en vista del mal ejemplo que frecuentemente dan a la ciudadanía, en forma de corrupción, desvío de fondos, prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, fraude, malversación de caudales, falsedad documental, blanqueo de dinero, delito electoral, nefasta gestión y continuas promesas incumplidas, hacen que la repugnancia sea total.
Por supuesto, que de lo dicho anteriormente, excluimos a los honrados, que afortunadamente todavía existen, pero al igual que algunas especies animales, se encuentran, desgraciadamente, en peligro de extinción. Aunque habría que indicar, que solo con la honradez, no es suficiente, ya que si su pareja de baile es la ineptitud personificada, el dúo no nos vale para nada.
Fran Laviada"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (III).



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Capítulo 5
Cuando no entiendes nada, o casi nada de todo lo que rodea al mundo de la política en España, a uno no le queda más remedio que buscar respuestas, a la enorme cantidad de preguntas que día a día le van surgiendo, para tratar de comprender la realidad en la que vive, y aunque el futuro siempre es teórico, puesto que tan solo el presente existe de verdad (lo demás son milongas, cuentos chinos o mamonadas, a elegir) las dudas revolotean continuamente alrededor del cerebro, salvo en el de los que lo meten en el congelador de la nevera, y ahí se queda como una reliquia blanca en forma de diminuto, pétreo y níveo iceberg, que va transformando su apariencia hasta convertirse en un redondo bloque de hielo tamaño pelota de balonmano (excepto los “cabezones”, cuyo cerebro se asemeja al típico “balón de playa”, lo que de ningún modo quiere decir, que a mayor volumen de “tarro”, más inteligencia, ya que el tamaño, según para qué cosas, no siempre es determinante a la hora de valorarlo de forma positiva), y en estado vegetativo (quizá, no sea mala opción, eso de no pensar, por lo menos uno vive más tranquilo).
Y si no es así, es inevitable, que las dudas nos asalten (¡al abordaje!, en plan pirata) de forma permanente, y muchos (ingenuos) nos preguntamos, si otra forma de gobernar es posible, si las ideologías cerradas e intransigentes, seguirán intentando “comernos la cabeza”, y si algún día se terminará ese teatro continuo en el que de forma insistente y cansina, te quieren vender siempre la misma obra, en la que los protagonistas son los “buenos y los malos” (sin sitio para los intermedios, ni para colores raros o raritos), y hay que decidir siempre al lado de quién estás.
¡Ya está bien de rojos y azules, de blancos y negros, de indios y vaqueros, de constitucionalistas y radicales, y de hostias en vinagre!
Lo que queremos la gran mayoría de ciudadanos que estamos “asqueados”, de lo que vemos un día sí, y otro también (y no digo “todos”, porque hay quienes viven cojonudamente como croquetas rebozadas en el “pan rallado” de la estafa, la corrupción y los negocios fáciles y sucios), es saber, si algún día alguien podrá resolver nuestras dudas contestando a muchas preguntas que hasta el momento no tienen respuesta:
¿Nos quedaremos sin pensiones dentro de unos pocos años?
¿Alguien será capaz de poner freno a las ganancias ilimitadas de los bancos?
(Poco a poco se va consiguiendo,¡después de sangre, sudor y lágrimas!, demasiadas lágrimas, para que unos desalmados se hayan enriquecido a costa de los más vulnerables, ¡pero ojo!, no se puede bajar la guardia, todavía hay que seguir apretándoles el cinturón, e incluso el cuello, porque si los dejas, volverán a las andadas).
¿Seguirá aumentando en España el número de personas que no llegan a fin de mes?
¿Continuarán siendo los ricos, “más poderosos y egoístas”, y los pobres, “más desgraciados y hambrientos”?
¿Bajará alguna vez el paro por debajo de los tres millones de desocupados?
(A veces lo hace, pero tarde o temprano vuelve al mismo sitio, es como las dietas alimenticias con efecto Yoyó, adelgazas y luego vuelves a recuperar el peso perdido, incluso, acabas con más kilos de los que tenías cuando comenzaste a ponerte a régimen, es decir, gastas el dinero para ser más gordo de los que eras. ¡Acojonante!).
¿Seguirán subiéndose el sueldo los políticos?
¿Y los presidentes de consejos de administración y altos cargos de empresas públicas?
Y hablando de lo “público”. ¿Cuándo desaparecerán de una puñetera vez, todos esos organismos, direcciones generales y otro tipo de entidades oficiales (un auténtico “chiringuito de la inutilidad”) que cuestan a todos los españoles (que no se olvide nunca, somos nosotros quienes lo pagamos) millones de euros y que no sirven absolutamente para nada, excepto para mantener a desocupados inútiles con una buena “recomendación”?
¡El que tiene padrino, se bautiza!, y eso en España se lleva a rajatabla.
