De tres en tres (9).
1.- Existen muchos
momentos en la vida, en que se nos presentan situaciones desconcertantes, que
nos impiden ver con claridad el camino más adecuado que hemos de seguir, y de
ahí, la importancia de contar siempre con el apoyo, consejo u orientación de
otras personas, que nos ayuden a encontrar la dirección más conveniente para
nuestros intereses, aunque siempre es mejor tener la capacidad suficiente, para
que las soluciones a nuestros problemas, salgan de nuestra propia inteligencia,
porque a veces uno, se puede encontrar completamente solo, y en esos momentos,
no puede esperar absolutamente nada del prójimo.
También es importante tener en cuenta, que hay ocasiones en las que no
falta conocimiento para tomar las decisiones correctas con arreglo a la
situación de cada momento, lo que ocurre, es que tenemos una ausencia total de
autoconfianza. Y por eso, hemos de corregir en la medida de lo posible este
aspecto y fiarnos más de nosotros mismos como guías del camino que hemos
elegido recorrer.
¡Es estupendo cuando te caes al suelo, tener alguien al lado que te pueda ayudar a levantarte, pero siempre mejor, si lo puedes hacer tú solo, sin ayuda de nadie!
2.- Hay ocasiones en la
vida que la fortuna cae de tu lado, y te encuentras cosas buenas, incluso
excelentes, y casi sin buscarlas (¡enhorabuena, te ha tocado el premio!, quizá
no sea el gordo que estabas
esperando, pero a nadie le amarga un
dulce.)
Por
desgracia, esto no es lo habitual, y el que quiere encontrar algo que merezca
la pena, tiene que buscar con insistencia, con fe y sin desanimarse nunca, pero
siempre con lógica, y no a cabezazos (aunque
los hay que tienen un tarro tan duro,
que incluso han derribado paredes, y además, sin casco, ¡ya les vale!)
No
hay que caer en la paranoia, de aquel que deja su jardín como un auténtico
queso gruyere, de tantos agujeros que
hace a base de pico y pala, excavando de forma compulsiva, buscando un cofre de
monedas de oro, que nunca aparece, ni lo hará en el futuro, salvo que el jardín
destrozado sea el del Pirata Barbarroja.
Sigamos pues buscando, pero con los pies en el suelo, y con el casco puesto, por si hay alguno que en un momento de incontenible cruce de cables, le da un violento arrebato y estrella el cráneo contra el ladrillo, cual delantero rematando un córner.
3.- En muchas ocasiones estamos deseando
escuchar a otras personas, tan solo, para recibir de ellas un halago sobre
nuestra imagen personal, del tipo, ¡qué
buen aspecto tienes o qué delgado estás!, sin embargo, cuando alguien nos
lo dice, no sabemos muy bien cómo reaccionar, incluso no produce cierta
vergüenza lo que oímos y tendemos a minimizarlo, o incluso, casi a disculparnos
por lo que nos han dicho. Y es que los seres humanos, somos así de raros, no
todos, por supuesto, aunque muchas veces, la rareza, es lo que nos distingue de
la vulgaridad, esa de:
¿Adónde vas Vicente? ¡Adónde va la gente!
Cuando
queremos estar solos, nos molesta cualquier tipo de compañía, y cuando en
determinados momentos y circunstancias, nos vendría bien estar acompañados, nos
encontramos más solos que Robinson Crusoe.
¡Así son las cosas, y mientras, la vida pasa, es lo que hay!