El contador de cosas (29).
Retrógrados.
Al igual que por desgracia, un ciego no puede ver los
colores, por mucho que alguien le hable detenidamente de ellos, hay también
demasiados retrógrados, que no pueden
apreciar como el mundo avanza, a
pesar de la clara evidencia de ello. Algunos se han quedado tan exageradamente anclados en el pasado, tan sujetos a su
particular “Edad de Piedra”, que son incapaces de dejar atrás determinadas
tradiciones (¡eso así, de toda la vida!),
además de comportamientos impresentables, y una serie de actitudes más propias
de una existencia que se ha perdido, por suerte para el ser humano, en el más
profundo de los olvidos. Ejemplos hay muchos, pero como para muestra vale un botón, si la humanidad
no fuera avanzando, todavía hoy, seguiríamos en este país, tirando cabras desde
lo alto del campanario, para seguir conservando tradiciones que se les podría
decir de todo, menos bonitas y civilizadas.
Estos individuos,
que obviamente no han evolucionado, al menos en consonancia con los tiempos que
estamos viviendo, tienen una mentalidad aparcada en hechos del pasado, a los
que están irremisiblemente encadenados,
como los antiguos condenados lo estaban a una pesada bola de hierro fundido,
que arrastraban atada a uno de sus tobillos, y así seguirán porque piensan, que
también su padre, su abuelo, su bisabuelo y de ahí hacia atrás, también lo
hacían, y luego, así nos luce el pelo.
Pues eso, que Pedro Picapiedra, ya no tiene sitio en
el Siglo XXI.