Zancadas (IV).
Y hoy es lunes de nuevo…
LUNES
Empiezo la semana, y pienso que he de
tomarme las cosas con calma, no quiero equivocarme, y que la precipitación me
haga coger atajos, que al final me acaben llevando al desastre.
MARTES
Hay días para olvidar, y hoy es uno
de ellos. Por eso, ahora que ha llegado la noche y me voy a meter en la cama,
siento que tengo la imperiosa necesidad de apagar la luz cuanto antes, ya que
mantenerla encendida, viene a ser como prolongar la duración de un mal día que
necesito olvidar cuanto antes.
MIÉRCOLES
Si ayer fue negro, hoy es todo lo
contrario. El blanco es el color del día. Pero esto dura, lo que dura. La
“Montaña Rusa”, es lo que tiene, un sube y baja permanente. Tengo muy claro que
el sol balsámico del verano acabará por enfriarse cuando se vaya agosto, y que
el viento fresco del otoño comenzará a soplar en septiembre, y al final también
sé, que el frío paralizante del invierno me helará los huesos y el espíritu, y
que luego volverá la primavera, y así…
JUEVES
Hoy he vuelto al campo, para
volver a recordar lo estimulante que es levantarse con el canto del gallo, y
agotarse durante todo el día, para luego dormirse con el canto de los grillos,
aunque he de reconocer que no siempre esto me resulta atractivo. Hay que
alternar unos días con otros, “entre col y col, una lechuga”.
VIERNES
He visto la tele, un poco nada
más. Los informativos se hacen en muchas ocasiones insoportables, cuando te das
cuenta de la permanente hostilidad que rezuma el mundo y como el tiempo
incansable, un día y otro, se comporta con crueldad con los más desfavorecidos
de siempre, destrozando día tras día sus sueños y traicionando de forma
permanente sus esperanzas. ¡Qué asco de planeta!
SÁBADO
Hoy no he salido de “copas”, aunque sea un día propicio para ello. He preferido quedarme en casa leyendo un buen libro. Además hace un frío ¡que te cagas!, y como la lectura estimula exageradamente mi imaginación, me he metido tan de lleno en la historia que he comenzado a leer, que tengo la sensación de estar envuelto por el aire de la noche, en el que se mezclan secretos inconfesables, crueldades de todo tipo, asesinatos sin resolver y una amplia gama de maldades, y aunque todo se encuentre dentro de una novela, nada hay que me sorprenda, pues la realidad en la que vivimos, supera con creces a la más imaginativa de las ficciones.
DOMINGO
He dormido bien, y me siento
muy relajado. Pienso que me gustaría detener a mi antojo la velocidad de las
cosas, y volver a ponerlas todas en movimiento, cuando el viento sople a mi
favor, algo que no es imposible, aunque hoy parece improbable.