¿Los que encabezan la lista de defraudadores de Hacienda, seguirán tranquilamente en la calle?, y además, dando lecciones de honradez y moralidad al pueblo cuando salen por televisión haciendo apología de su honestidad (¡vaya morro!).
¿Y los que en su momento fueron presuntos “honorables” y cobraron comisiones hasta por respirar, seguirán felices y seguros en su “zona de confort”?
¿Y los que tienen grandes sumas de dinero en paraísos fiscales y en enormes lavadoras lavadoras que lo blanquean, podrán seguir durmiendo a “pierna suelta”?
¿Desaparecerán los corruptos, o todavía nos llevaremos muchas más sorpresas? ¿Más todavía?
¿Y los que dan ejemplo de moralidad, cuando con sus hechos demuestran que son unos indecentes?, por no decir otra cosa, cuando tantos casos de “abuso de menores”, tienen la misma matrícula, ya que vienen de idéntico lugar.
Y muchas más dudas, cuya lista sería interminable.
¿Tendrá Rappel la respuesta?
¿Aramis Fuster?
¿La Bruja Lola?
¡Lola hija, mira ver si les pones una
“velas negras” a todos estos que están
dejando el país como un solar!
Capítulo 6
Decía Camilo José Cela en su obra Café de Artistas, que las croquetas de bacalao se pegan mucho a la nuez, y la frase sirve de comparación para referirnos a esa clase de pelmazos que se arriman tanto uno, que no lo dejan ni respirar y que continuamente te dan la paliza, pues no paran de hablar y hablar, y cuya actividad verbal parece interminable, sin que asome en ellos ningún síntoma de agotamiento o hastío. La única intención que tienen es que los escuches, sin pararse a pensar, que a ti te importa un bledo lo que están diciendo.
Hay pues, que tomar las debidas precauciones para mantener lo más alejados que nos sea posible, a esa enorme cantidad de croquetas de bacalao que pululan alrededor nuestro, y que suponen una verdadera amenaza para nuestra integridad, ya que corremos el riesgo de que se atasquen nuestra garganta y acaben por asfixiarnos. Estos individuos tienen como único objetivo hacernos la vida mucho más aburrida e incluso insoportable de lo que a veces ya es sin incrementarla con añadidos extra, y mucho menos con croquetas, que se acumulen en nuestras vías respiratorias una detrás de otra, de la misma forma que vehículos en un embotellamiento de la siempre asfixiante operación retorno de las vacaciones de verano. Como si uno no tuviese suficiente con sus propias preocupaciones.
“El objetivo está claro: Hay que evitar
siempre que sea posible a todas
aquellas personas que nos hacen la vida
más anodina”.
Capítulo 7
Este personaje al que se hace referencia más adelante, no existe en la vida real, al menos con ese nombre, y que se sepa, no hay constancia de ello. Lo que sí es cierto es la forma de ser y actuar del tipo de persona que se menciona a continuación, y que se identifica por un determinado comportamiento en su vida social.
El nombre de Adolfiniano Estalino (ideal desde luego para un Dictador, cada cual que busque la semejanza que le inspire el apelativo, aunque no hay que pensar demasiado) es uno de tantos con los que se podría haber bautizado a la clase de individuo indicado aquí, y si da la casualidad (mucha tenía que ser) que entre nuestros amigos lectores se encuentra alguien con el mismo nombre, le agradecemos que no se enfade con esta pequeña historia, ya que simplemente se trata de una inofensiva coincidencia, aunque existe la casi completa seguridad, insistimos en ello, que no hay nadie en el mundo que se llame así, sin embargo, es evidente, que hay muchos (demasiados), que tienen vocación de Dictadores, sin que por ello, se dediquen necesariamente a la política, aunque este lugar, es sin duda, un terreno especialmente propicio, para que los aprendices imitadores de Hitler o de Stalin (por poner un ejemplo, ya que la lista de Demonios con rostro humano, sería interminable), encuentren un terreno fértil, para dar rienda a suelta a sus delirios de grandeza, mezclados con las ansias de poder y la falta de respeto más absoluto por la vida humana. Aunque, el personaje de esta historia no llega a tanto, ya que aquí de lo que se trata, es más de un asunto de comportamiento social, en el que la sangre no llega al río.
Nuestro particular Adolfiniano Estalino podría llamarse también, Liborio Empanado o Artemio Chancletas por poner algunos ejemplos más, y así podríamos seguir con una lista interminable de nombres y apellidos, pero creemos que el elegido, es el que mejor le encaja a su forma de ser y de actuar.
Esperamos igualmente que los Liborios o Artemios de apellidos coincidentes con los indicados, no se sientan de ninguna manera ofendidos, aunque insistimos en las pocas probabilidades que existen (salvo inesperada sorpresa), de apellidarse Empanado o Chancletas (¡ja, ja, ja...!, ¡perdón, pero no he podido evitar la risa!).
