La vida es un trayecto breve (Capítulo 22).
Jueves
El inexperto alumno preguntó:
¿Maestro, es verdad que los hombres cuando pensamos en las mujeres, utilizamos más el pene que el cerebro?
Al hombre sabio no le sorprendió para nada la pregunta del muchacho (se ve que le habían preguntado lo mismo muchas veces), y manteniendo su habitual rostro hierático, se tomó unos segundos para responder.
Mira Manolín (así en confianza, llamaba al alumno), los hombres no tenemos un cerebro por un lado, y un pene por otro, a la hora de referirnos a las mujeres, y con esto lo que quiero decirte, es que en asuntos de hembras, somos todo pene, nuestro pensamiento sale de ahí, de la entrepierna, de ese órgano que tenemos entre las pelotas. Y aunque tú pene vive pegado a ti, también tiene vida propia, y no siempre lo puedes controlar según tu voluntad, es decir que en algunas ocasiones va por libre. ¿Qué sucede cuando ves una tía en pelotas, y el rabo se te pone palote? Te empalmas sin poder controlarlo, ahí tienes la prueba de su independencia. Para que lo entiendas mejor, es como si tú fueras España, y tu pene una Comunidad Autónoma, en especial alguna de las que está deseando ser independiente, aunque la Constitución se lo impide. Aunque el ejemplo no hay que tomarlo al pie de la letra, porque si tu pene se independizase por completo de ti, sería por algo traumático, es decir que te habrían capado convirtiéndote en un eunuco, excepto si tú hubieras decidido quitarte el péndulo para cambiar de sexo, eso ya es otra cosa bien distinta…
Manolín había escuchado con total atención la respuesta de su Maestro, con la boca cada vez más abierta y con una cara de tonto, que no se sabía si era porque no había entendido nada o porque la sorpresa que le había producido lo que acababan de decirle.
¡Ja, ja, ja…! El Maestro empezó a reírse, ¡pero hombre, Manolín, cómo es posible que seas tan ingenuo! Deduzco por tu silencio, y ya sabemos que el que calla, casi siempre otorga, es que te has tragado todo lo que te he contado sobre el pene, aunque si quieres saber la verdad, deberás averiguarlo por ti mismo cuando tu experiencia con las mujeres vaya llenando tu Hoja de Servicios de las relaciones sentimentales, y ahí podrás comprobar por ti mismo si con ellas vas a utilizar más el miembro que tienes en la entrepierna o el que posees encima de los hombros. Si eres inteligente sabrás cual has de elegir cuando las circunstancias de la vida así te lo exijan.
¡Gracias Maestro, creo que ya lo he entendido!, respondió Manolín convencido.
Aunque la conversación no finalizó ahí, ya que el viejo profesor, añadió:
Lo que si te digo Manolín, con la experiencia que me dan mis muchos años, es que si es cierto que tu pene con el paso del tiempo irá pareciéndose más a ti, aunque sería mejor decir, que será tú cara la que cada vez más se irá asemejando a tu miembro viril, y eso lo podrás comprobar cuando vayas cumpliendo años y te mires al espejo, verás tu pene sin necesidad de agacharte para verlo colgando flácido y patético al lado de los testículos, que antes eran duros, y con el tiempo se irán pareciendo más a unos calcetines estirados como si tuvieran canicas en su interior
Y otra vez a Manolín le quedó la misma cara atontada, sorprendido por la nueva revelación que su Maestro, le había revelado.
¡Ja, ja, ja…! Está vez el viejo, más que reírse, se descojonó de la ingenuidad de su alumno.