El ingenuo soñador (III).
¿Y vosotros, de qué me conocéis? Si ninguno sabe lo que siento. Ni los pensamientos que me atormentan.Ni cuales son mis miedos. ¿Sabéis en qué pienso cuando me levanto? ¿Y qué me agobia cuando me acuesto? ¿De qué me conocéis entonces? Mi castillo es totalmente desconocido para vosotros. Y más lo son, los fantasmas que allí habitan. Hay tantos pasillos y estancias que la mayoría se perdería. ¿Sabéis de verdad cuales son mis puntos débiles? ¿Acaso sois conscientes, de lo que realmente me hace ser fuerte? No me conocéis, absolutamente de nada. Quizás ninguno se haya preocupado de hacerlo. Probablemente no os haya importado lo más mínimo. También puede ser que yo no quiero que sepáis como soy. Y estoy en mi pleno derecho de hacerlo así. De una u otra forma, soy un desconocido para todos. ¡Y vosotros presumiendo que lo sabéis todo de mí! Empezar a conoceros a vosotros mismos. Con eso ya tenéis más que suficiente. Miraros detenidamente en el espejo y no os asustéis de lo que vais a ver. Tanto tiempo pendiente de los defectos de los demás. Os ha hecho olvidar las propias miserias. ¡Pues ahí están, en frente de vuestras mismísimas narices! Ahora tendréis que acostumbraros a vivir con ellas. Y en caso contrario, ¡peor para vosotros! Pero a mí desde luego, ¡A mí no me conocéis de nada!