Efectuadas pues, las aclaraciones pertinentes, sigamos con el Adolfiniano Estalino de esta historia. Nuestro protagonista, para ir haciéndose una idea, es el típico personaje de esos que la gente cuando los conoce, dice que siempre quieren ser el niño en el bautizo, el novio en la boda, el guapo de la película e incluso exagerando un poco, el muerto en el entierro.
La gente como A.E. (de ahora en adelante pondremos tan solo las iniciales, para abreviar, y al mismo tiempo para no nombrar en exceso al personaje, además de no darle excesiva importancia, ya que no se la merece), en todo momento quieren ejercer de maestros permanentes para las personas de su entorno, incluso para las que no forman parte del mismo.
Individuos que se transforman con insistencia, en profesores de palabra fácil y oquedad intelectual manifiesta. Siempre predican un continuo y cansino adoctrinamiento, ya que su infalibilidad (ellos lo piensan así) al igual que la del Sumo Pontífice en Dogmas de Fe, es incuestionable.
A.E. y los que son como él, pertenecen a esa clase de gente que te dicen lo que has de hacer, pero luego, vemos con infinita sorpresa, que hacen lo contrario de lo que predican, es más o menos eso de:
¡Haz lo que yo te digo pero no lo que yo hago! igual que ese padre que llega borracho a casa y le da un enorme sermón a su hijo quinceañero, advirtiéndole de los enormes peligros del alcohol.
¿Cómo es posible tanta incongruencia?, pues así es.
Este tipo de individuos, pululan alrededor nuestro como una mosca revoloteando cerca de la miel. Siempre saben de todo, siempre estuvieron antes que tú en cualquier sitio y siempre quieren imponer sus ideas a los demás sin importarles el precio.
Los A.E. de turno, fingen que te escuchan cuando hablas, pero solo para disimular cuáles son sus verdaderas intenciones, ya que al final su ego es tan enorme y los devora de tal forma, que en todo momento tiene que prevalecer su YO por encima de cualquier otra cosa, circunstancia o persona que opine diferente a ellos (y si no es así, se enfadan, ¡pues que les den!).
Esta clase de personajes que amenazan nuestra vida diaria son fácilmente detectables, y hay un detalle que los identifica con absoluta claridad y los deja al descubierto, ya que son individuos que se crecen frente a las personas que ellos consideran inferiores, pero luego, vemos con enorme asombro que caminan de rodillas cuando conviven con gente que ellos creen superiores, e incluso se arrastran como cucarachas como si estuvieran totalmente poseídos por aquellos que tienen una elevada posición intelectual, económica o social, y de igual modo con los que son portadores de apellidos ilustres o conocidos, aunque su relevancia sea más propia del pasado, ya que en la actualidad no valen más que los Álvarez, Pérez o Rodríguez, por poner algunos ejemplos.
¡NO ME GUSTAN ABSOLUTAMENTE NADA LOS A.E.!
He tenido por desgracia, que enfrentarme a alguno de ellos para impedir que pusieran su pie encima de mi cabeza, y jamás he dejado que anularan mi independencia, ni manejaran a su antojo mi vida. Otras personas sin embargo y lamentablemente para ellas, han tenido que sufrirlos y vivir continuamente con dicionados por sus caprichos, si bien es cierto, que hay quienes merecen padecer de vez en cuando, como si fuera una gripe o un simple resfriado, a un A.E. en su existencia, ya que no hacen nada para evitarlo, tan solo callar y tragar, y eso en absoluto son opciones válidas, hay que enfrentarse a ellos, sin miedo y con decisión, hasta eliminar de nuestra sociedad este tipo de comportamientos que tratan de controlar de forma autoritaria la vida de las personas.
En muchas ocasiones, cuando se habla de Dictadores, solo nos acordamos de los dirigentes políticos de determinados países, con independencia del tipo de ideología que prediquen si es que en realidad tienen alguna, ya que generalmente quien encabeza una Dictadura, lo único que quiere es mandar e imponerse a los demás de cualquier forma (¡aquí se hace lo que digan mis cojones!), y cueste lo que cueste. Sin embargo, nos olvidamos de los A.E. que viven camuflados entre nosotros y que en cuanto pueden y ven el terreno abonado para actuar, ejercen como diminutos y patéticos dictadorzuelos de pacotilla, que entran con sigilo en nuestro entorno parapetados detrás de una bondadosa careta y disfrazados debajo de una inofensiva piel de cordero, con la única intención de ir poco a poco apoderándose de nuestra vida y acabar manejándonos a su capricho.
Sé de sobra cómo son los A.E. siguen ahí, quizá poseo un sexto sentido para detectarlos, o puede que tan solo sea intuición, aunque lo que deseo fervientemente es no volver a encontrarlos ¡NUNCA MÁS! el resto de mi vida, ya que, ¡NO LOS SOPORTO!
Un consejo: ¡A.E. si quieres dominar a alguien, cómprate una mascota!
Fran Laviada